Lo siento, solo se permite la entrada a los más buscados por el FBI. – Fox Mulder.
10 de septiembre de 1993. Estados Unidos. El show creado por el guionista Chris Carter vio la luz, marcando un antes y un después en la historia de la televisión. El estreno de Expediente X fue la carta de presentación de una serie de ciencia ficción y misterios sobrenaturales que serviría de influencia, en mayor o menor medida, a muchas series posteriores: desde Buffy, la cazavampiros hasta Fringe, pasando por Los 4400, Perdidos, Torchwood o Sobrenatural, por citar algunos casos. Los extraños enigmas que planteaba, la paranoia de la conspiración y la legendaria química entre sus protagonistas fueron las grandes bases de esta serie que se alargó nueve temporadas en televisión y dos películas.
La segunda de estas películas estrenó en 2008 con una premisa poco afortunada. I want to Believe (título original de la cinta, que en España se tradujo por alguna extraña razón como Creer es la Clave) recuperaba a Mulder y Scully años después del fin de la serie para involucrarlos en un caso que bien podría haberse resuelto en uno de los clásicos capítulos autoconclusivos que predominaban en la pequeña pantalla. Probablemente, éste fue el mayor motivo del fracaso del film, lo que impidió la producción de una tercera cinta y la continuación de la historia.
He vuelto de entre los muertos para seguir a tu lado. – Fox Mulder
Afortunadamente, la editorial estadounidense IDW ha recuperado a los famosos agentes federales para seguir ahondando en el relato. Así, la semana pasada se publicó en Estados Unidos el primer cómic de la décima temporada de Expediente X. No es la primera vez que este show es trasladado al cómic, pero en las anteriores ocasiones las historias que contaban se situaban en algún momento del pasado, siendo más un simple fanservice que un auténtico trabajo que desarrollase la trama, algo que sí que parece plantear la nueva colección. Tampoco es la primera vez que una serie de televisión realiza un ejercicio de este tipo: Smallville, Buffy y Angel también continúan sus aventuras en viñetas.
La gran virtud del primer número de esta colección es que desde el principio el lector tiene la sensación de haber regresado (¡por fin!) al universo de Expediente X. Una pequeña escena introductoria sirve como gancho, emulando el mismo tipo de escenas que había en la serie, y después, una viñeta en negro con el logotipo de la serie y el lector (antes espectador) ya está escuchando la famosa sintonía de Mark Snow en su cabeza. A continuación, se presenta la actual situación de sus protagonistas, pero sin perder mucho el tiempo: el misterio que da lugar a la trama es introducido enseguida y sigue avanzando. Los personajes son reconocibles, no solo por los dibujos de Michael Walsh (que sin ser excelentes, son bastante acertados en general), sino sobre todo por su actitud y sus diálogos. Es algo que hay que aplaudir puesto que el guionista, Joe Harris, aunque tiene experiencia en el medio del cómic, no había trabajado anteriormente con Mulder y Scully y, pese a ello, parece haberlos captado muy bien. Por cierto, que en un momento hay una frase que parece insinuar que los agentes Doggett y Reyes también podrían aparecer, y de hecho, por las características del caso bien podría ser así.
Quiero creer.
Es cierto que Harris podría haber contado más cosas en este primer número, pero Expediente X nunca se ha caracterizado por un ritmo especialmente rápido. Se toma las cosas con calma, pero no se duerme en los laureles. El primer arco argumental se titula Believers (Creyentes) y consta de un total de cinco números, por lo que en cinco meses tendremos una idea más acertada de lo que este equipo creativo puede dar de sí. Por suerte, junto a ellos Chris Carter ejerce como productor ejecutivo, dando así cohesión a la historia con el relato original, en un papel similar al que desempeña Joss Whedon en las colecciones del buffyverso (aunque Whedon sí que realiza algunos guiones, a diferencia de lo que planea hacer Carter, al menos en principio). Confiemos en que todo siga por buen camino.