Revista Psicología

¿Existe la depresión de Navidad?

Por Clotilde Sarrió Arnandis @Gestalt_VLC

La depresión de Navidad no aparece como tal en ninguno de los manuales que clasifican a las enfermedades mentales, sin embargo, en la práctica se constata con frecuencia un síndrome caracterizado por un estado de ánimo melancólico que surge en las fiestas navideñas, una época del año en la que se ha institucionalizado la obligación social de realizar esfuerzos de convivencia y manifestaciones de paz y amor que muchas veces se oponen a nuestros sentimientos y al tipo de relación que durante el resto del año mantenemos con quienes se espera que mostremos una afabilidad que para muchos resulta imposible, surgiendo un estado de frustración al tener que elegir entre dos sentimientos contradictorios como son la obligación social de someterse a unos convencionalismos y el rechazo a seguir las normas impuestas

Si a esto añadimos los inevitables recuerdos que surgen al evocar a seres muy queridos, que bien fallecieron o bien se encuentran lejos en la distancia (tanto física como otras distancias más difíciles de soslayar), con quienes es imposible compartir estas fechas. Al asociarse esta nostalgia con los sentimientos contradictorios antes mencionados, surge un caldo de cultivo idóneo para que aflore la depresión de Navidad, una entidad clínica que guarda gran similitud con la depresión verdadera y que, en individuos predispuestos (sobre todo quienes han sufrido depresiones previas) puede dar lugar a una auténtica depresión que cumpla los criterios diagnósticos para ser considerada como tal y, en consecuencia, ser tratada.

Los rasgos de personalidad que definen a cada individuo influyen en la aparición de esta depresión de Navidad, así como también la importancia que cada cual le confiera a estas fiestas (según sus creencias o su apego a la tradición) y su labilidad a responder con sentimentalismo a las campañas publicitarias dirigidas a excitar las fibras más sensibles de los destinatarios sin otro objetivo que fomentar el consumismo.

Síntomas y factores que concurren en la depresión de Navidad

La depresión de Navidad cumple con muchas (a veces todas) las características que definen a la depresión común, por ello, quien la padece, experimenta sentimientos de tristeza y melancolía asociada a una visión negativa de la realidad que contrasta con la alegría que encuentra a su alrededor y ante la cual se siente fuera de lugar.

Los factores que propician este sentimiento son

 

  • Nostalgia por la ausencia de seres queridos que crea una visión en túnel, negativa y monotemática, que impide participar de la fiesta al sentirse incapaces para valorar aquellas personas y situaciones gratificantes y placenteras que sí que se encuentran a su alcance.
  • Recuerdos de acontecimientos pasados negativos (tanto en Navidades anteriores como a lo largo del año) que ahora salen a relucir haciendo que el individuo considere desdichada su existencia. Se trata de un modo tóxico de rememorar el pasado, imposible de evitar para quienes se sienten prisionero de vivencias dañinas y no resueltas que repercuten en su presente.
  • Sentimientos de soledad y añoranza de quienes se encuentran físicamente lejos de su familia y no les es posible visitarlos en estas fechas. También en estos casos se crea una visión negativa en túnel que impide ver lo que de positivo y gratificante pueda estar al alcance de la mano de quienes sufren esta dolorosa soledad sin darse cuenta de que en su entorno hay personas y oportunidades (a pesar de la lejanía de su hogar y la soledad que puede experimentar un emigrante) que pueden proporcionarles momentos placenteros.
  • Desde una perspectiva socio-económico-cultural, destaquemos que el fomento del consumo (a través de la publicidad) predispone a que muchas personas se vean abocadas a una depresión como consecuencia del contraste entre el falso cliché de felicidad que se divulga en los medios y que nada tiene que ver con la realidad que ellos sufren, ya no sólo de tipo económico, sino de índole personal, existencial, laboral o de pareja entre otros muchos.

Caer en la trampa de comparar la propia realidad con los estereotipos que se nos imponen con afán consumista, supone un duro choque que aboca a una depresión a individuos predispuestos al comprobar como su vida no se parece en nada a lo que exhiben los reportajes de los informativos y los anuncios publicitarios. Circunstancias tristes como no poder comprar a sus hijos regalos puede promover sentimientos de autocrítica y de fracaso así como un rechazo al rol que el adulto desempeña en su unidad familiar.

¿Existe la depresión de Navidad?

Algunos pequeños trucos para evitar la depresión navideña

 

  • Como es seguro que, entre los recuerdos de tus seres queridos fallecidos vas a encontrar infinitos momentos gratos, así como Navidades junto a ellos que fueron felices, deberías probar a disfrutar de los recuerdos en lugar de atormentarte con ellos. También es productivo asumir que, pese a lo irremediable de su pérdida, esas remembranzas son sólo tuyas, te pertenecerán por siempre y podrás revivirlas con quienes tienes a tu alrededor y esperan de ti algo más que melancolía. No te atormentes con los recuerdos y rememora todo lo agradable de aquellos que se fueron pero permanecen vivos en tus sentimientos. Piensa en sus chistes, sus anécdotas y compártelas. No renuncies a revivir en tu mente unos tiempos que fueron felices ya que, mantenerlos vivos te conferirá un alivio que redundará en tu bienestar personal y en el de aquellos a quienes quieres.
  • No te encierres en un caparazón de nostalgia. Habla con los tuyos, exprésales libremente tus sentimientos y no sólo los agradables sino también los que te atormentan (familiares que están lejos, aquellos con quienes una discusión os ha distanciado, cualquier tipo de problema que te impida ser feliz). Verbalizar tu sufrimiento permitirá romper ese circulo vicioso que rumía en tu mente. Si compartes tus fantasmas, tal vez alguien de tu entorno pueda ayudarte a reestructurar de un modo distinto esos recuerdos, así como contemplarlos desde una nueva perspectiva mas saludable para tu bienestar.
  • Intenta aceptar tu realidad tal cual es porque, si eres capaz de hacerlo, más que conformismo por esa aceptación lo que conseguirás será activar los mecanismos resolutivos que estén en tus manos para modificar la realidad que te atormenta y hacerlo en un sentido mas beneficioso para todos.
  • En cualquier caso, en tu esfuerzo por ser feliz, no intentes hacer más de lo que seas capaz de llevar a cabo, pues si fuerzas el mecanismo de tus recursos añadirás un agotamiento psíquico que se sumará y agravará el malestar de tu melancolía.
  • Recuerda que la Navidad sólo es una fecha más en el calendario y que cada cual confiere a esos días un significado distinto mediatizado por la educación que ha recibido en la infancia, las constumbres que imperan en nuestro ámbito relacional y la presión social a la que todos estamos sometidos. Intenta no darle a esta fiesta más importancia de la que en tu fuero interno sientas y considera que es sólo tu voluntad y tu raciocinio quien deberá decidir si participas o no en ella.
  • Considera igualmente que no todo es pernicioso en los momentos bajos, pues estas situaciones pueden ser provechosas para estar consigo mismo y relajarte. Si consigues hacerlo sin atormentarte, es posible que salgas del trance con energías renovadas.
  • Suele también ser útil plantearse la propia situación como si la estuviéramos viendo desde fuera, algo así como convertirnos en unos meros espectadores de nuestra propia realidad. Intenta entonces analizar y valorar lo que de positivo y negativo hay en la situación que te angustia, e intentan no caer en la trampa de focalizar la atención sólo en los aspectos que mas daño te hacen.
  • Se hábil y no te dejes influenciar ni engañar por las tretas de los publicistas que, con el único objetivo de fomentar el consumo y vaciar tus bolsillos, te presentarán una vida irreal cuando la única auténtica y tangible sobre la que puedes ejercer control es la tuya y no otra.
  • Si te sientes incapaz de resolver la situación por ti mismo, no dudes, ni retrases el momento, de acudir a un profesional que con una psicoterapia adecuada te ayude a superar el trance.

Clotilde Sarrió - Terapia Gestalt Valencia Alberto Soler Montagud - Psiquiatria Privada

¿Existe la depresión de Navidad?
Este artículo está escrito por Clotilde Sarrió Arnandis y se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España .

Imágenes: Clotilde Sarrió


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