Revista Coaching

Fidelidad en modo avión

Por Soniavaliente @soniavaliente_

 El otro día le comentaba un amigo que si la pareja de uno ponía su teléfono en modo avión al llegar a casa, en ese viaje iban más de dos. Qué gran verdad. La tecnología como modo de facilitarnos la vida para complicar la faceta personal. No sabe de porcentajes. Pero la mayoría de quebrantos y rupturas de pareja vienen de un despiste o de una conversación de mensajería instantánea que alguien no debió ver.

No hay excusas. Nada justifica poner el modo avión al entrar por la puerta si no son unos buenos cuernos. Ningún workaholic que se precie apaga el móvil u silencia las notificaciones de whatsapp para disfrutar de tiempo de calidad con su familia, por voluntad propia. Debe tener un motivo de causa mayor. Quizá una doble vida.

Fidelidad en modo avión

Porque ser infiel es como proponerse escribir una novela: hay que estar vacío, tener ganas y tener el tiempo justo. La presión temporal es fundamental para relativizar. Para hacer el mal a ratitos, para vivir otras vidas y no tomarse el affair demasiado en serio. Pero esa escasez de tiempo y ese concepto de divertimento ha de ser compartido por las personas que se embarcan en ese viaje poliédrico.

Lo ve continuamente a su alrededor. Personas, en su mayoría mujeres, que quieren ser salvadas. Y que disponen de un gran tesoro: cantidades ingentes de tiempo libre que no invierten en mejorar sus vidas. Escapistas relacionales, continúan pensando que alguien les llevará rápido, lejos. Un detonante, un pobre señor que pasaba por ahí buscando un poco de alegría para sentirse vivo. Y entones, el amor. O la idea del amor. El desengaño. El descubrimiento. La elección. El drama.

Según le han contado, en caso de elección de compañeros de viaje allende los tálamos siempre se ha de elegir un contrario que tuviera más que perder. El terror a perderlo todo es un gran aliado de la prudencia.


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