Revista Cultura y Ocio

Expedición a Sicilia

Por Enrique @asurza

La expedición a Sicilia se inició en el año 415 a.C. y culminó el 413 a.C. La compleja situación creada tras la Paz de Nicias llevó al poder a Alcibíades, personaje de una controvertida personalidad, que sedujo a los atenienses y fue elegido Estratega en 420, firmando con Argos. Mantinea y Élide la llamada Cuádruple Alianza que debía durar cien años, alarmando con ello a corintios y espartanos y llevándole a una política abusiva contra Esparta que desembocó en nuevos conflictos en Mantinea y Melos, que sufrió el rigor ateniense y embarcó a Atenas en la desastrosa expedición a Sicilia (415-413 a.C.)

La expedición a Sicilia (415-413 a.C.)

Causas y planteamientos

Tras el Congreso de Cela, celebrado en el año 424, se acordó la paz en Sicilia, pero existía una gran agitación entre sus ciudades, provocado en gran medida por el miedo a la primacía alcanzada por Siracusa.
Tucídides dedica los libros VI y Vil de su Historia de la Guerrá del Peloponeso a esta famosa expedición. Su opinión es que el fracaso se debió a un error de planteamiento inicial, pero quedó frustrada por los acontecimientos y fallos posteriores.
La dirección de la expedición se confió a tres Estrategas con poderes extraordinarios: Alcibiades, Nicias y Lámaco, realizándose un gran esfuerzo humano y económico para dotar a la flota con el contingente ateniense y con los refuerzos de los aliados con los que se unirían en Córcira.
Según Tucídides se reclutaron "cuatro mil hoplitas, trescientos jinetes y cien trirremes atenienses, además de cincuenta trirremes de Lesbos y Quios y otros muchos aliados" . El poder total militar enviado para la expedición era de 5.100 hoplitas más 1.500 de infantería ligera, además de 260 naves.
Los gastos de la expedición superaron los 3.500 talentos, por lo que además de contar con la cantidad recogida del pago de los Foros hubo que tomar parte de sus reservas.
Cuando estaban ya avanzados los preparativos para esta gran empresa, sucedió unos acontecimientos calificados de sacrilegios que conmovieron a los atenienses: la mutilación de los Hermes y las parodias de los Misterios de Eléusis, atribuidos a Alcibíades y sus amigos.
Alcibíades fue incluido entre los culpables de los hechos, posiblemente debido a las intrigas de sus enemigos, que, sin embargo, no lograron que fuese juzgado antes de su partida a Sicilia, aunque posiblemente hubiera sido absuelto y el juicio quedó aplazado hasta la vuelta de la expedición.

Primeros problemas y la huida de Aicibíades

La diferencia de opinión en el plan estratégico a seguir entre los tres generales, junto con la orden a Alcibíades de regresar a Atenas, acusado de nuevo de sacrilegio por la mutilación de los Hermes, entorpecieron y retrasaron las maniobras militares aliadas y provocó la huida de Alcibíades, que se refugió en Esparta, bajo protección del rey Agis.
En el año 414 a.C., los atenienses habían logrado hacerse fuertes frente a Siracusa: Tomaron la altiplanicie de las Epípolas y gran parte de la bahía de Siracusa, bloqueando la entrada de su Gran Puerto.
Los espartanos, aconsejados por Alcibíades, enviaron al Estratega Gilipo en ayuda a Siracusa, liberándola del bloqueo. La actuación de Gilipo y la llegada de la ayuda corintia, alarmaron a los Estrategas atenienses, que pidieron refuerzos a Atenas, desencadenándose de nuevo la guerra.

Alcibíades en Esparta

Por consejo de Alcibíades, Agis de Esparta inició la invasión del Ática en la primavera del 413 a.C., tomando Decelia, que fortificaron, incomunicando así el Ática por tierra y dando lugar a que la segunda parte de la Guerra de Decelia.

Situación en Atenas

La situación de Atenas se hizo entonces muy conflictiva pues tenían que mantener dos frentes, uno en su propio territorio y otro en Sicilia. Aún se intentó un nuevo esfuerzo enviando a Demóstenes y Eurimedonte a Sicilia.
El ejército ateniense fue alcanzado y aniquilado. Sus Estrategas, Nicias y Demóstenes, ejecutados, su flota destruida y sus guerreros muertos. Los pocos supervivientes acabaron sus días como esclavos en las canteras siracusanas.
La magnitud del desastre en Sicilia está expresada en los últimos párrafos del libro VIl de Tucídides:


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