Se pelean Madrid y Barcelona por facilitar terrenos para instalar Eurovegas, capital europea del juego e imitación de Las Vegas con sus casinos, grandes espectáculos y congresos, proyecto que suena grandioso pero extraño en dos capitales en las que hasta los bingos están desapareciendo.
Sólo en Madrid acaban de cerrar cuatro grandes bingos. De los dos casinos de la Comunidad uno, en Aranjuez, sobrevive malamente, y el Casino Gran Madrid, en Torrelodones, va aceptablemente gracias a la colonia china de la capital. En Barcelona ocurre algo parecido
Los españoles no parece que vayan a ser los grandes clientes de una ciudad del juego en la que su promotor estadounidense, Sheldon Adelson, promete invertir 18.000 millones de euros, y crear 164.000 empleos directos y 97.000 indirectos. Aunque en veinte años.
Muchas decenas de millones de europeos tendrían que venir a España anualmente para sostener esta megarruleta. Adelson, 78 años, 14 millonario mundial según la lista de Forbes, deberá esperar a tener 98 años para ver culminada su obra española.
El proyecto propone una gran avenida flanqueada por doce hoteles, seis casinos e instalaciones para 18.000 máquinas tragaperras, y además demanda facilidades financieras y legales que obligarían a cambiar leyes laborales y fiscales.
El primer contacto con Adelson lo estableció Zapatero a través del ministro Miguel Sebastián. La izquierda aplaudió la posible inversión como un excelente medio para crear muchos miles de puestos de trabajo.
Pero bajo Rajoy, rechazo: trae prostitución, drogas, ludopatía y corrupción. Puritana, la izquierda aplica ahora los mismos razonamientos y reglas morales que Franco, que prohibía el juego en casinos.
La realidad es que el proyecto resulta extraño: los ludópatas juegan ya a través de internet, y esperar veinte años para comprobar la rentabilidad de la ruleta española, sí que es jugarla.
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SALAS