Nada podía fallar desde el vamos. Steven Spielberg, quién más, se ponía al frente de la producción de una serie de ciencia ficción que prometía devolverlo a su género más querido, en particular en la variante de las invasiones alienígenas. La experiencia de uno de los mejores directores de Hollywood en TV tenía una carta de presentación más que maravillosa: Taken. Por otro lado, Falling Skies contaba con un actor principal bien curtido en esto de la tele que es nada menos que Noah Wyle, quien fuera protagonista durante 11 temporadas en ER (serie originalmente pensada por Michael Crichton y que sería una película de Spielberg si no hubiera aparecido Jurassic Park). La mente creadora detrás de Falling Skies es Robert Rodat, también guionista de The Patriot y Saving Private Ryan, en su debut a cargo de una serie de TV más allá de sus previas telemovies.
Había equipo especializado, había idea en apariencia efectiva, había de todo. Pero falló. Y falló desde tantos puntos de vista que, quizás por lo alto que se la puso en la promoción previa el golpe contra el suelo dolió mucho más. Naturalmente y como siempre recordamos cuando no nos deshacemos en alabanzas a una serie cabe remarcar que esto es una opinión. Y, por ende, todos los que tengan una visión diferentes serán bienvenidos a hacer sus comentarios e incluso, si así lo desean, escribir su contra-reseña para ser publicada en el blog.
In Spielberg we trust… pero que no abuse
Vayamos a lo primero, la historia. Falling Skies se sitúa después de una invasión alienígena, lo que podía ser bastante rico en elementos. Tanto hemos visto la llegada de aliens a la Tierra que no estaba mal una propuesta algo diferente, con una elipsis en ese punto que ya tanto conocemos y que diera lugar a jugar con otros factores. De paso, se ahorraron una moneda, ¡pero no vamos a chicanear por ese lado!
Falling Skies se plantea como una trama de aventuras vista desde el punto de vista de la resistencia, un grupo de humanos sobrevivientes que deben moverse de una punta a otra de Boston para evitar ser alcanzados por los skitters, una suerte de arácnidos espaciales que actúan junto a los cuasi invensibles mechs. Tom Mason (Wyle) es un profesor de historia viudo que debe cuidar de los dos hijos que le quedan -el tercero fue secuestrado por los invasores- y al mismo tiempo comandar al grupo de resistencia conformado por militares y civiles al mando del capitán Weaver (Will Paton).
El argumento de por sí es bastante remañido, pero si limitáramos todas las mejores historias a dos párrafos seguramente todo sonaría bastante similar y ridículo. Es en la puesta en juego de la pantalla donde una idea que inicialmente no sorprendente puede diferenciarse de todas las demás y hacer una buena obra. Lamentablemente, en el desarrollo, Falling Skies comienza floja pero prometedora y con el avanzar de su primera temporada se desinfla cada vez más.
No sólo la historia toma elementos demasiado previsibles sino que los incorpora de manera más obvia todavía. La historia comienza a aburrir en poco tiempo, potenciada por personajes que de tan planos se puede prever lo que dirán dos minutos después, cómo reaccionarán y, para colmo, sin relaciones tejidas entre los actores (la recontra comentada “química”) que al menos dé buenos momentos actorales para equilibrar el insípido correr de la historia.
No es, tampoco vamos a ponerlo así, una serie inmirable. Tiene buena producción, eso es innegable, pero deja al descubierto lo poco que pueden hacer los buenos efectos especiales y las escenas de acción correctas sin un guión que lo sostenga verdaderamente. Falling Skies desde un comienzo suena a deja vu, y a medida que avanza no se logra despegar de esa sensación ya que no alcanza una identidad propia que la separe de todo el batallón de series, comics y películas mejores o idénticas que hemos visto. Se convierte en un producto genérico, así de mercantil como suena.
Una relación con otra historia de ciencia ficción que sorprende bastante es con El Eternauta. Posiblemente a muchos de lo que hayan visto la serie y leído la historieta de Oesterheld haya muchos elementos que se les hacen similares. Es imposible saber si los creadores de FS tomaron alguna idea de ahí, pero los paralelismos son hasta divertidos de descubrir (cuando lo demás aburre). El marco de la invasión no es suficiente para elaborar una relación, pero sí llama poderosamente la atención la utilización de “hombres robots” como método de reclutamiento a las filas de la invasión, el sistema de control de los alienígenas a los humanos y muchos planteos de situaciones que parecen capítulos completos de nuestra querida historieta nacional.
Otras relaciones son más obvias, diría que las que mas saltan a la vista son V (la serie original) y District 9, sobre todo en el marco estético y ni hablar en el diseño del poster promocional más famoso (el que se encuentra a la izquierda es una variante muy buena, mas no al que me refiero).
En pocas palabras, Falling Skies tuvo buena recepción de la audiencia y juicio dividido entre los críticos. En ese grupo intermedio que son los fanáticos de la ciencia ficción la balanza, creo yo, se inclinó más hacia el rechazo o al menos hacia la confusión y una generalizada decepción, con sus necesarias excepciones. Basta poner Falling Skies + crítica en Google y empezar a leer. Personalmente me pareció una idea prometedora, más por los humanos implicados que por la historia, pero que en este último punto no pudo hacerle frente a su ejército de influencias que la configuraron como un pastiche que no ofrece novedades. No se trata de revolucionar la industria a cada rato, eso es claro, pero al menos mostrar un programa que se sostenga por sí mismo. Habrá que ver si el planteo cambia rotundamente en la segunda temporada. Pero, a esta altura, quizás seamos varios los que no lleguemos a verla…
Título original: Falling Skies
País: Estados Unidos
Año de emisión: 2011 – actualidad
Cadena: TNT
Creador: Robert Rodat
Número de temporadas: 1
Cantidad de episodios: 10