El Museo Reina Sofia nos muestra hasta el 24 de septiembre el proyecto expositivo elaborado por la artista alemana de de Rosemarie Trockel. Quien a la manera de los antiguos gabinetes de curiosidades del siglo XVII, cuyas colecciones fueron más tarde el fundamento de los actuales museos de arte y de historia natural, ahonda en la pasión por coleccionar objetos. En el despliegue de este particular universo podrán verse reunidas conjuntamente una serie de piezas que dan cuenta del ideario y afinidades estéticas de la artista y una selección de su propia creación realizada a lo largo de casi tres décadas.
Rosemarie Trockel (Schwerte, Alemania, 1952) irrumpe en la escena artística alemana, dominada por figuras masculinas, en los 70. Su obra explora formas y materiales de trabajo diversos eludiendo encasillarse estilísticamente. Sus creaciones cuestionan las categorías legitimadoras del arte, el orden social, las identidades de género; explorando constantes como las concepciones opuestas del feminismo, la metamorfosis del sujeto, la interrelación entre humanos y animales y el impacto medioambiental de nuestra especie, los fenómenos de la moda, la celebridad, la belleza y los íconos sociales, el cuerpo o la construcción social del sujeto.
“Kosmos” titula Alexander von Humboldt (1769-1859) su libro sobre el descubrimiento de América. Al atribuir Humboldt el mérito del descubrimiento a Colón, se fundamenta en el argumento del progreso, como resultado del conocimiento acumulado. La artista, admiradora de la independencia y lo intrépido de sus estudios, sitúa la figura de Humboldt junto a otros autores que considera espíritus afines.
En esta muestra, Trockel presta atención a artistas poco reconocidos, por empatía con la franqueza e inventiva con que estos abordan cuestiones compartidas por ella misma. Ya sea en otro campo disciplinar, o por causas autónomas, estos inconformistas aportan modelos de dedicación desinteresada a vocacional. Artistas autodidactas como James Castle, Judith Scott, Morton Bartlett y Manuel Montalvo, quienes trabajaban casi en el anonimato. Solitarios que trabajaban materiales humildes con máxima economía de medios y comprometidos con la búsqueda de una visión singular.
Otros artefactos mostrados en esta exposición provienen del ámbito de la historia natural como las acuarelas de María Sibylla Merian (1647-1717) sobre ciclos metamórficos entomológicos, o trabajos del botánico español, José Celestino Mutis (1732 –1808), cuyos estudios nunca publicados convenientemente, postergan su reconocimiento. A finales del siglo XIX, la familia Blaschka desarrolla fieles réplicas en cristal, de flora e invertebrados marinos, que servían de modelo de investigación a naturalistas aficionados y profesionales. Hoy todos estos personajes son, si cabe, más valorados por sus cualidades estéticas y por la curiosidad que despierta su obra que por su desempeño en diversos campos científicos.