Foto: Javier Arroyo
Este año ando poco navideña. Más que andar repto y lo único blanco que me acecha no es la Navidad sino el tono de mi piel, que por momentos se vuelve translúcida a excepción de los dos surcos negros que circundan mis ojos.
Pero, con todo, quiero felicitar las fiestas. No entiendo muy bien por qué darse muchos besos el 24 de diciembre y no el 24 de abril y, sobre todo, no entiendo por qué hay que besarse con la gente que te pega puñaladas por la espalda, pero aun así lo hago. Supongo que, en el fondo, soy tan falsa como ellos.
Salvo aquí. En mi casa mando yo y en mi tecla ni les cuento. Por eso voy a felicitar la Navidad, sí, pero a la gente que DE VERDAD ha estado a mi lado, que DE VERDAD se alegra de las cosas buenas que me sucedan y que DE VERDAD sufre cuando la vida me da de hostias. Deseo feliz Navidad (feliz vida, en general) a mis amigos (pocos, pero buenos), a la gente auténtica, a los que no dan caricias por arañazos. A los que saben que la palabra "compañero" va mucho más lejos que la distancia que separa una mesa de trabajo de la siguiente. A los que están ahí aunque se encuentren lejos. A los que no hace falta pedir disculpas por llevar meses sin llamarles.
¿Saben? Soy afortunada. Aun subiendo el listón de mis criterios, tengo mucha gente a quien desear FELIZ NAVIDAD.
Estrella Morente, "Los pastores", Calle del aire.