Una fantasía consiste en una o varias imágenes irreales que se reproducen en nuestra cabeza. Si hablamos de fantasías sexuales, entonces estas fantasías que reproducimos estarían cargadas de alto contenido erótico festivo.
¿Quién no ha experimentado alguna fantasía sexual alguna vez?
Todos tenemos capacidad de fantasear y lo que es más, todos lo hacemos en mayor o menos medida, independientemente del sexo.
Por supuesto, la temática de cada fantasía varía en gustos pero no depende necesariamente del género ni de la identidad sexual. Es decir: un hombre bisexual, una mujer heterosexual y un hombre transgénero podrían, perfectamente, compartir la misma fantasía sexual. Esto es así porque la composición química de los tres cerebros es, básicamente, la misma.
Normalmente, comenzamos a experimentar fantasías sexuales durante la pubertad y, por lo general, continúan con nosotros durante el resto de nuestras vidas. Además, pueden surgir de forma voluntaria e involuntaria.
Fantasías sexuales, ¿sirven para algo?
Pues sí, señor. Las fantasías, además de para nuestro propio placer, cumplen otras funciones importantísimas a nivel físico y psíquico. Entre otros, las fantasías hacen que mejore nuestra autoestima e incentivan nuestra imaginación y además:
Las fantasías favorecen el autoconocimiento
Cerrar los ojos, dejar volar la imaginación y que sea “lo que tenga que ser”, sin tabúes ni vergüenza, puede ayudar enormemente a conocernos mejor: lo que nos gusta, lo que detestamos, lo que nos excita y lo que no.
Ayudan a salir de la monotonía
Aunque estarás de acuerdo con nosotros en que tener una fantasía y llegar a realizarla son cosas totalmente distintas, lo cierto es que estas fantasías sexuales que experimentamos en la intimidad pueden darnos muchas pequeñas (o grandes) ideas para llevar a cabo en pareja. Estas ensoñaciones, además, favorecen que el sexo no se limite únicamente a la penetración.
Las fantasías sexuales aumentan la libido
Cuando fantaseamos, las reacciones químicas de nuestro desencadenan una excitación fruto de una serie de hormonas como la testosterona, la oxitocina o los estrógenos. Estas fantasías, además, estimulan el deseo sexual y consiguen que aumente la libido.
Ayudan a liberar estrés emocional
Las fantasías sexuales relajan cuerpo y mente al mantener a esta última ocupada. De hecho, las fantasías sexuales resultan una fantástica distracción incluso en momentos en los que no existe ninguna estimulación erótica externa como, por ejemplo, en una tediosa reunión de trabajo o durante un largo viaje de coche.
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