2017: si lo sé, no vengo. Un churro en lo laboral, y también en lo que respecta a esta página web: no sólo ha sido el año en que -de forma significativa, además- menos música he escuchado, también el más rácano en cuanto a entradas, en el lustro transcurrido desde que me animé a escribir sobre las canciones que me chiflan. Sumadle a lo anterior una patológica fijación con losputosochenta, todavía de moda (vaya por delante que cuando a principios de los 90 la cosa guitarrera empezó a despuntar con aquella movida del grunge, y hasta los 2000 y poco con aquella explotación post-punk, servidor no abrió la boca para quejarse ¿eh?) y entenderéis que este año mi motivación para endosaros una selección de canciones favoritas estaba bajo mínimos.
Si es que así no hay manera: mis ocupaciones pseudolaborales me tienen de la Ceca a la Meca; pero es que además el rock en 2017 está -salvo excepciones- desaparecido o al borde del coma, soy -sigo igual- prácticamente incapaz de distinguir un rapero de otro, lo del trap como que no, por más que busco no hallo en “Despacito” la gran canción que todos ven, y cuando repaso las canciones que más me han acompañado en estos (casi) 365 días, el espejo me devuelve la poco favorecedora imagen de un reaccionario al que por lo visto le encantaría vivir en un mundo de hombreras, sintetizadores y pelos cardados. Existía la opción, claro está, de libraros por una vez de esta condena inútil, pero con lo que me divierten estas cosas, sería renunciar a uno de los pocos placeres que me quedan. Y oye, también os queda a vosotros la opción de no acercaros a leer estas líneas ¿no?… ¿qué hacéis ahí? ¡Venga, fuera! ¡Fuchi, fuchi! ¡A hablar en corrillos a otra parte!
As usual, la selección definitiva de favoritas la integran las canciones que caben en los 80 minutos de un CD virgen (con el que ampliaré el catálogo de torturas para mi familia en nuestros trayectos automovilísticos) aunque visto el resultado más me valdría habérmelas grabado en un casete TDK y haberle hecho una portada decorada con recortes de la Superpop, porque telita marinera… El resto de la lista lo forman las canciones que más me han acompañado aunque no llegaron a rozar el podio, como cuando en el cole te daban una cosa que se llamaba accésit y que te dejaba el cuerpo un poco así… Lo de las MENCIONES DE HONOR de THE SONGS WE LOVE, ya sabéis:
50 Miami – Baxter Dury
49 Hallelujah Money – Gorillaz
48 Taste – Rhye
47 Feel It Still – Portugal. The man
46 You Would Have To Lose Your Mind – The Barr Brothers
45 Look At What The Light Did Now – Flo Morrissey & Matthew E. White
44 Don’t Delete The Kisses – Wolf Alice
43 Open Eyes – Nev Cottee
42 Troika – Peter Perret
41 Whiteout Conditions – The New Pornographers
40 Something To Remember Me By – The Horrors
39 Mapa de Zonas Desiertas– Wild Honey
38 Foam – Sun Airways
37 Can’t Say We Tried – Amber Arcades
36 Du Pétrole – Rémi Parson
35 Picasso – Michael Head & The Red Elastic Band
34 Cuando El Mar Se Trague El Sol – Hal Incandenza
33 Memory Foam – Molly Nilsson
32 Goodnight – The Pale Lights
31 John Wayne – Cigarettes After Sex
30 The Combine – John Maus
29 Lips – The XX
28 Music Is The Answer – Joe Goddard
27 Pure Comedy – Father John Misty
26 Heartstruck (Wild Hunger) feat. Angel Olsen – Hamilton Leithauser
25 Deadly Valentine – Charlotte Gainsbourg
24 Good Thing – Michael Nau
23 Espíritu Olímpico – Los Planetas
22 I Wanna Dance With You Again – Band Of Gold
21 Can It Be – Doug Tuttle
20 Money – Anna Of The North
Y ahora, las pistas que más me han obsesionado: mis CANCIONES FAVORITAS DE 2017:
19 As The World Caves In – Matt Maltese: Todavía no tengo muy claro si Matt Maltese es el nuevo Rufus Wainwright, el nuevo Adele, o el típico que encabeza todas las quinielas del festival de Eurovisión y al final se queda en un discreto sexto puesto, pero créanme: este chico de apenas 20 años y nombre (es un alias, ¿verdad?… ¿en serio se llama así?) de estrella del porno, es el nuevo ALGO… O debería serlo, por lo menos, porque aunque probablemente no tiene la voz sobrenatural de los arriba mencionados, su potencial compositivo (del comercial ya ni hablamos: podría vender discos como churros, con el apoyo adecuado) deja poco lugar a dudas. (..) Y sí: es otra canción pesimista sobre el modo en que Putin y Trump y cía. mandan a la porra nuestro planeta, pero no dejen que eso les disuada de darle al play. Suban bien el volumen y agénciense unos kleenex. Es una recomendación.
18 No Exit – Tennis: Música sofisticada y repleta de matices: la de Tennis, ese dúo afectivo-musical fiel a los reflejos cromados de hace 40 años, en pleno 2017. (…) Un medio tiempo con una fabulosa línea de bajo y unos sintetizadores vaporosos, que no es exactamente para bailar (dice Alaina que precisamente trataba de expresar su desafecto hacia la euforia en la pista de baile), ni tampoco para escuchar sentado, sino algo -¿existencialismo a 120 bpm?– deliciosamente impreciso. Son un par de freaks, sí, pero a lo mejor es por eso que nos gustan tanto…
17 Loving Is Easy – Rex Orange County: Es imposible no caer rendido ante composiciones tan repletas de candor, naturalidad, optimismo y romanticismo (benditos diecinueve años), pero sobre todo es imposible no hacerlo si son tan fabulosas como “Loving Is Easy“, una de esas canciones con las que uno querría despertarse todos los días, para quedarse ahí, escuchando, embobado, abrigado por ella con ese cálido abrazo de edredón sabatino. La típica (ojalá fuera tan típica) canción-bálsamo que sin apenas hacer ruido te está salvando la vida (no como es, sino como debería ser), la cadencia suave que debería llevarte en volandas al trabajo, saludando y sonriendo a todo el mundo. Con canciones así, es verdad, querer es más fácil.
16 Strike A Match – Sacred Paws: ¿Lo ves? ¡no es tan complicado!… ¿O sí? A veces basta con una única, sencilla pero buena idea. Eso sí, no vale cualquiera: tiene que ser una MUY BUENA idea. Como la del riff que alimenta esta adictiva “Strike A Match” de las británicas Sacred Paws (algo así como el indie del indie), y su contagiosa alegría, cómo resistirse al feliz mestizaje del auténtico espíritu DIY y la… ¿polirritmia africana? (…) Pueden estar contentas: en su desacomplejada exploración de los márgenes de la verdadera independencia han dado con un sonido personalísimo y sin pretensiones (guitarrra, batería, apenas unos vientos y deliciosos juegos de voces dobladas, fíjate tú que cosa más tonta) ante el que resulta imposible no caer rendido. Groovy, mucho
15 Tú que Vienes a Rondarme – Maria Arnal i Marcel Bagés: Pobres Maria y Marcel, la canción que más me ha gustado de todas las publicadas este año en nuestro país, y ni un ratillo he sacado para dedicarles la entrada que se merecen por esta canción-monumento, algo así como un polvazo cósmico descrito con poderosas imágenes y una (acertadísima) producción que aúna de forma soprendente tradición y modernidad. Me consuela pensar que, sí o sí, la canción recibirá todos los parabienes que merece por parte de la crítica seria que, nada más ser publicada la pista, cayó rendida a los pies. Nos han rondado, mucho y bien.
14 Falling Asleep – The Clientele: Entre los discos ineludibles de este año que da ya sus últimos coletazos, no podía dejar de estar -no podía ser de otra manera- el último trabajo de los londinenses The Clientele, una de esas bandas por las que pararía una bala (…) Y eso que “Music For The Age Of Miracles” hace ya el número seis en los LP’s del grupo, y que encima venía con el peligroso lastre (los discos de resurrección, qué miedito…) de ser el primer trabajo después de un larguísimo hiato de ocho años transcurridos desde “Bonfires Of The Heath” (…) Desde la misma apertura del disco hasta el magistral cierre con la pista titular, alivio y confianza, serenidad y pulcritud: estos que han vuelto son los mismos The Clientele de siempre, artífices excelsos de canciones otoñales y melodías para el más profundo ensimismamiento ¿Han vuelto a hacer The Clientele -otra vez- uno de los discos del año? Oh, yes.
13 North Star – Future Islands: Los Future Islands de 2017, parece, optan por no tocar demasiado la fórmula que tan buenos resultados les ha dado, y aunque en el proceso de componer un nuevo álbum no se topan con una pista tan redonda como lo era “Seasons (Waiting On You)“, entregan una digna colección de temas de pop que debería dejar más que satisfechos a sus nuevos y viejos seguidores. (…) La excepción a esa agridulce sensación de deja-vu la pone esta espléndida “North Star“, una pista que no dejo de escuchar pese a los -bastantes, ya- meses transcurridos desde el lanzamiento del álbum, y que muestra una faceta divertida y luminosa de un grupo más proclive a convocar la emoción por otros territorios: lo más cerca que haya estado el synth-pop visceral y arrebatado de Future Island de tomarse unas vacaciones (tropicales) de tanta intensidad. Y qué bien les sienta.
12 Glory – Cold Cave: Un auténtico trallazo que puede mirar de tú a tú a las mejores canciones de New Order, la influencia más evidente, pero que también podría medirse con la placentera asfixia del debut de Trust, por buscar un referente más cercano. Los patrones rítmicos suenan como latigazos, y aunque es verdad que probablemente esta sea la canción más abiertamente pop de las publicadas por la banda, las coordenadas sonoras siguen siendo las mismas: oscuridad iluminada por los fogonazos de unos sintetizadores gloriosos, y mal disimulada desesperanza. Al loro, Faris Badwan y demás Horrors: “Something To Remember Me By” está muy bien, pero me parece que este año Wesley Eisold y los suyos os han robado vuestra fabulosa cartera de cuero…
11 Chained To The Rhythm – Katy Perry: Música divertida (¡incluso a pesar de dar cabida a cierto mensaje político!), contra el mal rollo que se ha propagado como una mancha de aceite sobre todos nosotros. La que me ha tenido berreando este verano con mi mujer y mis dos hijos en el coche, desbordados como íbamos de sol y salitre. Y eso que -eso dicen- este último disco de Katy Perry por lo visto baja un poco el nivel con respecto a los anteriores, y parece que el idilio de la californiana con su público empieza a dar señales de agotamiento. Pero oigan: a mí esto me chifla. Me sobran -qué le voy a hacer, clasicorro que es uno- la parte aquella rapeada por el que parece es el nieto de Bob Marley, y las ínfulas de trascender de su letra, pero todo lo demás (la fastuosa producción que no deja explotar el sonido hasta transcurrido casi un minuto del tema, la tontísima pero adhesiva rima bubble/trouble, y un estribillo de esos en los que uno ve fuegos artificiales) me pone de muy, muy buen humor. Music for the masses.
10 Shark Smile – Big Thief: El otro día comentaba por aquí lo mal que podía acabar la idea de escribir una canción basada en la trágica muerte de los ocupantes de un vehículo en accidente automovilístico, y justo después de publicar la entrada caí en la cuenta de que tenía esta fabulosa oportunidad para contradecirme. “Shark Smile“, de la banda de Brooklyn Big Thief, va justamente de eso, de un hombre y una mujer lanzados por la autopista en un viaje trágico que, por supuesto, termina contra un guardarraíles, y la consecuente lotería muerte/supervivencia. Invocando la tradición de la que bebían gigantes como Johnny Cash, y recurriendo apenas los elementos más esenciales, esta canción es un fabuloso cuadro del más genuino american gothic.
09 Tease – Ralph: Su propuesta quizá es más resultona que original, en estos tiempos en los que una alusión distraída a Wilson Phillips despierta más entusiasmo que sonrisas condescendientes, pero no por ello hay que restarle ni un ápice de reconocimiento a un pop tan fabulosamente facturado. El riff de teclados con que se presenta el tema desde el primer segundo –que le pregunten a los Future Islands a ver si les gusta o no- ya da una buenísima pista de por dónde van a ir los tiros: una deliciosa carga de nostalgia, pero sobre todo (super)pop de 24 kilates que augura un brillante futuro para Ralph.
08 Sugar For The Pill – Slowdive: “Con un poco de azúcar esa píldora que os dan / la píldora que os dan / pasará mejor / Si hay un poco de azúcar, esa píldora que os dan / satisfechos tomaréis… / Lleva la abeja a su panal / el dulce néctar de la flor / pero siempre vuela y vuela con tesón / Y cada gota de elixir, de cada flor / se guarda al fin / Y así (así…) / igual (igual…) / alegra el trabajar…”
07 Slow Motion – Jane Weaver: Viejo pero nuevo, experimental pero pop, accesible cuando quiere pero también guardián celoso de conocimientos arcanos que apenas llegamos a intuir, el disco de Jane Weaver es una exploración maravillosa por los márgenes del pasado justo antes de propulsarlos a un futuro lleno de estrellas. Absolutamente recomendable, uno de esos trabajos que -mucho me temo- no serán reconocidos como merece por los medios con más tirón popular.
06 Mostly Blue – Wellness: Un sobresaliente tema de indie-pop que perfectamente podría emparentar con los gobis más tristones. (…) Unos absolutos desconocidos por estos lares y, a tenor de lo escuchado, un grupo al que vale la pena seguirle la pista. Como unos Real Estate en plan slacker.
05 I Love You more Than You Love Yourself – Austra: Patrones sintéticos cercanos al darkwave, elegantes melodías envueltas en oscuridad (para que luego digan que la educación musical, eminentemente escorada hacia lo clásico, está reñida con la creación de sonidos contemporáneos) y la ya inconfundible garganta de Katie Stelmanis trazando hermosas filigranas en el aire congelado. (…) Melancólica y en cierto modo esperanzada, sencilla al tiempo que compleja, tiene algo de aria operística pero a la vez pone un pie sobre la pista de baile: lo de “I Love You More Than You Love Yourself” es una clase de magia que ciertamente está al alcance de muy pocos.
04 Runnin’ Outta Luck – Alex Cameron: Lo mismo seducirá a los devotos (apuntadme) del “This Fucking Time Of Year” de Charles Cave, que a los que un día de repente se descubren horrorizados tarareando alguna melodía de los Killers más asequibles. No en vano figura como coautor de este tema (un tal) Brandon Flowers, y ojo que entre los créditos también se dejan ver Jonathan Rado (Foxygen) a la guitarra, teclado y bajo, o ese colgado que responde al nombre de Kirin J. Callinan. A-dic-to a esta canción.
03 I Know A Place – MUNA: El disco de debut de este trío de Los Ángeles, publicado en este 2017, es una de esas cosas que más está alegrando a los que disfrutamos de lo lindo con el rescate musical acometido en su día por las hermanas Haim. Ya os podéis oler por donde van los tiros: un poquito de sintetizadores ochentosos, la infección rítmica del R&B, y un muchito del soft-rock inmaculado de Fleetwood Mac en los años cromados de “Tango In The Night“. Y oye, si alguien con tanto conocimiento del tema como Shura dice que Muna molan, pues no hay más que decir ¿no?
02 Hard Times – Paramore: Desde el momento mismo de su lanzamiento, allá por abril de este año, no cesaron de lloverle los piropos a este perfecto mecanismo pop (…) Resulta difícil de creer que a estas alturas quede alguien que no haya escuchado ya tropecientas veces el glorioso pop fluorescente de “Hard Times“, su adictivo riff de guitarra como salido de los títulos de apertura de una película de John Hughes, o no haya enloquecido directamente con esa irresistible coda final en la que explotan como fuegos artificiales Cindy Lauper y sus Goonies, Daftpunk, la fiesta tonta de Two Door Cinema Club, y el mejor new wave tribal de los ochenta (el del Talking Heads, claro).
01 Nothing To Find – The War On Drugs: A primera vista, Tom Petty ya lo había hecho antes, es verdad. Y Springsteen, y Dylan, y Mark Knopfler y Don Henley (qué buena, eh, “The Boys Of Summer“), y probablemente mucha otra gente que no aparece en todas y cada una de las reseñas que puede uno leer respecto al estupendo “A Deeper Understading“. Pero el de Philadelphia se ha convertido sin hacer demasiado ruido en uno de esos pocos nombres en los que casi puedes confiar a ciegas: cuatro discos sin fallar lleva el tío. (…) The War On Drugs suenan más grandes de lo que han sonado nunca -sin abandonar ese tono melancólico y brumoso, marca de la casa- y convencen a todo el mundo, oiga, incluso a los que no hemos tenido la suerte de pisar el suelo norteamericano y sin embargo creemos reconocer en esas canciones unos paisajes crepusculares que sólo llegan a nosotros a través de las películas: carreteras infinitas, luces nocturnas, moteles baratos… sus guitarras y sus armónicas rugen sobre un río de sintetizadores y esos característicos patrones rítmicos tan suyos (¡casi kraut!) al más delicioso galope, cuando no se arriesga directamente -acertando- a dejar el estribillo en manos (escuchad esta irresistible “Nothing To Find“) de un simple riff. Nadar y guardar la ropa, eso es lo que hace, y mira que es difícil: tirar de épica capaz de provocar la histeria en un estadio de rock abarrotado, y al mismo tiempo hacerte sentir el privilegiado confidente de viejas historias en un trayecto (nocturno y en coche, como no) sólo por dos compartido. (…) Así que dadle a The War On Drugs su corona, venga, y no hagamos demasiados dramas: lo de este chico ha dejado definitivamente de ser un secreto, y no debería importarnos demasiado que apunte al corazón mismo del mainstream: “A Deeper Understanding“ era ya un nuevo clásico del rock americano el mismo día en que fue publicado.
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¡Se acabó! ¡Por fin, sí! ¿Ha sido para tanto? ¿Sí…no? ¿Alguno se ha quedado con ganas de más? Lo dudo, pero por si acaso, dejo por aquí un enlace a la playlist de mis 50 canciones favoritas de 2017 en Spotify (me valgo de esta plataforma por ser la que posibilita la escucha del mayor número de temas, aunque no encontraréis ahí a esa encantadora antisistema llamada Molly Nilsson) y así podéis despotricar con más argumentos aún contra semejante despliegue de arbitriariedad, ignorancia, falta de criterio, e incorregible retromanía. Yo también os quiero.
Favoritas 2017+ Menciones de Honor en Spotify:
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