La sección oficial del festival 4+1 pone punto y final en su tercera edición, de la cual hoy mismo conoceremos la ganadora seleccionada por el público. Se presentó la primera de las dos películas que compiten fueran de concurso, el documental español Hollywood Talkies y pasó por allí el cineasta francés Sylvain George a presentar su documental Les Éclats que además arrancó la ovación del público en los cines Golem de Madrid.
GOODBYE
Aunque fuera mucho menos mediático, mientras que el director Jafar Panahi era detenido en su Irán natal, junto a él, lo era también otro colega de profesión, Mohammad Rasoulof. Mientras que esperaba el juicio y de forma casi clandestina, el cineasta dio forma a la película Goodbye, en el que se ve impreso mucho de la situación personal por la que atravesaba en ese momento. La película nos cuenta la historia de una mujer que tras buscar un embarazo para poder huir de su país se encuentra con que el feto está mal formado. Pese a que sus planes eran escapar gracias al bebé, tratará a toda costa de abortar (algo complicado, aunque en estos momentos no sea sólo en Irán, si no que aquí en España acabamos de volver a una situación similar) y buscar una alternativa para poder huir del país.
Rasolouf nunca busca la crítica fácil, él se limita a seguir dentro de la cotidianidad a una mujer que busca una salida sin saber muy bien cómo encontrarla. El ritmo contemplativo de la película la ayuda no sólo a avanzar, si no a hacer que fácilmente uno se pueda sumergir y comprender a la perfección la serie de problemas a las que se tiene que enfrentar. Trabas que le llegan continuamente, no sólo por la situación que está atravesado y lo complicado que resulta enmendarlo, so no por la imposibilidad que tiene allí la mujer de realizar cualquier acción si no lleva consigo una autorización de su marido, algo que se pone en evidencia de inmediato.
Goodbye es un relato triste sobre la falta de libertad, como esa tortuga que al depositarla en la bandeja, ve la salida al otro lado pero no encuentra la forma de escapar. La película habla de una libertad que existe al otro lado de la frontera, pero a la que resulta imposible llegar. Un relato terrible que acerca muy bien al espectador ajeno a la situación iraní la situación del país y también de los momentos que atravesaba Rasolouf en esos momentos. Una muy interesante película rematada con un final helador.
NOTA: 7
HOLLYWOOD TALKIES
Fuera de concurso se presentaba Hollywood Talkies. Es cierto que a la hora de realizar este trabajo, el primer largometraje del documentalista Óscar Perez, co-dirigido con su productora Mia de Ribot, apenas contaban con material para poder aventurarse en él. Y el problema es evidente cuando se nota que se ha estirado el escaso material hasta los 61 minutos de forma descarada, para simplemente que la película pueda tener la categoría de largometraje.
El punto de partida de Hollywood Talkies era interesante, y de haber contado con más material, el tema podía haber dado para un documental muy interesante, la historia de los primeros españoles que se mudaron a Hollywood para realizar aquellas copias que las productoras hacían de sus películas con actores hispanohablantes cuando empezó el cine sonoro.
En su afán de rellenar y buscando la ausencia, la película se llena de planos alargados en exceso de las playas de Hollywood completamente vacías. La sensación que deja, es que tras ese cúmulo de anécdotas, todas muy interesantes, queda un proyecto radiofónico superpuesto encima de unas imágenes de Power Point que se alargan eternamente. Era un capítulo de la historia de nuestro cine que había que recordar, pero el modo en el que se hace no podía ser menos satisfactorio.
NOTA: 3
LES ÉCLATS (Ma gueule, ma révolte, mon nom)
Sylvain George se pasó por la sede de Madrid para presentar su nuevo documental, para el que pasó cuatro años viviendo con los inmigrantes del norte de Francia. En él cuenta la odisea de esta gente, un documental que narra a la perfección los motivos por los que decidieron emigrar a Franciar, la situación en la que viven, su enfrentamiento a la autoridad y como consiguen escapar de ellos. La forma que tienen de enfrentarse a las enfermedades, y también la forma de la que se preparan para conseguir el sueño de poder cruzar el estrecho y llegar a Inglaterra donde podrían pedir asilo político.
Les éclats podría verse como el lado oscuro de aquel maravilloso cuento que era El Havre de Kaurismäki. Como si a la cinta del finlandés le quitases todo su tono pictórico y la sacases del mundo de éste, para teñirla de un crudo blanco y negro realista, al ritmo también de un jazz pero mucho más sucio y desgastado.
Pese a ciertos problemas en el ritmo, George sabe encontrar el relato oportuno y más fascinante. Destaca sobre todo la estremecedora visión del mundo de ese afgano en el que intenta explicar cómo siente que los políticos juegan con la gente a su antojo. El mensaje de la película queda bien subrayado, la gente no pertenece a ningún país, ellos no tienen la culpa de nacer en un lugar inadecuado, un mensaje que si se merecía la ovación con la que el público la ha recibido al terminar, aunque la cinta, extraordinaria en ciertos momentos, se pierda en un par de ocasiones sin saber muy bien qué es lo que tiene que contar para continuar la narración.
NOTA: 6
4:44 LAST DAY ON EARTH
Abel Ferrara se acerca al fin del mundo de una forma distinta a lo tratado hasta ahora, con una película que guarda muchos paralelismos con la última obra de Lars Von Trier. El mundo se va a acabar pero la población ya lo han asimilado, en cierto modo, lo que viene a decir Ferrara es que el mundo lo hemos terminado nosotros, no hay ninguna gran catástrofe que lo vaya a arramplar, todo nace desde nuestro imperio, en cierta forma la crisis se vuelve a asomar a ella como ya lo ha hecho en varias ocasiones en este festival.
La película es realmente un retrato intimista de cómo una pareja muy distinta entre ellos se enfrenta a un fin del mundo que está a punto de llegar, mientras en la televisión discuten que nos ha llevado hasta allí con total naturalidad y se anuncia con una cuenta atrás. Ella lo asimila con completa naturalidad, se refugia en su arte y en el yoga, una vertiente más intelectual al temple nervioso del personaje de Dafoe que parece ser la única persona del mundo incapaz de asimilar el fin de la humanidad. Volver a drogarse, estallar de rabia o simplemente deambular para observar son los pensamientos que pasan por su cabeza.
La tecnología facilita la despedida, pero la rutina, incluso el último día de la tierra continúa con total normalidad. El mundo ha acabado, lo hemos arruinado nosotros. Ferrara, tan pesimista como siempre, pero dejando de lado el lado más radical que explotará en obras tan emblemáticas como Teniente Corrupto no nos juzga, todos somos responsables. Una película que es todo un ejercicio de contención y que además nos regala unos prodigiosos minutos finales.
NOTA: 7