Revista Cultura y Ocio

Fanáticos ignorantes

Publicado el 21 diciembre 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha
Fanáticos ignorantes

La intolerancia, la intransigencia, el pensamiento único, la imposición de ideas mediante la fuerza, son algunos de los peores males que asolan a la humanidad. Los débiles, los inocentes, quienes no pueden recurrir a la fuerza para defenderse, son siempre víctimas injustas. Ninguna ideología ni supuestas 'leyes' religiosas justifican los abusos a los derechos humanos, ni mucho menos el despreciable ensañamiento con quienes sueñan con un futuro libre de violencia.

El martes pasado un grupo de escoria humana, contaminada por ideas fanáticas, entró en un colegio de Peshawar (Pakistán) y mató a 148 personas, 132 de ellas niños y niñas. Los talibanes justificaron el ataque en el hecho de que el colegio está gestionado por las fuerzas militares que los combaten. Como si esos trogloditas que dicen seguir la ley de dios tuvieran algún prejuicio a la hora de segar vidas. Son los mismos que dispararon en la cabeza a Malala y que han jurado matarla por el simple hecho de defender la escolarización de las niñas.

Resulta inquietante comprobar los niveles de intolerancia y el grado de violencia con que se defienden los fundamentalismos en pleno siglo XXI. La educación es el principal enemigo de la intransigencia. Es el arma más efectiva con que cuenta la humanidad para combatirla, mucho más que las tácticas militares. La educación ataca a la raíz de una plaga que se extiende como la pólvora. Hablo de los talibanes, del Estado Islámico y su táctica de terror extremo, pero también del pensamiento único y el recorte de libertades que estamos sufriendo en Occidente.

La precarización de la educación pública es una táctica política mezquina que persigue el adoctrinamiento y el sometimiento de una población asfixiada por los recortes. Tras la careta de la crisis se esconde una ideología retrógrada, con un tufo irrespirable a un franquismo "modernizado" en las formas..., pero cada vez menos disimulado.

Sí, en España también estamos amenazados por un discurso talibán. No rebanan cuellos, pero sí roban hogares y escatiman medicamentos que podrían salvar miles de vidas, la de los enfermos de hepatitis C, por ejemplo.

Paralelamente al atentado en Pakistán, los salvajes del Estado Islámico asesinaron a 150 mujeres y niñas en Faluya (Irak) por negarse a contraer matrimonio con los mercenarios yihadistas. Son hombres devotos y piadosos, sin duda. Mahoma estaría orgulloso de ellos. Yo no voy a criminalizar el Islam porque conozco a algunos musulmanes y son tan violentos o pacíficos como la mayoría de cristianos. El problema es que la minoría de fanáticos, cristianos, musulmanes o judíos, son los que más se llenan la boca de dios para justificar sus crímenes.

Nuestro ministro del Interior, por ejemplo, es un feligrés ejemplar. No falla a una misa. En una clasificación histórica de católicos practicantes españoles, estaría al nivel de Torquemada. Es un alma tan piadosa que está dispuesto a enviar a los negritos que arriban a nuestras costas en patera o que intentan saltar la piadosa valla de Melilla a que los cuiden en Suecia o en cualquiera de las democracias avanzadas del Norte. Le duele en el alma tener que ordenar que les disparen cuando nadan, indefensos, o no hacer nada para rescatar a los que piden auxilio en alta mar.

En este caso, el de los prejuicios, la xenofobia y el racismo, tristemente bastante arraigado en nuestro país (y "curiosamente", sobre todo entre los más ignorantes), la educación también sería el mejor antídoto.

Por eso defenderé siempre que la mejor inversión que se puede hacer en una sociedad es en educación pública. Poner todos los recursos necesarios, humanos y materiales, en proporcionar la mejor educación posible a niños y adolescentes, y no me refiero a que aprendan a recitar como loros, sino a desarrollar sus aptitudes y a observar su entorno con espíritu crítico, es la mejor vacuna contra el fundamentalismo, la indeferencia, la intolerancia..., contra la inhumanidad, en definitiva.

Toda mi solidaridad con los niños y niñas paquistaníes y sus familias. La fuerza nunca tendrá la razón, por muy sangrientos que sean sus argumentos.

Desde Avaaz han puesto en marcha una iniciativa que persigue, precisamente, lograr la escolarización de todos los niños y niñas del mundo, por muchos obstáculos que la barbarie coloque en el camino. Si queréis, os podéis unir aquí.


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