Revista Arte

FAC Peregrina. Islas de arte en la Galicia rural

Por Bill Jimenez @billjimenez

FAC Peregrina

La historia de los centros artísticos en este país es la del ingenio y ese concepto acertado pero manido hasta el odio llamado “amor al arte”. Un amor que puede ser infinito pero que no cautiva a los que juegan con el dinero, desatando a posteriori feos dramas que terminan en carestías presupuestarias y posteriores defunciones. Pero por cada centro que cae, surgen otros que redefinen el concepto de espacio destinado a la producción de arte, como es el caso del FAC Peregrina, un furancho, establecimiento gallego de temporada, habilitado por lo general como bodega, que en lugar de excedentes de vino ofrece arte y se convierte gracias a los esfuerzos de Olmo Blanco y Diego Vites (artistas) y Ania González (crítica cultural) en un oasis artístico. Un edificio funcional, refugio de artistas y aficionados al arte, entusiasta trampolín desde el que difundir el trabajo de unos creadores abandonados a su suerte por las instituciones, y una alternativa a la gran ciudad como eje expositivo. En el FAC Peregrina encontramos muestras de arte local, comisariados externos y montajes efímeros, y a día de hoy, alberga el trabajo de Diego Vites, cuya ambiciosa producción no hemos querido pasar por alto. Así pues, larga vida al FAC Peregrina, una iniciativa necesaria y valiente.

Más información:
Un furancho con mucho arte (artículo de El País)

Jalisia Fanecas, de Diego Vites


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