Hace ya varios días que se respira en el ambiente que el año se acaba. Esos días donde sientes que todo está terminando y que todo va sin frenos hacia su destino: las campanadas. En estos últimos compases del año uno debería reflexionar más de la cuenta, para así ver en que se puede mejorar durante el 2014. Yo he hecho balance, de los errores cometidos durante este curso y de lo que he logrado. Cuando te alegras más de lo que te arrepientes, te das cuenta que algo debes estar haciendo bien (a no ser que seas un inconsciente) y te sientes orgulloso de ti mismo, algo esencial para la felicidad.
Ha sido un muy buen año para mí, estos últimos 3 meses han sido decisivos y me han cambiado mucho, he evolucionado y aprendido una barbaridad. He conocido a muchas personas por las que merece la pena luchar y he descubierto que otras pocas más vale tenerlas lejos. Me he estado perfeccionando en varias lacras que arrastraba desde hace tiempo y he reafirmado mis principios y creencias.
Esta noche me perderé por el barri de Gràcia e intentaré que el año empiece de la mejor manera posible (no es conociendo a las guiris mal pensados, aunque no lo descarto jeje) ya que quiero que sea perfecto y siento que va a ser épico. Intenso sé que va a ser, pues mi viaje empieza en este 2014 que entrará mañana y presiento que va a ser algo muy gordo. Además, va a ser un año que me va a ver en muchas situaciones a las cuales nunca me he enfrentado (conducir, dar clases en un insti mega pijo, actuar, viajar trabajando, etc...)
En definitiva, feliz año! Os dejo la mítica canción de Phoenix mezclada con escenas de Lost In Translation (una de mis pelis favoritas) para que empecéis el año de la mejor manera posible: con la sensación de que eres joven y celebrando que tienes mil cosas que vivir.