Revista Arte
Exposición de Antonio López. Agotadas las entradas... y agotada mi paciencia
Por Esperanza Redondo Morales @esperedondoHace un par de días tuve el inmenso placer de disfrutar de la exposición monográfica que el Museo Thyssen ha dedicado al genial pintor Antonio López.
No tengo más que elogios para la organización del evento, y teniendo en cuenta que el último monográfico dedicado a este pintor tuvo lugar en el año 93, creo que es una oportunidad única para volver a disfrutar de su obra.No puedo decir lo mismo de la gente asistente a dicho evento.A pesar de que, en la misma entrada de las salas dedicadas a la exposición, había un cartel bien visible en el que se pedía silencio (dentro de una lógica, claro, tampoco se trata de estar como en misa), y de que se apagasen los teléfonos móviles, la mayoría del público asistente hacía caso omiso de los dos ruegos.Ya me parece vergonzoso tener que mostrar por escrito estas dos normas, pues yo lo presupongo de cualquier visita a un sitio cultural semejante, pero que, encima de que se especifica por escrito, la gente siga saltándose las normas a la torera, ya me parece inconcebible.No se trata de ser radical, pero, sinceramente, a mí no me apetece estar intentando disfrutar de unos momentos de tranquilidad, admirando obras de arte, mientras hay un grupo de cotorras a mi lado, paradas enfrente de un cuadro, contándose sus vidas a todo volumen, con absoluta desconsideración hacia el resto de asistentes, o escuchar teléfonos móviles sonar, ¡y gente que los contestaba y se ponía conversar!No culpo a los vigilantes, porque lo cierto es que mandaron callar y mantener silencio un sinfín de veces, en la hora larga que estuve allí, pero es que ni por esas.Me pareció un espectáculo lamentable...