No se puede negar que, por la razón o emoción que sea, la Navidad es un momento especial para desearse lo mejor, para descansar y para reiniciarse. Quizás estos días algunos estemos más abiertos a esas cosas… También un momento para los nuevos propósitos y para reenfocar nuestra trayectoria. Incluso puede ser un momento para decidir los nuevos hábitos que vamos a desarrollar. Y sin duda son buenos momentos para recuperar el aprecio, el elogio y el agradecimiento ya que nada hacemos ni somos solos.
Mis deseos de felicidad para todos los que os acercáis por aquí. No olvidemos que en una parte importante la felicidad depende de nosotros mismos: el 2015 será mejor en gran parte en la medida en que nosotros también lo seamos. Y nuestros pequeños cambios dejarán huella…
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