Para entrar se requiere un visado, cuyo pago ya incluye el transporte, guia, alojamiento, comidas... Este coste es elevado para la infraestructura que aún ofrece el país, sin embargo, merece la pena. Contratar el viaje a través de una agencia que ya incluya todo, ahorrará mucha burocracia ya que viajar por libre aún es complicado. Mi llegada al país fue tortuosa, pero eso será otro capítulo. Al encontrarme con mi guía pude constatar que, aunque supuestamente hablaba inglés, no iba a ser fácil entendernos. Las conversaciones que pudimos mantener, se limitaron a que, cuando él hablaba yo asentía y, cuando le preguntaba algo me contaba cualquier otra cosa. Nunca llegué a saber lo que me decía y creo que él tampoco supo que le preguntaba, esto me lleva a asegurar que es posible viajar sin entender el idioma local!. Reconozco que mi nivel de inglés no es una maravilla pero lo que él hablaba, se asemejaba más al finlandés. Sin embargo, esto es comprensible tratándose de un país que ha estado, hasta hace pocos años, aislado del resto del mundo. Es esa falta de comunicación con la población y la escasa información que se puede encontrar de este país, lo que hace que, incluso después de visitarlo, aún te queden muchos secretos por descubrir. Aún trato de buscar documentación sobre el país, y lo que encuentro se limita a los artículos que hablan de la felicidad interior bruta, la carta de presentación de Bhutan.
Buenos anfitriones: Desde Thimphu hasta Bumthang, Punakha y después a Paro, llegué recorriendo estrechas carreteras con múltiples curvas que rodeaban las montañas. En ocasiones, son muchas las horas de camino y cuando las necesidades fisiológicas no se hacen esperar en un país en el que no hay ningún restaurante de carretera donde poder parar, y cuando creías que el bosque era tu única solución, el guia se detiene en cualquier casa al azar para pedirle a sus dueños poder usar el baño. Estos me acompañaban al aseo que tenían en la parte trasera de la casa, una pequeña cabaña de paja con un agujero en el suelo, y aunque era sumamente precario, no dejaba de ser su letrina, que amablemente me dejaban usar. ¿Podemos imaginar algo así en un país como el nuestro?
Sus gentes
Destaco como imprescindible la visita del Dzong de Paro. Su imposible emplazamiento y su complicado acceso hacen de este monasterio toda una aventura. Increíble pensar que se puede acceder a él, sin embargo, es posible....
Aunque en su interior no esconde nada que lo haga especial, el hecho de estar suspendido en la escarpada montaña a muchos metros de altura, me hizo preguntarme como pudieron construirlo y como se pueden abastecer los monjes que lo habitan. Me parecía imposible llegar a su cima cuando lo vi a lo lejos, sin embargo, después de una hora de ascenso en burro por un camino de tierra y otra hora andando por el estrecho sendero pegado a la montaña, llegué a la meta. El último tramo de escaleras cinceladas en la montaña que suben y bajan rodeándola lo hace complicado, el vértigo solo te permite echar furtivas miradas para calcular la altura a la que te encuentras y lo espectacular del paisaje.
Todo el país está salpicado de Dzongs que hacen la doble función de sedes administrativas y monasterios. La población, en su mayoría, practica el budismo Mahayana, único país en el mundo que practica este tipo de budismo. Recorro muchos templos que en su interior están repletos de las deidades que ellos veneran. Cuando entran en muchos de estos templos, tienen que tirar unos dados y, según el resultado, les notificarán que les deparará el día; en caso de no ser satisfactorio el resultado existe la posibilidad de repetir la jugada, siempre haciendo otra donación por ella..., cuanto menos, es curioso!. Me fuí encontrando con un grupo de occidentales budistas que, al unísono y arrodillados o tumbados en el suelo, hacían unos rituales que, dado mi desconocimiento acerca de esta religión, no logré saber en que consistían. Aunque el país es muy seguro, observo que el guia siempre hace de guardaespaldas cuando tratába de escabullirme por las noches a callejear, imagino que era pura amabilidad...
Mi guia con niños de una aldea
A excepción del restaurante del hotel Uma Paro, la comida que nos ponían en los buffet de los diferentes hoteles del país se asemeja más a la de un centro de adelgazamiento que al de un restaurante en si mismo. Era escasa y a base de verduras con algo de carne y todo, con poca condimentación. Como el Yak es el animal por excelencia en Bhutan, tanto la leche, el yogourt o la mantequilla del desayuno, es de Yak. Esto lejos de ser una crítica lo apunto solo a modo de comentario ya que jamás me quejaré de la comida que en un país me ofrecen, tanto si es del gusto de mi paladar como si no, mientras esa sea la manera de alimentarse de su población parece justo que también sea la de los visitantes que pretenden conocerlo.Hoteles baratos en Bhutan
En algunas zonas el único hotel que existe es muy precario, no hay calefacción y la noche es fría, sólo una estufa de carbón que se apagará a media noche, una torre de pesadas mantas, y varios pijamas sobre el cuerpo, harán posible pasar la noche sin síntomas de congelación.
Hoteles caros en Bhutan
Mi recomendación: El hotel UMA PARO
http://www.uma.paro.como.bz/
Otros hoteles
http://www.amanresorts.com/amankora
Bhutan existe, descúbrelo !!!