Revista Opinión

Felices vacaciones, futuro

Publicado el 22 julio 2013 por Carmentxu

Los países de pandereta y cuchufleta tienen (tenemos) una característica común que nos iguala en la zona baja de la pirámide: nada se puede dar por hecho, la normativa está plagada de excepciones y la jurisprudencia es poco más que papel mojado. Y, como máxima ante la incertidumbre, una certeza: si algo puede salir mal, saldrá peor. Así ocurre en esta tipología de países, en los que los gobernantes y poderosos, esos que mueven los hilos y pactan precios y comisiones, hacen y deshacen sin vergüenza y que, una vez pillados, se esconden en la madriguera del poder y corretean por los pasillos subterráneos de las mayorías absolutas y absolutistas para, desde allí, esperar a que amaine y los de afuera se quemen al sol. Esperar a Godot y que el surrealismo lo inunde todo, como inunda las ruedas de prensa o la labor legislativa. Contra el surrealismo poco o nada se puede hacer.

Y cuando no se sabe bien cuál es el modelo a seguir, ya que todo depende de variables tan aleatorias como la dirección e intensidad del viento, la temperatura corporal o de si estaba en su punto el arroz del domingo, la realidad se vuelve imprevisible y pasa a marcar los tiempos el conejo loco de Rajoy en el país de las maravillas, ese cuento que provoca  pesadillas nocturnas. En esta farsa, al igual que en el cuento, siempre llegamos tarde, mal, con prisas y ya no sirve presumir de capacidad de improvisación. A los alemanes no les gusta.

Oficialmente, hoy inicio la primera ronda de vacaciones. Y pensaréis que lo hago por los suelos, deprimida hasta la médula. No es así, pero recuerdo otras no-vacaciones  surrealistas, tristes, inciertas, que se diluían con los días laborables que tampoco existían. Hoy son muchos, y no dejan de crecer, que están de vacaciones forzadas hace tiempo, demasiado. Unas vacaciones cada día más desesperadas, donde el futuro es solo un punto negro hasta donde alcanza la vista cada vez mayor. Alemania vuelve a dar la pauta. Lo publica eldiario.es: Los parados deberían ahorrar en carne y vender sus muebles. Ninguna consigna más acertada para su exportación a un reino bananero, donde se infama al parado y se premia al millonario defraudador y comisionista, que ya se sabe que una cosa lleva a la otra. Ante la miseria, la respuesta es más miseria, más recortes, más autocensura también, más amputaciones de derechos y prestaciones, más inculpaciones al débil, ese desagradecido. Felices vacaciones, futuro. Vuelve pronto.

 


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