La presencia de Juan Diego, y es mucho decir, es lo poco destacable de Anochece en la India una de esas películas que sirven de rellena a la raquítica Selección Oficial del Festival de Málaga.
Un hombre paralítico, hippy en sus años mozos, quiere volver a la India, donde fue feliz. Para el viaje contará con la compañía de su cuidadora rumana con la que establecerá una íntima relación.
La estructura de road movie que propone Anochece en la India sirve para que vayamos conociendo a estos dos personajes y cómo han sido sus vidas. El rutinario desarrollo es el ya imaginado por cualquier espectador medio que haya visto un par de películas de este tipo. A lo tópico de la propuesta se une la poco trabajada evolución de los personajes que consiste más en cambios de humor y hace que parezca que el personaje de Juan Diego sea un tipo bipolar más que un hombre de psicología compleja.
Que Juan Diego es una de las grandes leyendas vivas del cine español es una realidad innegable. Así, su trabajo está lleno del habitual buen hacer y fuerte presencia que le caracteriza. Pero no es tampoco su gran papel porque no tenemos la sensación de que el actor se salga de una serie de patrones que ya tiene más que trillados. La labor Clara Voda como contrapunto también es muy destacable, siendo el trabajo de los dos actores lo más interesante de Anochece en la India.