En un mundo perfecto tendrías tan pocas obligaciones que no te hace falta ninguna lista ni agenda. Solía ser mi sueño. Imagínate que en cada momento supieras exactamente lo que tienes que hacer, porque es lo único que tienes pendientes.
La vida real es muy diferente. Mi vida profesional, mis proyectos privados, las colaboraciones con otros profesionales, la participación en diferentes asociaciones… por mucho que simplifico siempre hay dos o tres frentes abiertas. Y no lo veo como algo negativo, simplemente es una realidad a la que tengo que adaptarme.
Lo que hace tu cerebro cuando no está seguro
¿Conoces la situación, cuando tu cerebro le da mil vueltas a todas las cosas pendientes que te quedan por hacer? Suele pasar cuando finalmente quieres a dormir, o cuando te has sentado a meditar, o cuando te ofrecen que puedas prolongar tu estancia un día más.
De repente, tu cabeza se vuelve un huracán de tareas: listas de compras, llamadas pendientes, proyectos estancadas y un sinfín de nuevas ideas se presentan sin orden específico ni prioridades asignadas. ¿Cómo vas a disfrutar ahora?
Para tu cerebro el único momento es ahora
El problema en este momento no son tus tareas y recordatorios. Tampoco lo son tus horarios o tu planificación. Simplemente no es el momento. Ahora quieres dormir o meditar o pasártelo bien con tu pareja.
Resulta que tu cerebro no entiende de ahora vs. más tarde. Tiene miedo de olvidarse de algo y encima no puede retener demasiada información al mismo tiempo. No entiende que AHORA no puedes ir a hacer la compra porque son las 10 de la noche. Solo sabe que es imperativo que no te olvides de comprar arroz. No entiende que AHORA es imposible responder a este cliente porque no estás en el despacho. Solo sabe que el lunes es lo primero que tienes que hacer.
Cómo tranquilizar a un celebro histérico: por escrito
La única forma de que tu cerebro entienda de que realmente no te vas a olvidar del arroz ni del cliente es enseñarle de que eres capaz de recordar las cosas sin su ayuda constante. Las listas y el hábito de procesar estas listas serán tus grandes aliados en remediar esta tendencia de tu cerebro.
Las listas por si solas no funcionan. La cantidad de listas que se han elaborados sobre papel para después desaparecer detrás de mesas de trabajo, por debajo de sofas y en basuras es infinita. Para que las listas funcionen es necesario crear el hábito de utilizar estas listas: incluir las tareas detectadas en tu agenda, en tu lista maestra de tareas o decidir conscientemente que esta tarea no la harás jamás y que por lo tanto tampoco no vale la pena que de vueltas en tu cerebro.
Eso sí, todo empieza con una lista que le da forma al caos que te presenta tu cerebro.