Cuando el “Chulo” Rivoira, técnico de Rosario Central, dio la lista de los once que saldrían a la cancha este último viernes frente a Almirante Brown, Luciano Figueroa se llevó una no grata sorpresa: él no figuraba en esa nómina. Así, el delantero que en algún momento de su carrera pretendía disputar una Copa del Mundo ahora está de suplente en el Nacional B.
Hace casi exactamente cinco años, Lucho llegaba a River proveniente del Villarreal con un solo objetivo en la cabeza: sumar minutos para poder disputar el Mundial 2006. José Pekerman lo tenía en cuenta y la gente en general aprobaba al delantero como posible candidato a integrar la lista de 23 jugadores en Alemania.
River incluso compró el 50 por ciento de su pase en unos 2 millones de dólares. Y al principio parecía salir todo bien, porque Figueroa respondía con un gol ante Banfield y dos contra Colón. Sin embargo, después llegó lo peor: rotura del ligamento cruzado anterior y los meniscos de su rodilla izquierda. Es decir, seis meses parado y chau Mundial.
Finalmente, a fines de julio de ese año, Lucho rescindió su contrato y marchó a Genoa. Ahí terminó, quizá, su última gran oportunidad de despuntar en su carrera. En Boca anduvo bien, pero siempre se vio opacado por Palermo y la figura ascendente de Lucas Viatri. En el 2010 decidió volver a las raíces y desembocó en su querido Rosario Central, donde -podemos comprobar- no tuvo la mejor de las suertes.
Descendió penosamente en una tristísima Promoción ante All Boys y tuvo que resignarse a jugar en la segunda categoría. Hasta ahora convirtió siete tantos, pero parece que eso no alcanza para seguir de titular. Un penal errado contra Defensa y Justicia parece haberlo sentenciado al banco. Contra Almirante ingresó a los 13 minutos del complemento, pero no pudo torcer el 0-1 del Canalla ante su gente, que despidió al equipo con muchos silbidos. Y ahora, quien alguna vez aspiró a pelearle el puesto a Hernán Crespo, fue este fin de semana suplente de Javier Toledo.