Revista Moda
La utilización excesiva del popular programa de edición fotográfica sigue generando mucha controversia. No es un secreto que la industria de la moda retoca cada fotografía que sale a la luz pública. La mejora de parámetros como la iluminación, o la corrección de pequeñas imperfecciones como manchas o sombras es necesaria y casi obligatoria. Los anuncios deben resultar atractivos y atrayentes. Además, las cámaras de gran definición resaltan cada detalle, cada defecto e incluso distorsionan la realidad, ya que toda lente crea una pequeña deformación. Sin embargo, el sector, en su ansia de lograr la perfección ha ido un paso más allá, y ha creado un canon de belleza que dista mucho de ser real. Una piel más bronceada, una cintura excesivamente estrecha, unas piernas demasiado enclenques como para sostener un cuerpo sano... La belleza natural no tiene cabida. Incluso las mujeres más bellas se ven sometidas a estos retoques, retoques que en la mayor parte de las ocasiones exceden todos los límites de la lógica y en algunos casos incluso de la física, como ocurre en el último anuncio de Moschino en el que le han amputado una pierna a una de las modelos. Pero, ¿Se trata de un error que ha pasado inadvertido a todo un equipo de profesionales o de una ingeniosa maniobra publicitaria? Ante algo tan evidente como la desaparición de una extremidad me inclino a pensar que podría tratarse de la segunda opción. La firma habría abusado del Photoshop, consciente de lo polémico y viral que resulta, con el objetivo de situar su campaña en los medios y para gozar de una mayor repercusión a coste cero.