Terminado el segundo día de festival, es hora de hacer balance de lo más destacado del día. Destacamos el mal cuerpo que nos dejó The green inferno, las reflexiones de Blackfish y la tremenda decepción de la esperada Escape from tomorrow.
THE GREEN INFERNO (Eli Roth)
Empezamos el día fuerte, sin apenas desayunar por lo que pudiera suceder. En una sala Auditori llena se presentó la nueva película de Eli Roth, una actualización comercial de Holocausto caníbal. La historia es muy simple: un grupo de jóvenes con ganas de reivindicar cosas se meten en un lío cuando tratan de salvar una tribu del Perú de la deforestación por parte de una empresa constructora. El problema viene cuando se topan con los miembros de esta tribu y descubren que son caníbales y sus vidas corren peligro.
The green inferno es una película que nos habla de ecología e ingenuidad, de los intereses económicos en un mundo globalizado y de no meterte en los asuntos de los demás. Todo lo trata de manera muy superficial y evidente, de hacerlo de otra manera habría parecido otra película y habría errado el planteamiento. Es una película ingenua, con el único propósito de entretener mostrando vísceras y dejando aflorar el lado más salvaje de Eli Roth. Es un acierto. Un acierto que a veces pierde su encanto cuando parece tomarse en serio, aunque pasa unas pocas veces. Eli Roth sabe qué tiene entre manos y sabe cómo ofrecerlo. No es más de lo que hay, sangre y una leve denuncia, evidente y muy masticada, de la deforestación del amazonas, siempre en segundo plano. Que nadie se equivoque, no es más que un pretexto, la denuncia es para otro tipo de cines.
BLACKFISH (Gabriela Cowperthwaite)
La alegría del día llegó de la mano de este documental que compara las vidas de las orcas en libertad y en cautividad. No nos engañemos, es un documental tendencioso, realizado desde el punto de vista de quién cree que las orcas de los parques acuáticos lo pasan realmente mal y es una crueldad. De la misma manera, el documental no se esconde y asume este punto de vista aportando datos que son realmente destacables como podría ser la extrema esperanza de vida que sufren las orcas en estos parques o las mentiras que cuentan sus responsables para mantener vivo el negocio.
Es un documental incómodo, otra muestra de la prepotencia del hombre sobre la naturaleza que llega a convertir a un animal libre en un esclavo encerrado en una pecera de pocos metros, alejado de la inmensidad del océano y de sus familias. Los datos son demoledores, tomando de punto de partida un accidente que pasó en el parque SeaWorld en 2010, los responsables encadenan testimonios de gente a favor y gente en contra de la cautividad de las ballenas y lo van documentando con más ataques de orcas en parques, incluyendo el de Loro Parque de Canarias. Un dato: no hay ni un caso documentado de ataque de orcas en libertad a un ser humano. Por el contrario, el documental nos muestra un buen puñado de ataques de orcas en cautividad a cuidadores y entrenadores.
Blackfish nos muestra una realidad incómoda, con un trato de la imagen impecable, bien documentado y con un trabajo gráfico sólido. Han sabido tocar las teclas necesarias para crear una pieza emotiva y tras verlo es difícil no solidarizarse con estos simpáticos animales. La sala Prado, sin una butaca libre, ovacionó la película nada más terminar. No podía ser de otra manera.
ESCAPE FROM TOMORROW (Randy Moore)
Y llegó la gran decepción del día. Tras la impecable Blackfish, llegó "la película que Disney quería censurar". Suponemos que la quería censurar por mala, porque Escape from tomorrow es de lo más flojo que ha pasado por esta edición del festival de Sitges. Rodada, supuestamente a escondidas, en Disneyworld, Randy Moore pretende contarnos la historia de una familia que va a pasar su último día en el famoso parque de atracciones. Un padre, una madre, un hijo y una hija, la típica familia americana, se adentran en Disneyworld para vivir lo que será un día nada normal. Sobre todo para el padre, que empieza a tener alucinaciones bastante preocupantes, viendo demonios alrededor del parque. También está obsesionado con un par de jovencitas francesas, dos lolitas que se le cruzan por delante y a las que llega a seguir en determinados momentos. A nadie se le escapa que Randy Moore pretende hablarnos de la obsesión y la infidelidad, entre otros muchos temas, pero de una manera muy simple y reiterativa.
El problema de Escape from tomorrow es su pobre factura: chromas mal incrustados, un guión muy monótono que sólo hace que repetir algunas fórmulas y que aporta pocas soluciones sobre algunas tramas. Una película irregular, densamente aburrida que es víctima de la supuesta campaña en contra que le ha hecho Disney. Uno se espera algo más turbio, algo que justifique que Disney se haya querido entrometer y evitar su estreno y se encuentra con una historia que parece incompleta, hecha a fragmentos a veces un tanto inconexos.
Lo único que podemos salvar es su fotografía, menos cuando entra algún chroma de por medio que se pierde toda la magia. Uno se queda con la sensación que es una película realizada con demasiada prisa. Otra relectura de guión o pruebas en sala de montaje le habrían ido bien. Parece que les ha bastado con transgredir las normas de la Disney.