Revista Psicología

¿Existe misoginia entre las mujeres?

Por Mundotlp @MundoTLP
¿Existe misoginia entre las mujeres?
Seguramente, las mujeres de un generación determinada hayan escuchado en sus hogares frases del tipo: “Me molesta mucho servir a otra mujer”, “mientras haya mujeres, ningún hombre hará nada en esta casa” o “ ¿cómo puede estar ella tan tranquila sentada mientras él está limpiando?”. Palabras destinadas a crear incomodidad, avergonzar e intentar controlar una situación que se les escapa de las manos.Aunque suene paradójico, existen mujeres tan misóginas como el más radical de los hombres. Son más comunes de lo que pensamos, y en este artículo vamos a intentar explicar por qué sienten ese aparente desprecio hacia las personas de su mismo sexo.Las mujeres que desarrollan esta actitud, normalmente lo hacen porque han sido educadas dentro de una familia donde se cree en la superioridad masculina y en la sumisión femenina. Desde pequeñas han visto cómo debían comportarse las féminas, qué tipo de ropa era la adecuada, o qué les era prohibido para evitar ser criticadas socialmente. Las mujeres educadas así, terminan teniendo tan interiorizadas esas enseñanzas, que creen férreamente que es lo correcto para que el sistema funcione y ellas sean aceptadas.

¿Qué actitudes delatan misoginia en las mujeres?

Las mujeres sometidas y convencidas de que la educación machista es la correcta, suelen reaccionar con agresividad pasiva ante el resto de las mujeres que la cuestionan y combaten. Por esta razón, no es raro que tengan actitudes como las siguientes:Critican la vida sexual de la mujer. Consideran que si un hombre alterna con muchas féminas es todo un galán. Sin embargo, si es ella la que mantiene una vida sexual activa y con diferentes hombres, la historia cambia y se convierte en una promiscua o en una mujer de dudosa reputación. Es tratada con desprecio y ejercen presión sobre ella para intentar que cambie. Si no lo consiguen, será excluidadel grupo social. Necesitan que su comportamiento tenga un castigo para que sirva de ejemplo al resto.Desaprueban que las mujeres rechacen el matrimonio y la maternidad. Según una parte de la sociedad, la gran misión de la mujer en la vida es casarse y sobre todo tener hijos. Cuando una mujer decide no hacer ninguna de estas dos cosas, la presión de su entorno suele ser enorme. Es muy normal que un hombre en las mismas circunstancias sea considerado un soltero de oro, mientras que a ellas se les llame despectivamente solteronas.Miran mal a las mujeres que dan un peso mayor a su profesión que a crear una familia. Algunas lo consideran incluso antinatural.

Pero…¿es desprecio o envidia?

Sin duda, muchas mujeres consideran que la maternidad y la entrega a la familia sin pensar en ellas mismas, es el camino correcto y único para el género femenino. Pero otras tantas, siguen este camino porque es lo que hace la mayoría, se dejan llevar y no se plantean otras vías que seguir aunque se sientan insatisfechas. En muchas ocasiones, esa crítica destructiva hacia otras mujeres se produce desde la frustración. Ver en los demás la vida que hubieras deseado y no te has atrevido a llevar a cabo, es duro e incluso doloroso.Las mujeres con este tipo de conflictos no desean hacerse preguntas, ni resolver dudas. Necesitan creer que su decisión ha sido la adecuada y la que siempre desearon. Por esta razón, cuando tienen en su círculo más cercano a una fémina cuya vida va más allá de casarse y tener hijos se la critica. También suelen menospreciarla e incluso ridiculiza como mecanismo de defensa.

Una educación igualitaria

Este tipo de misoginia podría erradicarse si las familias educasen a los hijos desde la igualdad en sus hogares. Enseñarles que tienen las mismas oportunidades, obligaciones y derechos. Los niños son auténticas “esponjas”, y como todos sabemos, imitan aquello que observan en sus padres o adultos de referencia. Si en casa es mamá quien hace las tareas domésticas, y en las reuniones familiares los hombres permanecen sentados mientras las mujeres les sirven, lo normal es que las niñas sigan el rol de ellas y los niños el de ellos. Además, no es extraño que a las niñas se les anime a imitar estos comportamientos e incluso se les regañe si se rebelan y no desean hacerlo. Con el tema de los juguetes es también muy normal que haya diferencias. Seguramente alguna vez habrá presenciado cómo un padre regaña a su hijo por jugar con muñecas o a su hija por comportarse como un “chicazo” cuando prefiere el fútbol a las cocinitas.Para educar en la igualdad es necesario creer en ella, algo que lamentablemente aún no sucede en nuestra sociedad.FUENTE: gabinetedepsicologia
http://elmundotlp.blogspot.com/es

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