El autor argentino disecciona en este libro las relaciones familiares y los roles tradicionales
Mucho se ha escrito a lo largo de la historia de la literatura sobre familias. Desde Tólstoi y sus familias felices y desgraciadas hasta la actualidad. Lo verdaderamente interesante es cuando se mezcla la familia con obsesiones de la sociedad actual, como la tecnología, Internet, o los nuevos paradigmas de comunicación.
Quizá el mejor ejemplo de esto sea el primer relato del volumen y el que da título al libro, Familias de Cereal (Editorial Candaya). En él, un adolescente armado con una cámara de vídeo se empeña en regirstrar las discusiones de sus padres para intentar detener el divorcio que se avecina. Lo que no sabe es que sus acciones pueden llegar a tener consecuencias imprevisibles. El último relato, titulado La Nube y las Muertas, trata sobre un grupo de ancianas decididas a aprender a manejarse por Internet para poder descubrir el secreto de la inmortalidad. Guiadas por la nieta de una de ellas, descubrirán que el mundo es más de lo que conocían hasta entonces y se abrirá un puente generacional en el que las ancianas descubrirán sus propios secretos.
Tal vez sean además, los mejores relatos del libro, aunque los otros también son profundamente perturbadores. En medio de estos dos extremos, encontramos familias disfuncionales en todo su esplendor: divorcios, padres que bucean en el disco duro de su hijo muerto,matrimonios que buscan curar los temores irracionales de su hijo con ayuda del basurero, hermanos que conocen mejor a sus padres tras leer los diarios que escribieron en vida, o mascotas que vuelven a casa después de darlos por perdidos.
Son historias cotidianas que esconden un reverso oscuro. La aparente normalidad de padres, hijos y resto de parientes queda machacada por el peso de la realidad. Aquí transitan antihéroes que buscan sobrevivir gracias o a pesar de la familia. Hay unas familias de anuncio de cereal (o de anuncio de detergente, que diríamos en España) en la que todos sus miembros son felices. Los hijos esperan la llegada del padre del trabajo y la esposa ha preparado la cena. Quédense con esta imagen en la retina, y luego destrúyanla. Porque las Familias de Cereala las que hace referencia el libro son de todo menos normales. Sin embargo, le engancharán y no podrá dejar de leer las aventuras de los seres humanos que pueblan sus páginas. Seres humanos marginados y disfuncionales, sí. Pero no por ello menos auténticos que usted o que yo.