Revista Comunicación
Creador: Noah Hawley
En alguna parte del primer párrafo de mi post sobre Frantic, la estupenda e intensa película de misterio que Polanski hizo con Harrison Ford, mencioné que, cito, "no me gusta tener abandonadito mi blog". Lo dije a propósito de una ausencia de unos cuatro o cinco días que tenía la intención de no repetir de nuevo. Han pasado cuatro días desde aquello, rompiendo mis intenciones inmediatamente después de haberlas formulado. Espero -realmente en serio- no volver a dejar pasar tantos días y retomar el ritmo, especialmente ahora que las responsabilidades universitarias van disminuyendo. ¿Y de qué se trata esta entrada? ¿No que Fargo es una película dirigida por los Coen? ¿Se hizo serie, en serio? ¿Es buena idea hacer algo así? La respuesta a la última pregunta es sí. Sí fue una buena idea, ya que esta es una serie que sorprende continuamente y que nunca deja de ser notable y genial. Es una sorpresa con todas sus letras.
Lester Nygaard es un vendedor de seguros inseguro -a la tercera lectura me di cuenta de que hay bastante ironía en poner esas dos palabras juntas, algo que no noté en un principio-, con una vida mediocre y una esposa que no lo respeta en lo más mínimo; a decir verdad, todos pasan a llevar a Lester porque el hombre es percibido como una basura perdedora. Un día se rompe la nariz y, en el hospital, conoce a un extraño y peculiar sujeto llamado Lorne Malvo, con quien entabla una pequeña conversación que no es más que sólo el inicio de una terrible ola de violencia que golpea a Bemidji, el pequeño pueblo en el que transcurre la historia.
Tengo que admitir que cuando me enteré de que había planes de hacer una serie sobre Fargo se me pusieron los pelos de punta; la película de los Coen es sensacional, y el sólo intento de querer hacer algo similar era para mi una jugada totalmente innecesaria, cuyo único propósito era aprovechar el prestigio del filme homónimo con el fin de tener buen rating -aprovechando ese boom en la televisión de hacer series basadas en películas, o, en su defecto, en libros que tuvieron memorables adaptaciones cinematográficas-. No entendía muy bien de qué iba a ir esta nueva serie, si iba a ser una precuela, una secuela, un vil remake o quién sabe qué otra cosa más. Decir que estaba en contra de esta versión televisiva habría sido quedarse corto, pues me parecía lo peor de lo peor. Pero, para poner paños fríos y porque no me gusta ser del todo intransigente en mis opiniones, poco a poco iba concediendo el beneficio de la duda al ir conociendo detalles que invitaban a cierto optimismo sobre cómo podría ser el resultado final. Para empezar, los hermanos Coen estaban involucrados, ejerciendo como productores ejecutivos; rol que, si bien no es creativo, sí tiene el suficiente poder para supervisar que no conviertan en mierda la maravilla de filme que hicieron el '96. Bien por ese aspecto. El otro era el reparto que se iba formando: los dos grandes nombres son Martin Freeman y Billy Bob Thornton. Al primero se le puede ver en la serie 'Sherlock' o en la trilogía del Hobbit como un joven Bilbo, y al segundo lo vimos una vez como el barbero de 'The man who wasn't there', escrita y dirigida por los mismos hermanos Coen; además, el sólo nombre -completo, con nombres y apellido- de este hombre -cuya voz es muy sexy- te dice que su papel será, cuanto menos, memorable. Y el otro aspecto que debí mencionar segundo y no tercero, es la casa televisiva que alberga esta adaptación del cine a la tele: FX, canal que ha crecido exponencialmente la última década, dejando series tan buenas como 'Sons of Anarchy', 'Justified' -ambas estrenando con más prontitud que la otra su última temporada, qué nervios-, 'The Americans' o 'Archer', además de esa deuda que me atormenta siempre, 'The Shield'. Si bien no es HBO, FX es un canal en el que confío plenamente, y del cual ya he dejado claro numerosas veces cuanto respeto le tengo por la calidad de sus series.
Muchos motivos para poner el grito en el cielo, así como varios otros que llamaban a la cautela. Finalmente, mis reticencias me iban venciendo, pues ya habían salido cinco episodios y yo seguía sin tener intenciones de adentrarme en esta nueva Fargo, pero leyendo algunas opiniones aleatorias por aquí y por allá, decidí que, al menos, valía la pena ver el primer episodio. Lo cierto es que quedé sorprendido, varias veces con la boca abierta y completamente emocionado. Sólo tenía ganas de seguir viendo el siguiente episodio. Me puse al día en unas pocas horas, y desde ahí me tocó esperar semana a semana cada nuevo episodio. Mi sorpresa inicial no decayó. Quizás dejó de ser sorpresa que 'Fargo la serie' sea tan buena, pero durante los diez episodios la calidad no mermó, y como resultado tenemos una temporada sólida, narrada a pulso, con momentos memorables e imborrables y que, al menos a mi, me tapó la boca. No era nada la serie de mierda que había vaticinado; es, por el contrario, de lo mejor que ha dado la televisión este año -a excepción de 'True Detective', que nadie le gana de aquí hasta que salga la segunda temporada, y ahí seguiríamos viendo-.
Una de las razones que hacen de Fargo una serie fenomenal, es que es una respetuosa adaptación televisiva del filme de los Coen, no contando una precuela o secuela de la historia protagonizada por William H. Macy, ni tampoco siendo un remake sin nada que aportar. Es más bien una nueva historia original dentro del particular universo creado por estos talentosos hermanos. Quien haya visto Fargo la película, junto con otros filmes de los Coen, notará, cuando se anime a mirar esta serie, que hay mucho del estilo narrativo y estético, además de la cosmovisión de estos excelsos hermanos. Pero no están para ser copiados vulgarmente, sino para cimentar una historia con personalidad propia. Repito: una historia original dentro del particular universo Coeniano, pero lo suficientemente diferente para notar que el resultado tiene vida propia y no es un plagio. Probablemente ese era mi mayor miedo: que, por muy buena que pudiera llegar a ser, igualmente haya sido una copia barata sin ningún mérito artístico. Pero, como digo, méritos le sobran.
Para empezar, me encanta que el creador sea también el escritor de los diez episodios de la temporada; espero que esta sea una práctica -que el creador o al menos un sólo sujeto escriba todos los episodios, si hay un único director también sería espectacular- que se desarrolle más en la televisión de aquí en adelante. Siguiendo esto, la escritura del primer ciclo presenta una construcción narrativa magistral, agregando cada vez más personajes y elementos importantes para luego ir poniendo todo en su lugar de una manera que no parece forzada. La historia a nivel general funciona como un reloj, todo funciona y gira en una sola dirección, pero cada elemento agregado tiene una vida propia, en vez de generar esa percepción de que existe para hacer funcionar/avanzar algo. No es precisamente empatía con todos los personajes, pero sí es la verosimilitud que me hace creer en ellos, que no son artificiales y únicamente funcionales. Desde luego, los personajes más importantes sí tienen un carisma y un grado diferente de empatía que siempre te deja en una encrucijada, porque eventualmente se irán encontrando, y no para tomar té y comer pan con mantequilla. Sumado a la genial construcción del relato, los diálogos en general son chispeantes, ingeniosos, soberbios y en muchos casos misteriosos e intrigantes; y no son pura pose y una fachada superficial y vacía, en realidad tienen un significado real para la misma historia. No son ínfulas de conocimiento y pedantería del guionista que se quiere lucir con diálogos "inteligentes". Insisto: todavía me deslumbro por lo bien escrita que está la temporada. Una clase de guión, a todas luces.
En cuanto a la realización, Fargo es sensacional y está muy bien lograda, haciendo gala de una fotografía que aprovecha el escenario frío y abandonado en el que todo transcurre de manera notable. La ejecución de los diferentes directores también es genial, especialmente en el fluido movimiento de las cámaras, la manera en que se componen los planos, y ciertamente la manera en que son montados. A nivel técnico y estético Fargo me parece impecable y sin nada que criticar, hay momentos ejecutados de manera soberbia ya sea por el gran desplante técnico, o por la austeridad con que se muestran ciertos hechos importantes -la tormenta fue un claro ejemplo, gracias a ella varias cosas se escondieron para generar todavía más suspenso a la asfixiante situación que se estaba viviendo-.
De las mejores cosas que se pueden decir, no obstante, es de los grandes y asfixiantes momentos que la serie tiene a lo largo de la temporada. Si ya la atmósfera cumple eficientemente durante cada minuto de cada episodio, cuando llegan los momentos cruciales la cosa explota y te deja sin aliento, con la boca abierta del asombro. El primer episodio, ya en sus minutos finales es brutal; el episodio seis, que es cuando la tormenta toma lugar, tiene durante sus cincuenta minutos un aire de extrañeza estimulante, especialmente por esa niebla que envuelve todo, como si significara algo más -y estoy seguro que significa algo más-; el episodio nueve y diez son inolvidables, ya sabrán porqué -porque son los finales, donde todo debe quedar grabado a fuego-.
Banda sonora -que es una mezcla entre tranquilidad y resignación ante algo atroz sucedido o por suceder, siempre jugando con esa ambigüedad-, que me parece es la misma o, en su defecto, extremadamente similar a la usada en el filme de los Coen, ayuda magistralmente a que los distintos momentos, ya sean aquellos de tensa calma, tranquilidad quebradiza, violencia desaforada, peligro acechando, inquietante suspenso o los más surreales, tengan una atmósfera más envolvente y etérea. Todo en la realización de esta serie brilla, y no estoy exagerando.
Creo que llegó el párrafo de las mini-listas: primero será la de aquellos elementos que tanto serie como película comparten, y luego será de aquellos elementos que son mis favoritos de la serie entera.
Comienzo con las cosas que ambas Fargo comparten:
(I) Esa cruel ironía sobre la vida y el ser humano. Ironía reflejada en lo ridículo -no en lo gracioso o hilarante de la palabra, sino en lo devastador- de algunos acontecimientos, de las reacciones de los personajes, de los personajes mismos, de la atmósfera que tienen algunas escenas importantes, en el sentido del humor que nos hace gracia a nosotros pero no a los personajes que viven dentro de esa masacre y salvajismo, etc. La vida no es un paraíso, sino una jungla, un infierno donde el chiste es pensar que el mundo es un lugar bello para vivir.
(II) La fotografía, algunos personajes de la serie bastante similares a otros de la película, el frío y los paisajes blancos, la bella calma que precede o sucede a los estallidos de violencia, la violencia misma, la maleta con dinero que esconde Steve Buscemi en la película -junto con ese juego de planos de mirada derecha, paisaje derecho, mirada izquierda, paisaje izquierdo-, etc.
(III) Esos toques oníricos y surreales, demostrados en interesantes hechos ocurridos -como en el episodio de la tormenta, donde hay una tormenta de...- o pequeños detalles que parecen tener un significado mayor -como la herida en la mano que tiene Lester, una especie de recordatorio de lo ocurrido, recordatorio que le trae culpa y remordimiento, y a la postre más inseguridad y baja autoestima-, el poster que hay en el sótano de Lester, la presencia divina en uno de los personajes, etc. Ese surrealismo hace que todo sea más estimulante, y ciertamente deja momentos hipnóticos y memorables.
(IV) El mensaje inicial en el cual se indica que la historia es real, que a petición de los sobrevivientes se cambiaron los nombres, y que por respeto a los muertos las cosas se van a contar tal cual sucedieron. Todos sabemos que es una historia ficticia, ¿pero que tanto supera la realidad a la ficción?
Como he anotado antes, son varios los elementos del universo Coeniano -no sólo de Fargo sino también de su cine, aunque obviamente Fargo es la fuente de varias referencias y mecanismos formales- que se ven en la serie, pero la gran gracia que tiene es que esta logra desmarcarse del material original; no sé cuánto realmente, pero a pesar de las similitudes, nunca dejé de pensar que estaba ante una historia original y sensacional, hecha con personalidad propia.
Los elementos que más me gustaron de la serie son:
(I) Lorne Malvo, interpretado magistralmente por un genial Billy Bob Thornton. Su personaje tiene un carisma arrollador, además de llevar consigo un aura extraño pero encantador, teniendo prácticamente una mitología única. Este villano es singular y peculiar, absolutamente genial. De los mejores antagonistas que he visto últimamente.
(II) La actuación de Martin Freeman, que dota de personalidad propia a un personaje que pudo caer fácilmente en la caricatura del perdedor indefenso; pero lo mejor es la evolución que tiene Lester, representada soberbiamente por Freeman, a quien el personaje no le queda para nada grande; lo domina a la perfección -sin decir con esto que Freeman es un perdedor y una basura-.
(III) Los repentinos estallidos de violencia me encantaron. Además, es una violencia explícita, sin miedo a mostrar los orificios que las balas dejan en los cuerpos y la abundante sangre que brota de los heridos. Lo mejor de esta violencia es que es inesperada, e incluso cuando es esperada -tomando en cuanta quién la provoca-, te sorprende porque algunas cosas no las ves venir.
(IV) Ya lo dije, el tono entre burlón y resignado que tiene la serie es el complemento perfecto para esta historia Coeniana no contada por los hermanos Coen. Virtud: se adaptaron bien los mejores elementos del cine de los Coen, sin estos ser superados en su propio lenguaje.
En el fondo, estamos ante una historia de violencia y de cómo lo peor del ser humano sale a flote cuando determinados escenarios se hacen realidad. Esto es casi una tragedia shakesperiana, en la cual todos los males humanos son los que provocan las desgracias y las espirales de maldad y violencia. No el clima, no los animales, no la vegetación, los humanos. Los humanos y su maldad, envidia, vanidad, sus mentiras, su estupidez, su lujuria, su arrogancia, su egoísmo, etc. Muchas cosas que están escondidas débilmente debajo de una somera capa que nadie se cree, ¿o de verdad piensan que todos los males mencionados no estaban presente en la mente y ser de Lester antes de hacer lo que hace? Sólo se necesita un pequeño empujón para convertirse en aquel roto animal que siempre el humano está a punto de ser. En este sentido, la pequeña charla que tienen Lorne Malvo y Lester, y la influencia que el primero ejerce sobre el segundo no es fortuita; el primero es malvado por las puras, pero el segundo no hace lo que hace de la nada, ningún otro personaje hace lo que hace de la nada. Todos tienen defectos, todos tienen males, y todos viven en una barbarie perpetua e interminable. Sólo basta una pequeña gota de putrefacción para caer en una espiral de violencia, para hacer lo inimaginable, para dejarse corromper por los demás. Una manzana podrida que llega a podrir otras. Tal como lo ven los Coen, esta es una serie sobre lo peor del ser humano floreciendo de manera completamente natural, con una visión pesimista -aunque siempre está lo bueno, cuya lucha con lo malo perdurará hasta que los humanos se extingan; el pesimismo radica en que la lucha nunca terminará, y que el mal siempre estará rondando, respirando detrás de ti, presto para llevarse lo más preciado-. En este mundo sólo hay víctimas.
Finalmente, Fargo es una serie que va de menos a más, de manera exponencial. La escalada de calidad es notable. De hecho, el primer episodio me parece genial, pero al inicio daba la impresión de que intentaba ser demasiado Coen para su propio bien. A saber: el personaje de Freeman, Lester Nygaard, parecía ser una copia del de Macy el '96 -rubio, inseguro, patético, medio tartamudo-, pero con el correr de los episodios se va diferenciando claramente, siendo un personaje nuevo e inteligentemente construido y desarrollado -dentro de toda la fauna de personajillos amorales y podridos, él es el epítome de la putrefacción de los buenos valores, de lo políticamente correcto, lo convencionalmente aceptable; el malvado por antonomasia es Malvo, a él nadie le quita ese lugar-. El personaje de Allison Tolman, la ayudante de Sheriff Molly Solverson, también parecía ser una copia del de Frances McDormand -durante un par de minutos pensé que ella también estaba embarazada, aunque en realidad era más bien robusta-, y aunque tienen varias similitudes -ambas son las buenas, las de moral intachable-, se diferencian bastante, y eso los episodios se encargarán de demostrarlo. Pero a medida que todo transcurre, el salvajismo desaforado e imparable, vemos que esta serie no es una vulgar copia, sino un digno y memorable resultado de cómo se hace una serie que aprovecha lo bueno de su lenguaje televisivo y episódico, respetando sabiamente los elementos del material original. El final de temporada es estupendo y, aunque el final-final vuelve a ser tan sintomático como el primer episodio -tener escenas muy muy similares a las del filme, especialmente en lo textual-, el clímax y la manera en que se llega al punto álgido de todo es exquisito. La inteligencia de Lorne Malvo y Lester es notable, y tanto el episodio nueve como el diez son los mejores. Increíble.
De todas formas, me permito reprochar la sangre falsa, que de verdad molesta. Me enoja que no se esfuercen en hacer sangre 'de verdad' para los tiroteos. Es casi insultante que veamos sangre digital, le quita realismo y seriedad a la cosa, a veces llega a lucir cutre. Con todo, no se pierdan la versión televisiva de Fargo, totalmente recomendable. No es mejor que la película -vale la pena aclararlo-, pero no por ello deja de ser una serie estupenda, que utiliza muy bien su lenguaje y se acerca más al cine que a la televisión propiamente tal. De nuevo, no se la pierdan.