(Foto: Andrew D. Bernstein/NBAE/Getty Images)
Es evidente que estamos hablando de EE.UU. Han hecho falta cientos de horas de incertidumbre, miles de especulaciones y rumores y un show de televisión para anunciar la noticia más esperada en la NBA de los últimos años: el futuro del autoproclamado King, LeBron James.
Hasta hace un par de días, Chicago y New York eran los principales favoritos para hacerse con los servicios de LeBron. Después de que se abriera el plazo de negociaciones con los agentes libres el pasado 1 de julio, muchos equipos habían pasado por el domicilio de James para cantar las excelencias de su nuevo proyecto e intentar atraer a la gran estrella. Como decía, Bulls y Knicks parecían las franquicias mejor colocadas, ambas con mucho espacio en el salary cap y cada una con puntos fuertes a la hora de convencer a James.
Pero todo cambió hace poco más de 24 horas. En el sureste del país, en la península de Florida, estallaba la bomba. Chris Bosh anunciaba su intención de firmar con los Miami Heat, y este anuncio conllevó casi de inmediato la reacción con la que soñaban todos los aficionados de los Heat. Su gran estrella desde hace siete años, Dwyane Wade, se convencía finalmente de continuar en Miami al lado de su gran amigo Bosh para formar un tandem exterior-interior prácticamente imparable. Pero aún faltaba la guinda del pastel, y al mismo tiempo que se confirmaba la presencia de Wade y Bosh se especulaba con la adición del propio LeBron James para completar un trío de ensueño.
¿Era matemáticamente posible unir en el mismo equipo a Wade, Bosh y James? Sí, si se hace lo que han hecho los Heat: desmantelar totalmente su plantilla para tener todo el espacio del mundo en su payroll. El último movimiento de Pat Riley ha sido enviar a Michael Beasley a Minnesota a cambio de una segunda ronda del Draft de 2011. Así, ahora mismo -a falta de que las tres estrellas firmen sus nuevos contratos- sólo Mario Chalmers tiene contrato con la franquicia de Miami. De este modo es posible tener espacio para asumir los altos salarios de este nuevo Big Three que está llamado a dominar la NBA desde el primer día en el que salten juntos al parquet.
Finaliza así el gran culebrón del verano de 2010, que viene anticipado desde hace varios veranos. La salida de LeBron James de Cleveland ha sido de todo menos satisfactoria por ambas partes. El jugador se va sin cumplir su promesa de no abandonar los Cavs hasta hacerles campeones, mientras que los aficionados de Cleveland se sienten de algún modo traicionados por el que era hasta hoy su héroe local, el chico de Akron que debía acabar con las casi cinco décadas de sequía de títulos de la ciudad. LeBron no deja muy buena imagen en la ciudad de Ohio, como muestra la carta abierta que Dan Gilbert, propietario de los Cavaliers, ha escrito para todos los fans. En ella dice que la actitud de James en la eliminatoria de segunda ronda de los pasados Playoffs contra los Celtics no fue la de una superestrella, y que LeBron poco menos que se ha "borrado" al abandonar Cleveland y rendirse antes de hora. Habrá que ver como reciben a James en el Quicken Loans Arena la próxima temporada.