El 5 de marzo 2010 la edición de la revista Science, Un comité internacional de 41 expertos en geología, paleontología y otras campos relacionados, tras una revisión exhaustiva de los datos, declaró el final de la controversia de 30 años por averiguar qué desencadenó la extinción de los dinosaurios: un asteroide o volcanes. El comité falló a favor de la teoría del asteroide, propuesta en 1980 por uno de los más grandes científicos del Laboratorio de Berkeley, el fallecido premio Nobel, Luis Alvarez, y su hijo Walter Álvarez, geólogo de la Universidad Central de Berkeley.
Tras una larga controversia un comité científico multidisciplinar ha determinado que la hipótesis del impacto asteroidal para la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años es correcta
La teoría sostiene que un asteroide del tamaño de San Francisco, viajando más rápido que una bala, se estrelló contra la Tierra hace 65 millones de años. El impacto provocó una explosión destructora miles de veces más poderosa que la potencia combinado de todas las armas nucleares del mundo, provocando terremotos de magnitud 11 y extensos tsunamis, y sumiendo el mundo durante años en tinieblas por una espesa capa de polvo que bloqueaba la luz solar. Este cataclismo puso fin al reinado de los dinosaurios y abrió la puerta para la ascensión de los mamíferos. El informe del comité en Science y su repercusión en los medios de comunicación, nos ofrece una buena oportunidad para echar un vistazo mirada retrospectivo sobre cómo surgió la teoría de Alvarez del asteroide.
La anomalía de Iridio
La historia comienza en 1977 en Gubbio, Italia, un pequeño pueblo a mitad de camino entre Roma y Florencia, donde el geólogo Walter Álvarez estaba recogiendo muestras de roca caliza para un estudio de paleomagnetismo. La roca caliza de Gubbio, que una vez estuvo por debajo del mar, ofrece un registro geológico completo del final del período Cretáceo y el inicio del período terciario. Este lapso de tiempo se refiere a veces como "la Gran Mortandad" debido a que se produjo una extinción masiva que barrió el 75% de todas las especies de vida en nuestro planeta, incluyendo también a los dinosaurios, la mayoría de los tipos de plantas y muchos tipos de organismos microscópicos. Walter Álvarez descubrió que existía un límite claro entre la piedra caliza de los dos períodos con una fina capa de arcilla roja. Inmediatamente por debajo de este límite de arcilla, la caliza del Cretáceo estaba densamente poblada, con una amplia mezcla de fósiles de diminutas criaturas marinas llamadas foraminíferos. Sin embargo, por encima de la capa de arcilla, en las calizas terciarias, sólo podían verse fósiles de una sola especie de foraminíferos. La capa de arcilla en sí no contenía nungún fósil de foraminíferos.
Luis (izquierda) y Walter Álvarez en el límite KT en Gubbio, Italia 1981 (Foto de los archivos del Laboratorio de Berkeley)
Walter, llevó muestras del hallazgo de Gubbio a Berkeley y se las mostró a su padre, ganador del Premio Nobel de Física en 1968 por sus contribuciones a la física de partículas elementales. Incluso un Premio Nobel no hace justicia a toda la dimensión de la asombrosa carrera de Luis Álvarez, que murió de cáncer en 1988 a la edad de 77.
Además de su desarrollo de la cámara de burbuja "sucia" y de un acelerador lineal de protones que sirvió como prototipo para los "linacs" actuales, dijo Luis Alvarez inventó el radar de control de tierra, utilizado por el control de tráfico aéreo los sistemas de hoy en día. Álvarez voló como un observador científico en un avión que acompañaba al Enola Gay, cuando la bomba atómica "Little Boy" fue lanzada sobre Hiroshima, también diseñó el complejo detonador para la "bomba Fat Man" de plutonio. Fue codescubridor del tritio y del "efecto Oeste-Este" en los rayos cósmicos, y más adelante utilizó los rayos cósmicos para buscar cámaras ocultas dentro de la pirámide de Kefrén en Egipto.
Continuará...
Publicado en Odisea cósmica¡Suscríbete Ya!