Revista Opinión

Experiencia Metro

Publicado el 11 agosto 2014 por Purasvitae @PurasVitae
6:10am y la estación del Metro – la que quieran – ya se encuentran con un elevado número de personas, parece que hay más gente bajo tierra que en la calle buscando carrito. Te ahorras la primera cola porque ya tienes tu ticket multiuso pero sabes que ya empieza el mal rato, para cada acceso de los vagones hay unas pseudo colas de 10 a 15 personas por lado. Aparte de estos hay unos 5 o más, que están merodeando la abertura de las dos colas, esperando que llegue el tren, abra la puerta, prender la mocha y pa dentro. No importa si el saldo implica algún anciano herido o una mentada de madre de alguno que recibió el embate del vivo de turno. Primer tren y el intento de entrar es fallido, ya el tren viene full y fueron pocos los que se bajaron, dejando chance a que entraran dos personas de lado y el vivo.

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(Fuente: http://confirmado.com.ve/)

Segundo intento con la tensión propia de quienes se cruzan la mirada mentando madre: El que está haciendo su cola para ingresar y el que busca ante el desorden meterse con todo. El metro estacionado no abre, el mal humor se vuelve perfume, las puteadas canciones. Abre y sin que salga la gente se meten por lo menos 10, uno incluido. Uno que se iba a bajar y no pudo desata su ira con la típica frase: Este país de mierda, ¿qué coño e madre nos pasa? Parecemos animalitos no joda, por eso este gobierno nos lo clavó, porque somos bruticos. Alguno intenta recriminar pero el silencio vuelve a surgir entre audífonos, respiraciones y conversaciones de fondo.

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(Fuente: http://www.planetaurbe.com/)

Son 8 estaciones y durante el viaje, ante cada estación, se evidencia la batalla de los que se quieren bajar contra los que se quieren montar y los que defienden su posición. Gente pidiendo real o gente ofreciendo cualquier cosa, algún atracador tumbando celulares, carteras y bolsos. Todo un país reducido a su mínima expresión. Llegado a Plaza Venezuela, hay que respirar hondo y tomar fuerza. Un envión y pa fuera, saldo: Reloj robado, celular dañado, audífonos perdidos y a lo que menos le paramos: dos tercera edad con heridas, una mujer y su bebe llorando por los golpes recibidos y tres asaltados.

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(Fuente: http://notitweet-sucesos.blogspot.com/)

El de la tarde es similar, con la diferencia que ya se tiene un día acuestas, que es parecido a estar recién levantado a eso de las 4 o 5 o antes para llegar a la estación. Algunos buscan opciones en sus lugares de trabajo para esperar que pase el tiempo, otros se aventuran a la mini guerra mundial que se vive en cada estación del metro, maximizándose en las horas picos.

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Subte Buenos Aires (Fuente: http://m24digital.com/)

Vale decir que en buena parte de las grandes ciudades y/o capitales del mundo el metro, subte, underground, subway y afines, son transportes masivos que han permitido reducir a poco tiempo el traslado en diversos puntos de estas grandes urbes. Comportamientos como el nuestro se ven reflejados en otros países, pero hay un poco más de respeto, hay un poco más de esa ciudadanía que perdimos.

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(Fuente: https://fbcdn-sphotos-a-a.akamaihd.net/)

Con poco más de 30 años el Metro de Caracas es el principal transporte público de la capital y probablemente de todo el país. Mientras la ciudad, y el país, fue creciendo con el pasar de los años, el crecimiento de este medio ha sido más lento y ello ha repercutido en experiencias como la anterior, es decir que a la hora de viajar a las horas picos es lo más parecido a entregar el cuerpo – y a veces el alma – a un mar de pasiones, incomodidad, malestar y toda sensación desagradable cuando en un espacio de 2 metemos 10.

Experiencia Metro

(Fuente: http://files.encarrera.webnode.com.ve/)

En 1983, cuando empezó el Metro con la Línea 1 se trasladaron enaquel año 55.510.381 personas en un país con una población de poco más de 16 millones de personas. En el año 2007 (Primer año completo de la situación actual), funcionando las Líneas 1, 2, 3 y 4 se trasladaron 481.227.854 personas en un país con más de 25 millones de personas. En casi 25 años el Metro creció a 4 líneas – además del servicio de Metrobus, están construyendo la 5 y en planes otras además de conexiones con la Gran Caracas - también creció de 12,3 kilómetros en 1983 a 66,3 kilómetros en 2007 (Para 2013 alcanzó los 122 kilómetros).Más allá de estos datos históricos, la experiencia de montarse en el Metro se convirtió en una pastosa necesidad, una batalla física que viven millones de personas para poder trasladarse de sus hogares a sus laburos y viceversa. Por ejemplo, en 2009, cuando se trasladaron en aquel año 484.614.454, en promedio diariamente lo hacían 1.327.711 eso contando los fines de semana que se reduce sensiblemente la cantidad de personas que usan este medio de transporte.

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(Fuente: http://www.reportero24.com/)

Fuera los datos y tecnicismos, el Metro se quedó pequeño y nos permite observar de primera mano cómo somos los venezolanos bajo presión y bajo condiciones aún peores que las que vivimos en esta revolución de asesinatos, muerte y escasez. El que lo vive a diario, se acostumbró y aunque reconoce que aquello es una experiencia en extremo desagradable, asume el clásico conformismo venezolano: Bueno esto es lo que hay…

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(Fuente: http://cdn.eluniversal.com/)

La experiencia como tal tiene muchas variantes, aderezada con el notable crecimiento de la inseguridad que aflora en la superficie. Si antes las personas tenían que batallar cuerpo a cuerpo, cuidando las pertenencias que llevaba en mano o al hombro, ahora tiene que aumentar su vigilancia porque grupos de personas montan operativos para asaltar a cuanto incauto o distraído pase por ahí. Hay que reconocerle al Metro que los vagones que ha incorporado tienen más espacio para las personas que van de pie, por lo que entran más personas, pero igual el Metro se quedó pequeño.

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(Fuente: http://www.elpropio.com/)

La Venezuela de hoy se vive en unos pocos metros, mientras los caraqueños deambulan de Propatria hasta Palo Verde. Empujones, malas caras, amenazas verbales, insultos y todo gesto negativo que nos desnuda como una sociedad que es cualquier cosa menos sociedad. Los venezolanos tenemos un terrible problema a la hora de juntarnos, carecemos de todo entendimiento del sentido común, privilegiamos nuestra situación ante la posibilidad de que más salgamos beneficiados y si nos sentimos amenazados procuraremos dar los coñazos respectivos.

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(Fuente: https://i.ytimg.com/)

El Metro es la cola agazapada a los coñazos. Es juntar al ganado y meterlo en un espacio reducido para que afloren sus peores prácticas: Si me jodes, te jodo! Insisto, el que lo vive a diario está tan acostumbrado que aquello es algo más de la tragedia de vivir en un país que ya no es país. En cambio el que le toca la experiencia de cuando en cuando, se asoma al abismo entre el país que somos y el país que creemos que somos.

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(Fuente: http://diariocontraste.com/)

Más allá del guaguancó que tenemos los venezolanos para compartir, para darnos una mano, para ser chéveres (o cheverito), estos gestos puros y humanos se reducen a situaciones en las que nuestra realidad no se ve afectada. Algo así como te ayudo porque no pierdo nada, te doy algo porque no me importa, toma mi lugar porque no me sirve. En cambio cuando algo nuestro se puede ver afectado, damos la espalda, callamos y si podemos empeorar la situación, mistolin.

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(Fuente: http://diariocontraste.com/)

La Experiencia Metro es una demostración más que estamos muy lejos del país ideal, muy lejos del país que muchos soñamos, tan lejos como la distancia de todos los que se fueron y peor, de aquellos que murieron. Tendríamos que incorporar en los pensum de estudios colegiales y universitarios dos materias fundamentales: Sentido Común y Buen Servicio. Ambos escasean más que la mayoría de los alimentos que abandonaron los anaqueles venezolanos.

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(Fuente: http://ovario2.com/)

El servicio es un tema que ni tocarlo. Tuve un profesor en el IESA que defiende que los venezolanos, a pesar de la mala imagen, proveemos buen servicio y lamento diferir con él. Los venezolanos muy a pesar del guaguancó y de la felicidad con la que vivimos todos, estamos lejos de dar buen servicio y un ejemplo es el Metro.

Me despido porque llamaron al Supervisor. Nos vemos pronto.

(Los datos utilizados en este texto provienen de una presentación publicada en internet del Metro de Caracas, una gráfica del portal http://haiman.com.ve/y una gráfica de población de la Universidad de Los Andes) 

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