Feliz 2015 y brindis
Si en 1980 me hubieran preguntado acerca de cómo se me ocurría la vida para el 2015, posiblemente hubiera dicho que no creía que llagaría a ese año.
Siempre pensé que moriría alrededor de los 42 años, por lo tanto el 2015 se me figuraba un año inalcanzable.
El siglo XXI era algo de
películas de ciencia ficción y soylent green. Era el inalcanzable futuro.
Llegamos contra cualquier pronóstico o premonición al 2015. Se acaba el 2014.
Arrancamos un nuevo año.
El futuro parece empeñado en llegar ignorando nuestras aspiraciones, suposiciones y predicciones.
Comienza el 2015, la vida se ha encargado de mostrarnos que no hay nada escrito con absoluta certeza acerca del futuro y el devenir. Que el futuro lo construimos en gran medida con las decisiones del pasado aunque en el momento de decidir no lo notemos. Y que lo mejor es tratar de vivir el presente sin hacer ni hacernos daño.
Sin traicionar ni traicionarnos.
Queriendo y queriéndonos.
En este 2015 ojalá tengamos la sabiduría y la conciencia necesaria para ser consecuentes con lo que pensamos y profesamos. Y la suficiente claridad para darnos cuenta cuando no lo hagamos y corregir el rumbo.
Al fin y al cabo, el futuro nos llegó y debemos apreciarlo y agradecerlo.
Sé que será un año difícil -especialmente en mi Venezuela-pero eso no quiere decir que no tengamos la posibilidad de hacerlo feliz.
Por eso, cierro este mensaje más que con un deseo o un anhelo,
con una sentencia y una afirmación:
¡Feliz año!
Brindis:
Que el 2015 sea lo menos malo posible. Que las penas sean sólo las que podamos soportar y que cuando sean muy fuertes que siempre haya una buena comida y un buen polvo, que con esas dos cosas, las penas son menos.
Golcar Rojas
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