Revista Cine
Cuando me toca reseñar una novela de peso, un clásico que se ha convertido en referente y cuya calidad queda fuera de toda duda, siento un pequeño escalofrío. Cuando además el autor es Bradbury, la cosa empeora. Y es que reseñar a Bradbury es mucho reseñar.
Respecto a la novela que hoy toca, debo decir que es una de las más sobrecogedoras del genial autor, nada similar a sus Crónicas marcianas, mucho más mordaz y agresiva. Una distopía auténtica, como debe ser, sin el menor rayo de luz más allá de las llamas que arden en las hogueras. Empecemos con un breve resumen para situarnos.
Una civilización donde la libertad no está permitida, donde todo el mundo se ve obligado a ser feliz. Un país donde tener un libro es delito y leerlo, un crimen. Montag, el protagonista, es bombero. Su tarea no es apagar incendios sino provocarlos. Persigue aquellos que tienen libros en casa y los quema para que no puedan ser leídos. Mientras, la sociedad se avoca al hedonismo más despiadado, incapaz de pensar por si sola, abandonada en su ignorancia.
Nos encontramos ante una obra maestra del género. Bradbury escribió esta novela cuando la televisión estaba en auge, cuando varias voces autorizadas proclamaban el fin de los libros y el peligro de un medio de comunicación con tanto poder. Sin duda alguna, se sintió influenciado por este momento, viéndose empujado a escribir una historia oscura, negra, pero a la vez un cántico a la libertad con mayúsculas.
En la forma que está escrita se hace evidente que ya tiene sus años, pero no queda desmerecida gracias a la acción plasmada en su justa medida, a su tono poético y a la gran cantidad de metáforas que contiene. Lo mejor de Bradbury, siempre, es su magnífica prosa poética, instrumento quirúrgico que sacude el alma. Y con esta novela vuelve a conseguirlo.
Es así como considero Fahrenheit 451 como una novela de obligada lectura para cualquier lector, necesaria en las escuelas y de rabiosa actualidad a pesar de sus años. Una joya literaria que nos advierte de un inquietante futuro no muy lejano.