Revista Cocina

Feria de santa catalina de villarreal

Por Malu Cyjeh @Cocinando_Malu

Introducción

A lo largo de la Edad Media, con el desarrollo de las ciudades, la actividad mercantil experimentó una fuerte expansión a causa, fundamentalmente, de acercar los productos al consumidor. La artesanía y el comercio durante toda la época anterior al siglo XII estaba, mayoritariamente, ligada a la economía de subsistencia, y por tanto, ligada a la actividad agrícola. Constituía una actividad complementaria al trabajo del campo, pues proporcionaba a las familias campesinas otros productos básicos. Sin embargo, a partir del siglo XII, con la repoblación de nuevos territorios conquistados a los musulmanes, se formaron núcleos de población nuevos o a partir de los antiguos asentamientos. El trabajo se especializó y la artesanía y el comercio adquieren un desarrollo importante. Los mercados y las ferias, concesiones reales para favorecer el comercio, adquirieron relevancia, canalizando los excedentes agrícolas y los productos de los trabajadores más especializados, artesano, a la actividad comercial.
La feria de Vila­real (síntesis histórica)
Jaume I concedió en la Carta Fundacional de Vila­real el establecimiento, a perpetuidad, de la celebración de una feria anual, con la condición de que se celebrase en días diferentes a las ferias de las villas vecinas (Castellón y Borriana). La feria duraba 9 - ­10 días y hasta el siglo XVII no tuvo ninguna significación religiosa, aunque el “Consell” o gobierno municipal de la época había elegido la fecha de Santa Catalina (25 de noviembre) para el inicio de la feria. Mientras se celebraba esta feria se gozaba de inmunidad judicial para todos aquellos que habían cometido delitos con anterioridad a la feria, pero no de aquellos delitos que se pudiesen cometer en su transcurso. Franquicias y exenciones reales y del “Consell” de la vila se decretaban durante el periodo de la feria para compradores y vendedores como medida de potenciación de la propia feria (privilegio de Jaume I dado en Ulldecona). El “Consell” en 1604 decreta que la santa sea festejada y solemnizada cada año, a perpetuidad, en la vila y su término municipal, por todos los vecinos y moradores.
La feria en el siglo XX
A principios del siglo pasado, la feria se instalaba en la plaza Mayor, según nos relata el padre Benito Traver. En los porches de la plaza se instalaban las paradas y las tiendas. Este núcleo primitivo, con el tiempo, debido al crecimiento urbano, conllevó la ampliación de la feria por las calles contiguas a la plaza Mayor, envolviendo al Ayuntamiento y por la calle Mayor, en dirección a Valencia. Alrededor de la feria se fueron creando un conjunto de costumbres que con más o menos intensidad han perdurado hasta nuestros días. Entre ellos la “mocadorà” ( pañuelada ), que consistía en que el novio a la nova, el marido a la mujer, o el hijo a la madre, regalaban un vistoso pañuelo de fiesta en el que se envolvía toda clase de dulces  y frutos secos que se vendían en la feria ( normalmente dulces navideños ).

FERIA DE SANTA CATALINA DE VILLARREAL

Cesta con "la mocadorà"


FERIA DE SANTA CATALINA DE VILLARREAL

"La mocadorà"


FERIA DE SANTA CATALINA DE VILLARREAL

Interior de "la mocadorá", polvorones, mazapanes, castañas, nueces, cacahuetes, bombones,  etc.


Uno de los nombres con que fue muy conocida la feria de Santa Catalina, ahora prácticamente perdido, era el de la “fira de la llonganissa”, sin conocer exactamente la razón de este nombre; probablemente asociado a la matanza del cerdo, típica de este mes de noviembre y dada la presencia de productos cárnicos en la feria, se instaurase la costumbre gastronómica de comer longaniza a la brasa con pan de hogaza en la misma noche de la feria. “La feria del pito”, nombre con que se bautizó la feria a principios del siglo pasado, porque era costumbre acudir a la feria con un silbato de madera o metal y hacerlo sonar en una pitada general, ensordecedora. Otro aspecto de la feria es, allá 20 de nuestro siglo se impuso otra moda, que duró junto con el pito muchos años. Esta novedad resultaba más silenciosa que los pitos, pero más molesta. Era obligado para toda la gente joven al ir a la feria, comprarse una pelota de tamaño mediano atada al extremo de una larga goma elástica. Ello permitía lanzar la pelota contra el o la joven que era objeto de la broma, volviendo seguidamente a las manos de su lanzador. Con ello se organizaban auténticos torneos a pelotazo limpio, que por lo visto satisfacían mucho a los jóvenes de la época. En la actualidad, la feria sólo dura un día y pocos son los elementos del pasado que aún se conservan (la fecha, alguno de los productos: frutos secos, dulces navideños, figuritas para el belén, juguetes, etc. Y el emplazamiento original, eso sí, ampliado a muchas calles del antiguo “arrabal de Valencia”. Se podría decir, que esta feria es como un recibimiento al adviento, una cuenta atrás hacia la Navidad. Se celebra el último domingo de noviembre.
FUENTE: BIBLIOTECA MUNICIPAL DE VILA-REAL

Más detalles y fotografías sobre este tema en:
* Aquí. Santa Catalina 2008
* Santa Catalina 2009
* Santa Catalina 2010


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