Desde que se aprobó la ley que los hacía obligatorios, los certificados de eficiencia energética han estado rodeados de una enorme desinformación. A pesar de que la normativa ya lleva en vigor más de ocho meses, la falta de una campaña informativa por parte de las administraciones públicas ha hecho que surjan un montón de informaciones contradictorias. Además, no todas las viviendas están obligadas a contar con el certificado, por lo que muchos propietarios no saben si deben hacerlo o no.
La verdad de los certificados energéticos
Para intentar despejar algunas de las dudas más frecuentes, aquí aclaramos la realidad de algunos de los mitos que circulan sobre estos certificados.
- Las viviendas de menos de cincuenta metros cuadrados no lo necesitan
Falso. Uno de los mitos más extendidos es que las viviendas y los locales que tengan menos de cincuenta metros cuadrados útiles no necesitan una certificación, pero lo cierto es que no es así. Las únicas que están excluidas son las viviendas de menos de cincuenta metros que además estén aisladas físicamente, es decir, las que sean una edificación única y tengan menos de estos metros. UN piso o un local que esté en un bloque de viviendas, por ejemplo, sí están obligado a poseer la etiqueta de eficiencia energética.
Solo es necesario cuando se va a firmar el contrato de venta o alquiler. Falso. Si no queremos vender o alquilar nuestra casa no es necesario que contemos con una etiqueta de eficiencia energética, pero esto no implica que solo la necesitemos una vez que ya estamos a punto de firmar el contrato. Lo cierto es que es necesaria desde el momento en que comenzamos a anunciar la venta. De hecho, desde la entrada en vigor de la normativa, anunciar la venta o el alquiler de una vivienda sin que en el anuncio de indique su eficiencia energética, puede conllevar una sanción.
- Implica llevar a cabo medidas de mejora
Falso. Los informes de eficiencia energética que realizan los técnicos incluyen un apartado de recomendaciones para mejorar el gasto energético de nuestra vivienda, pero no es obligatorio seguirlos, ni siquiera aunque nuestra vivienda obtenga una de las calificaciones más bajas. La certificación energética solo tiene un valor informativo, para que tanto el propietario como la persona que compra o alquila la casa sepan cómo es de eficiente energéticamente.
- Son mejores los certificados colectivos en el caso de los edificios de viviendas
Falso. En realidad, los certificados colectivos no son mejores ni peores, tanto uno como otro son igualmente válidos. El problema es que requieren el acuerdo de la junta de propietarios, y no siempre se logra, porque los propietarios que no quieren vender o alquilar su vivienda no ven la necesidad de hacer ese gasto, por pequeño que sea. Por otro lado, los propietarios que han hecho obras de mejora de la eficiencia energética en su vivienda particular pueden no querer, porque seguramente su calificación sea más alta que la del edificio general. Así que lo más sencillo es optar por la certificación individual, sobre todo si tenemos prisa por vender o alquilar.
- Es un impuesto más
Falso. La obligatoriedad de contar con una certificación energética procede de una directiva de la Unión Europea, por lo que es obligatoria para todos los Estados miembro. Es decir, no es algo que haya hecho el Estado o las Comunidades Autónomas con una simple intención de recaudar. Lo que sucede es que la desinformación ha hecho que la mayoría de los ciudadanos lo perciban así, y no vean las ventajas que puede tener para su vivienda. Además, en cualquier caso el coste no es muy elevado –el registro en el organismo oficial no puede superar por ley los treinta euros- e incluso muchas Comunidades Autónomas como Madrid o Cataluña no cobran nada.
- Significa empezar a ahorrar energía
Falso. La certificación energética solo es un documento informativo sobre la eficiencia energética de nuestra vivienda, pero por sí solo no hace que ésta ahorre energía. Para ello es necesario que llevemos a cabo alguna de las recomendaciones que se incluyen en el informe, que pueden ser muy útiles. Es decir, si queremos ahorrar energía –y, por tanto, dinero- podremos usar las recomendaciones para emprender mejoras, pero éstas serán las que nos permitan ahorrar.
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Etiquetas: certificación energética, certificados de eficiencia energética, eficiencia energética