Revista Remedios

Fibrinógeno alto

Por Gabriel Giner @esaludcom

Nuestro cuerpo, como popularmente se sabe, funciona en gran medida gracias a diversas proteínas que, al actuar en conjunto, logran mantener la homeostasis que rige la compleja fisiología del organismo entero. Entre tantas de estas proteínas, el fibrinógeno, si bien no es muy reconocida por la mayoría de personas, cumple funciones muy específicas que, sin ellas, la vida simplemente no sería viable.

Esta proteína interviene, principalmente, en la coagulación de la sangre, por lo que es de suponer que una elevación de la misma pueda desencadenar todo tipo de trastornos de la coagulación que, o bien pueden generar enfermedades graves, o bien pueden ocasionar la muerte súbita. Así que hoy, a continuación, te explicaremos la información más básica que debes conocer acerca de este parámetro de laboratorio y qué significa que esté elevado.

¿Qué es el fibrinógeno?

El fibrinógeno viene siendo una proteína que, a pesar de que se sintetiza en el hígado, esta la podemos hallar presente en el plasma sanguíneo

Como ya mencionamos al principio, se trata de una proteína que posee la función principal de intervenir en la coagulación de la sangre.

Como sabemos, la coagulación de la sangre es un proceso donde se busca cambiar la consistencia de la sangre, haciéndola más espesa, para así detener hemorragias.

Fibrinógeno alto

Este proceso inicia cuando, por ejemplo, se produce una herida, independientemente de qué tan pequeña o grande sea. Al suceder esto, la trombina presente en el plasma sanguíneo lo que hace es convertir al fibrinógeno en fibrina, lo cual a su vez es lo que ayuda a crear el coágulo que detenga la hemorragia en cuestión.

Así que, como te podrás imaginar, se trata de una proteína esencial que, en caso de estar baja, se producirán sangrados difíciles de controlar, al punto tal que quien sufra esta condición, puede fallecer desangrado.

Por el contrario, de conseguirse muy elevada, se originarán coágulos de sangre (también llamados trombos) en diferentes partes del cuerpo, que terminarán ocasionando infartos, isquemia, necrosis, enfermedades vasculares cerebrales y, en última instancia, la muerte.

Es por todo lo anterior mencionado, que es de gran importancia tener muy en cuenta este parámetro de laboratorio en aquellos casos donde se sospeche que un paciente esté presentando una coagulopatía.

En tiempos recientes, la aparición del COVID-19 hizo que este examen de laboratorio tomara una mayor relevancia debido a los síntomas que esta enfermedad provoca en el cuerpo.

¿Cuáles son los valores normales de fibrinógeno?

Como sucede con cualquier parámetro de laboratorio, los valores normales aceptados del fibrinógeno tienden a variar un poco. Sin embargo, los valores normales más aceptados son entre 200 mg/dl y 400 mg/dl

Valores de fibrinógeno

Cabe destacar que existen situaciones totalmente normales o fisiológicas donde estos valores de fibrinógeno pueden verse aumentados. Por ejemplo, se sabe que la edad avanzada y el sexo femenino, son poblaciones donde estos valores pueden llegar a verse ligeramente aumentados.

¿En qué casos se solicita este estudio de laboratorio?

El fibrinógeno no es uno de esos estudios que suelan solicitársele de manera rutinaria a una persona, como sí lo es el caso de la hemoglobina, glóbulos blancos, plaquetas, etc.

De modo que debe solo solicitarse en casos donde los síntomas de la persona sean compatibles con niveles bajos o niveles altos de fibrinógeno. También pueden solicitarse cuando la persona presente alguna enfermedad ya diagnosticada que suela cursar con niveles de fibrinógeno alto o bajo.

Los síntomas más frecuentes en los cuales se suele solicitar este estudio, son:

  • Sangrado nasal frecuente sin causa aparente.
    • Sangrado frecuente proveniente de las encías.
    • Presencia de hematomas y moretones en varias regiones del cuerpo.
  • Presencia de sangre en orina y en las heces.
    • Alteraciones en las fases menstruales, con sangrado abundante y de duración prolongada.
  • Abortos prematuros y en repetidas oportunidades.
  • Antecedentes de enfermedad cerebro vascular.
  • Antecedentes de tromboembolismos.
  • Antecedentes de COVID-19 severo con permanencia de síntomas post-covid.
  • Sintomatología severa de COVID-19.

Existen muchas otras situaciones donde puede solicitarse el fibrinógeno tanto de manera única como a modo de control. En todo caso, solicitar o no este parámetro de laboratorio ya depende del especialista.

Causas de fibrinógeno alto

Los valores altos de fibrinógeno, o también llamado hiperfibrinogenemia, suele ser un parámetro de alto valor diagnóstico y, ya que estas elevaciones usualmente son transitorias, puede llegar a ser un estudio que nos puede ir orientando si la condición del paciente está mejorando o empeorando.

Una elevación del fibrinógeno en la sangre, tiene su origen principalmente en:

  • Procesos inflamatorios de índole infecciosos.
    • Tumores.
    • Quemaduras.
    • Traumatismos.
    • Estados de compensación por pérdida de proteínas, como en los casos de síndrome nefrótico.
    • Enfermedades hereditarias
    • Diabetes mellitus.
    • Artritis reumatoide.
    • Tuberculosis.
    • Acromegalia.
    • Neumonía.
    • Infarto al miocardio.
    • Eclampsia.
    • Glomerulonefritis.

Sin embargo, existen otras situaciones menos malignas donde estos valores pueden elevarse, como es el caso de:

  • Embarazos.
  • Menopausia.
  • Menstruación.
  • Consumo de tabaco.
  • Consumo de ciertos medicamentos como anticonceptivos orales, antituberculosos (Pirazinamida), aspirinas, bicatulamida, estatinas (fluvastatina, lovastatina, simvastatina), esteroides (noretandrolona, oxandrolona, oximetolona) y estrógenos (estropipato).

Síntomas de poseer fibrinógeno alto

Los síntomas derivados de valores elevados de fibrinógeno, van a variar de acuerdo a la edad de la persona, los factores de riesgo que posea, si está embarazada o no, si posee alguna enfermedad de base, si posee componentes hereditarios y, sobre todo, de qué tan elevados estén los niveles en cuestión.

Síntomas fibrinógeno alto

En cualquier caso, los primeros síntomas que empieza a experimentar una persona con niveles altos de fibrinógeno, estarán enfocados más que nada en sangrados difíciles de contener, con aparición de hematomas y trastornos menstruales evidentes. Esto es lo que hallaríamos en aquellas personas que superan los 400 mg/dl pero que no llegan a sobrepasar los 600 mg/dl

Una vez que esta barrera es sobrepasada, pero sin superar los 700 mg/dl, los síntomas empiezan a cambiar notablemente. Aquí entramos en una fase de riesgo prominente de que se produzca un ictus o EVC (enfermedad vascular cerebral), teniendo en cuenta que esto puede ocurrir si un coágulo de sangre logra taponar alguna de las arterias que llegan al cerebro. Si encima la persona cuenta con niveles altos de colesterol, los riesgos son incluso mayores.

Por encima de los 700 mg/dl, ya estaríamos hablando de un compromiso real de la vida de la persona y, por lo tanto, requiere de tratamiento urgente para revertir esta condición

La probabilidad de que se produzca un coágulo que afecte el cerebro, corazón y pulmones, es casi inminente. De modo que una muerte súbita es a lo que más se le teme en esta fase por la producción excesiva de coágulos en la región interna de los vasos sanguíneos.

¿Qué se puede hacer para disminuir los niveles de fibrinógeno?

Cuando la elevación del fibrinógeno ya es una condición instaurada que requiere hospitalización, ya queda de parte del médico ejecutar un plan de acción a base de fármacos que le ayuden, en cierta forma, a “diluir” un poco más la sangre, pudiendo ayudarse con el uso de antiagregantes plaquetarios o anticoagulantes.

Sin embargo, si lo que deseas es prevenir cualquiera de estas situaciones, también te tenemos una solución para ello. Y es que se ha demostrado que mantener un estilo de vida más saludable a expensas de una dieta equilibrada, practicando ejercicio y de momentos de esparcimiento para disminuir el estrés, es la clave para prevenir casi cualquier tipo de afección cardiovascular, como es este el caso.

Asimismo, dejar el tabaco y el consumo de alcohol, también podrían ser acciones sólidas que ayuden a prevenir este tipo de afecciones.


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