Los fines de semana la transitada Avda. de Mayo, que se extiende desde el Congreso Nacional hasta la Casa de Gobierno, deja los apurones de la semana, un tramo de la misma es cerrado, habilitándose un palco, con sillas colocadas en la calle y diferentes puestos que ofrecen variados productos.
¿Qué sucede para que una de las más tradicionales y difíciles de transitar en la semana, cambie así su aspecto? Pues que simplemente se lleva a cabo la fiesta de las colectividades.
Argentina es un país al cual se lo conoce como un crisol de razas, así es, ya lo dice el preámbulo de nuestra Constitución: "para todas los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino". Y así fue, somos el resultado de corrientes inmigratorias que vinieron en distintos momentos de nuestra historia y aún siguen llegando. Por eso se ha decidido rendir homenaje a las mismas realizando estos festivales donde uno puede acercarse a aprender y disfrutar.
Se aprende de las costumbres, tradiciones e historias de otros pueblos.
Se comparten los festivales tradicionales de otras culturas tan diferentes a la nuestra.
Se interactua con los personajes que participan del festejo.
Se conocen turistas que vienen a visitar nuestro país.
Se pueden conocer los sabores de otras tierras.
Los participantes posan amablemente con los que concurren a la fiesta.
Se escuchan los sonidos de otras notas.
Todos bailan y cantan en la calle y en el escenario.
Se disfrutan los bailes típicos de otros pueblos.
Pero lo mejor se vive cuando la fiesta va alcanzando su culminación, en las horas de la tarde, me sorprende como un grupo de personas, que todos los días vivimos peleándonos, insultándonos, corriendo en una larga carrera hacia la nada, nos juntamos al lado del escenario y bailamos, cantamos y ponemos toda la bondad que el ser humano tiene en su interior y que a veces tanto cuesta encontrar.
Es hermoso, es emocionante, esa unión de todos nosotros, bajo las estrellas o el cielo nublado, bajo las luces de los focos de la calle y cantamos y bailamos y tratamos de aprender palabras de otros idiomas y por un instante somos humanos, somos capaces de compartir y estar junto al otro con el solo deseo de ser feliz.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, que me ha dado el disfrute de estos momentos mágicos. ¡Qué hermoso es saber que todavía podemos! ¡Todavía somos capaces de sentir, de dejar nuestros egoísmos de lado y civilizadamente disfrutar momentos de gran alegría.
Vivir, vivir, vivir, podemos por un instante (breve pero intenso e inolvidable) todos juntos encontrar la felicidad...