Como ahora soy un hombre presuntamente libre (un empresario individual, según la jerga jurídica de la Agencia Tributaria, aunque sigo vistiendo como un becario gregario), me puedo permitir pequeños lujos que me estaban vetados cuando pertenecía a la redacción de un medio de comunicación. Entre ellos, escribir a la defensora del lector de El País. La de veces que me he quedado con las ganas de enviar una de esas cartas tan polite, tan british y tan engoladas. Ahora me he dado el gustazo. No sé si me harán caso (probablemente, no), pero el placer de sentirme un lector ofendido ya no me lo quita nadie. Aquí os dejo lo que le acabo de enviar a Milagros Pérez Oliva, defensora del lector de El País:
Estimada Milagros:
Quizá le escriba un poco tarde, pues han pasado unos días desde su publicación, pero confío en que tome en consideración mi sugerencia. El 27 de septiembre de 2010, El País publicó un estupendo reportaje titulado “El sur se escribe con eñe” (aquí, en la versión digital), que daba cuenta de un grupo emergente de autores africanos que escriben en castellano y que protagonizaron parte de la programación del Hay Festival de Segovia. Nada que objetar al contenido del texto, que me pareció un ejercicio de excelente periodismo cultural, divulgando al lector común claves que sólo están al alcance del especialista.
Mi crítica va dirigida al responsable o a los responsables que decidieron incluir esta pieza en la subsección “Tendencias”, segregada del bloque general de la sección de Cultura, sin que en el texto se justifique esta adscripción. El contenido -un reportaje sobre escritores redactado a propósito de un gran festival literario- es propio de la sección de Cultura. Es más, el tono y el fondo del artículo insisten en la idea de que los autores africanos luchan por alcanzar una “normalidad” en el panorama literario hispánico y quieren sacudirse la etiqueta “exótica”. ¿Por qué no, en aras de ese deseo, evidentemente compartido por el autor de la pieza, ha aparecido con “normalidad” en las páginas culturales, en lugar de en las “exóticas” de Tendencias?
Le incluyo dos extractos representativos del texto: “A partir del 5 de octubre, se celebrará un congreso cuyo título va dejando de ser un exotismo: África y escrituras periféricas en español”. “La recepción en España es el gran problema de unos escritores cuya primera aspiración es ser vistos para poder ser leídos”. Es obvia la comprensible alineación del periodista con las aspiraciones de estos autores, que parece que no ha sido compartida por sus jefes.
Desde mi punto de vista, la adscripción del texto a la sección Tendencias invalida el loable propósito divulgativo del artículo, ya que trata a estos escritores como productos no literarios, indignos de aparecer en las páginas culturales en pie de igualdad con sus colegas europeos. Es algo más que una cuestión de elegancia y resiente gravemente la credibilidad de una parte del periódico, ya que algunos lectores nos preguntamos qué procesos internos de la redacción han conducido a relegar un contenido puramente cultural a las esquinas de lo exótico, y no quisiéramos hacer elucubraciones perversas y fuera de lugar sobre el color de la piel de los protagonistas del reportaje.
Sin otro particular, le agradezco su interés y quedo a su disposición.