Sigue hambriento, sigue alocado” Steve Jobs.
Me gustan los hombres y mujeres con talento y que alcanzan lo más alto. Me fijo en ellos porque bajo esa fachada aparente de éxito existe un modelo de conducta interesante y unas ganas enormes de triunfar, pasando por años de trabajo duro e incansable determinación. En el caso de Steve Jobs, empecé a interesarme por él hace tiempo, y en seguida te dabas cuenta de que era un genio y que sentía una gran pasión por lo que hacía y que fue lo que hizo que Apple llegase adonde está a día de hoy pasando, eso sí, por una turbulenta relación profesional que tuvo como resultado, entre otras cosas, el origen del mejor estudio de animación de la actualidad, Pixar.
Nacido de una pareja que le entregaría en adopción, el carácter de Jobs siempre destacó por ser escrupuloso y un maniático del orden. A principios de la década pasada, se hicieron muy populares las historias sobre su carácter tiránico, su manía de exigir dedicación absoluta a los miembros de su empresa, su costumbre de desconfiar incluso de sus más allegados y sobre trabajar en el más estricto secreto sobre proyectos que algún día verían la luz. Tras crear los primeros ordenadores personales, Apple creció hasta tal punto que mucha más gente entró a formar parte de la cúpula directiva, lo que propició que fuera despedido de su propia empresa a mediados de los ochenta. Tras una profunda crisis existencial, decidió seguir con lo suyo, y paradójicamente, regresaría a Apple cuando la empresa estaba en horas bajas y se encargaría de llevarla de nuevo a lo más alto.
Desde entonces, Apple es una de las empresas más famosas del mundo, y como buena medida de publicidad, sus productos están presentas en muchísimas películas y series de televisión. Sus diseños atractivos y su aspecto carismático y arrogante, le han hecho más famoso incluso que a Bill Gates, llegando a generar un aire “mesiánico” en cuanto a la tecnología se trataba.
Tras superar un cáncer de páncreas, la reincidencia le obligó a presentar su dimisión el mes pasado para pasar el resto del tiempo en compañía de su mujer, con quien ha fallecido esta madrugada.
Discurso de Steve Jobs en la universidad de Stanford en 2005