Hace cuatro años ya os felicitamos 2014 de una manera similar. Ahora nos vuelve a motivar hacerlo con las aves de nuestras calles, las del callejero del distrito de Carabanchel, en Madrid. Ya sabéis que tenemos urogallos, pingüinos, pelícanos y avestruces, pero también el gorrión, el jilguero, el pinzón y el halcón, habituales de nuestros barrios, tienen su placa con nombre de calle.
Esta vez recogemos los que se quedaron fuera en la primera tanda, y contamos igualmente con algunas de aparición habitual o esporádica entre parques, jardines, plazas con setos y árboles y bulevares. Es el caso de la curruca, el alcaudón o el tordo, que es el nombre que se le da, sobre todo en Castilla, al estornino negro, aunque también se llama así, según la zona, a zorzales y mirlos.
El callejero pajarero-carabanchelero da también para otras interesantes indagaciones lingüísticas, como la derivada de “chimbo”. Este es el nombre vernáculo que se le da a determinadas especies de aves, especialmente currucas, en Euskadi, y más concretamente en Bilbao. La parte exótica de nuestra felicitación de este año viene de la mano (y plumas) del casuario, el papagayo y el tinamus.
Os animamos a buscar las aves de vuestro callejero más cercano. En Getafe también hemos dado con muchas calles con sus nombres, pero seguro que hay más repartidas por todo Madrid y toda España. Un nuevo aliciente para salir ahí fuera y disfrutar con las aves, un deseo que esperemos se extienda a todo 2018. Nuestra salud y la de las aves lo agradecerán.
¡Felices pajareos en 2018!
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