(Con Figuras de guerra) quise intentar dar cuenta de una de las problemáticas que considero entre las más cruciales de nuestra época. La cuestión de la inmigración y la figura del extranjero son indicadores perfectos para evaluar el estado de nuestras democracias, la construcción de políticas públicas, la elaboración de dispositivos encargados de aplicarlas. Este fenómeno atraviesa nuestro mundo contemporáneo, y se expone de manera extrema en el espacio público.
Por otra parte, cada uno de nosotros posee una historia familiar atravesada por la cuestión migratoria. De hecho, la migración es propia de los seres vivos: sin desplazamiento, sin movimiento no podríamos vivir ni desarrollarnos. El espíritu del encierro, el ensimismamiento conllevan al declive. Por todo esto, la cuestión inmigratoria nos concierne a todos y no solamente al extranjero”.
Éstas fueron algunas de las declaraciones del documentalista Sylvain George en la entrevista exclusiva que le concedió a Espectadores cuando su largometraje Qu’ils reposent en révolte (Des figues de guerre I) ganó el premio principal de la competencia oficial internacional y el premio otorgado por la Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI) en el 13º BAFICI. La recomendación de aquel reportaje se convierte hoy en excusa para anunciar el estreno de este trabajo revelador en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín.
Quienes asistimos a la proyección baficiana celebramos esta segunda oportunidad de exhibición que permite (re)descubrir a George. El realizador se tomó tres años para seguir el vía crucis de inmigrantes clandestinos cuyo sueño consiste en cruzar el Canal de la Mancha y radicarse en Inglaterra. Dónde duermen, qué comen, cómo se higienizan, de qué manera intentan colarse en camiones y barcos, conforman las distintas aristas de un exhaustivo trabajo de campo en un sentido sociológico y antropológico.
En este punto cabe aclarar que Figuras de guerra forma parte de un proyecto más amplio, compuesto por tres largometrajes y un diario de rodaje. Dicho sea de paso, la 14ª edición del BAFICI que tuvo lugar en abril pasado presentó el segundo film del mencionado tríptico: Les éclats (ma gueule, ma révolte, mon nom), algo así como Los destellos (Mi jeta, mi revuelta, mi nombre).
“Bajo ningún concepto me permito emplear estratagemas (mentiras, falsas promesas, dinero) para obtener una imagen”, sostiene George cuando explica cómo ejerce su oficio. “Para mí ésta es una exigencia ética -agrega- no se filma a cualquier precio. Actualmente y en una época de fantasmagorías, creo que es buen cineasta quien sabe y elige no hacer una imagen, quien sabe resistirse a una imagen, quien sabe desprenderse de una imagen”.
Para el documentalista francés, “el cine es un medio puro que permite establecer una relación con el mundo, con nosotros mismos, con el otro; por eso se abre a la ética y a la política”. Quienes queden prendados de reflexiones como las aquí transcriptas harán bien en asistir a este estreno post-BAFICI que a partir de hoy comparte sala con otro documental igual de imperdible: el ya reseñado Tierra de los padres de Nicolás Prividera.