Revista Espiritualidad

¡Feliz cumple, querido Buda!

Por Chocobuda

¡Feliz cumple, querido Buda!

Cuenta la leyenda que cuando el Buda nació, de inmediato caminó siete pasos y declaró: “Yo soy el Venerado por el Mundo”. Apuntó con un dedo hacia el cielo y con la otra mano hacia el suelo para indicar que él uniría el cielo y la Tierra.

Algunos dicen que los siete pasos representan las siete direcciones (norte, sur, este, oeste, arriba, abajo y momento presente). Para algunas corrientes del Budismo Mahayana, las palabras atribuidas al bebé Shakyamuni significan “Yo represento a todos los seres vivos a través del tiempo y el espacio, a todos en todos los mundos”.

¿Creo que esta leyenda sea verídica? Claro que no. A pesar de que Shakya-sama era una persona inteligente, era un humano normal como cualquiera. Sin embargo es una leyenda linda para recordar y un gran pretexto para celebrar el cumpleaños del Venerado por el Mundo.

En muchas tradiciones budistas del mundo abril y mayo son meses importantes porque celebramos Vesakha, Wesak, Vesak, Buda Purnima o cualquiera de los muchos nombres que el cumpleaños del Buda lleva.

No sabemos el día exacto del nacimiento de Shakyamuni, pero en el Concilio Mundial de Budistas celebrado en Sri Lanka en 1950, se decidió que se festejaría en la primera luna llena de mayo. Sin embargo la fecha cambia en cada país, dependiendo de sus tradiciones regionales y cultura. En Japón, por ejemplo, la festividad se llama Hanamatsuri y se observa en abril.

Pero independientemente de la fecha precisa, Vesak un día en el que la comunidad budista se regocija y se une para recordar el cumpleaños de nuestro Maestro Shakya-sama.

Los festejos cambian de acuerdo a cada lugar y persona, así que no hay una guía oficial para este auspicioso día. En muchas tradiciones se acostumbra bañar una figura del bebé Shakyamuni. En realidad la única constante es que ponemos atención especial al cuidado de la naturaleza, así como en nuestra práctica de zazen, compasión y generosidad.

Y es que Vesak es una celebración triple del nacimiento, iluminación y muerte del Buda. Todo en este universo nace, florece y trasciende a su propia naturaleza, regresando al flujo de la vida. Justo por eso nos esforzamos en mantener el equilibrio de nuestra Madre Tierra.

Celebramos el nacimiento de todo. Cada idea, cada sentimiento, cada ser vivo, cada momento tienen su punto de origen y se une con millones de otros nacimientos.

Todo lo que conforma el universo llega a un punto máximo de desarrollo. Ya sea una mariposa, la tristeza, la historia humana; absolutamente todo alcanza un apogeo…

Para luego envejecer, enfermar y reunirse con el Universo mismo, del que jamás ha estado separado.

El Buda era un hombre normal que creció, alcanzó la iluminación y trascendió por medio de sus enseñanzas. Más de dos mil quinientos años después siguen haciendo ondas en el tejido de la existencia.

En Hanamatsuri es muy válido afirmar que todos somos Buda.

Feliz Hanamatsuri

🙂


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