Casi se me para el corazón. Me informa la agencia de viaje que AeroMexico acaba de cancelar mi vuelo de regreso a España. Así sin más. Si no hubiera sido por la agencia ni siquiera me hubiera enterado.
¿La razón? Cómo no utilicé el trayecto de Cancún a Ciudad de Mexico dieron por hecho que no iba a volar tampoco a Madrid - ¡cuatro días más tarde! Pensaba que se trataba de un error. Entiendo que se cancele un vuelo cuando pierdes la conexión ya que no será posible que embarques. Pero en mi caso había cuatro días de diferencia - tiempo suficiente para que llegue al aeropuerto.
Después del primer susto decidí contactar con AeroMexico para aclarar la confusión y confirmar mi reserva.
Me informaron amablemente que por supuesto podían confirmar la reserva, por un coste adicional de aproximadamente US$2700 - $50 para cambiar (?) el billete y el restante por el diferencial de precio entre cuando compré el vuelo y el precio de hoy.
Dicho de otro modo, AeroMexico pretendía que yo pagara unos 51.000 pesos mexicanos para poder embarcar en el mismo vuelo que había comprado y pagado hace un mes - y para el cual aún quedaban 4 días para que se se realizara.
Volando a medias: un vuelo perdido - varios retrasados
Con el corazón en la mano fui al aeropuerto para embarcar en mi vuelo a Guadalajara. No iba a dejar que esta experiencia me estropeara la gira por Mexico. Nuevamente me tocaba AeroMexico. No me cancelaron el vuelo, pero sí tuve un retraso de dos horas - las dos horas de rigor que también perdí en Barcelona cuando inicié el viaje. Mi confianza en la aerolínea se estaba desmoronando como los templos mayas abandonadas tras la conquista española.
Mientras tanto, mi agencia seguía negociando con AeroMexico para recuperar el vuelo cancelado - sin éxito. El argumento era que sera imposible que yo pudiera hacer la conexión en CDMX si no había tomado el primer vuelo. Que faltaban 4 días para este segundo vuelo era un detalle sin importancia para AeroMexico.
Si no quería volver a casa tenía que comprar un nuevo vuelo.
Lección aprendida: más planificación, menos sentido común
Fue lo que hice. Reservé la vuelta con Avianca, añadiendo a AeroMexico a mi lista de "empresas a evitar". Quizás mi lógica y su lógica simplemente funciona diferente, pero prefiero no recordar este incidente en futuros viajes y optar por otras aerolíneas.
Fue interesante observarme a mi misma durante estas horas de incertidumbre. Pasé de susto a incredulidad a rabia y finalmente a la aceptación. La situación está fuera de mi control. No hay nada que pueda hacer para que cambien su política - y menos cuando de esta manera AeroMexico consigue revender mi asiento ya pagado a otra persona por un precio más elevado.
Si me quedo con el rencor la única perjudicada seré yo, y quizás mi entorno que tendría que sufrir con mi mal humor. Así que decidí tomármelo como un aprendizaje - para futuros viajes y para la vida en general.
Para futuros viajes ahora sé que los vuelos son sagrados y no se pueden tocar.
Para la vida en general he aprendido que el sentido común no es muy común. Es mejor comunicar y volver a comunicar cualquier idea de cambio de planes que tenga, por si acaso. Eso vale para aerolíneas, compañeros de trabajo, familiares y amigos.
PD: Quiero agradecer a Egencia, la agencia de viaje que me avisó de los cambios y hizo todo lo que estaba en su poder para asegurar que pueda volver a casa.