Revista Sociedad

Filípedes e internet

Publicado el 01 octubre 2015 por Tomarlapalabra
Filípedes e internet

Vídeo casero tomado a Filípides cerca de Atenas.

Cuenta la historia que luego de correr un montón de kilómetros Filípides cayó muerto no sin antes anunciar la victoria militar griega sobre el ejército persa. No es difícil imaginar su boca reseca llena de espesa espuma, el copioso sudor que bañaba su cuerpo, sus piernas a punto de estallar, y el rictus de dolor en su rostro.

De haber existido internet en aquella época lo más probable es que al pobre Filípides nadie lo hubiese conocido. Pero en el 490 AC no existía la red de redes.

No fue hasta 1969 que empezó a cobrar forma lo que hoy conocemos por internet, que no es más que la interconexión de muchas redes de computadoras alrededor del mundo.

Wikipedia dice que:

“Sus orígenes se remontan a 1969, cuando se estableció la primera conexión de computadoras, conocida como Arpanet, entre tres universidades en California (Estados Unidos)”.

El asunto es que hoy no tenemos que correr la barbaridad de kilómetros que recorrió el bueno de Filípides para decirle a alguien que tal ejército ganó la batalla frente a otro, o que fulanita, hija de fulanito, dio a luz trillizos. Estamos inmersos en la era de la información. Por lo tanto, si usted no tiene internet en su casa o le es difícil acceder a la autopista de la información en otra parte, usted no vive en un país normal.

Algunos gobiernos alrededor del mundo niegan a sus ciudadanos el acceso a internet. Esos gobiernos echan mano de las más increíbles justificaciones, pero en el fondo no quieren que los ciudadanos que gobiernan se informen por sí mismos. Para ellos resulta más cómodo dosificar la información y clasificar esta en  “conveniente o no conveniente”. Se vuelan el derecho que tiene el ciudadano común a leer, ver, y escuchar aquello que resulte de su interés sin que otros tengan que decidir por él.

Curiosamente la mayoría de esos gobiernos tampoco permiten otros derechos como el voto libre. Son, hablando claramente, gobiernos a los que les atrae sobremanera la idea de conservar sociedades cerradas para su propia conveniencia. Esos gobiernos arcaicos subsisten al mismo tiempo que en el resto de países la vida sin internet apenas se concibe.

Con muy pocos clics en internet se vende, se compra, se pagan las facturas, comunicamos vía vídeollamada con personas que están en la otra cara del mundo, se estudian los materiales que se necesitan en las escuelas de niños y universidades, se ven películas, y lo más importante, pasamos de ser simples consumidores de noticias a convertirnos en activos generadores de ellas. Internet es un sistema vivo, interactivo e infinito que debería estar al alcance de todos. Una sociedad sin internet es una sociedad atrasada, y quienes evitan que la gente se conecte son unos inútiles sin nada que ofrecer a nuestra civilización.

Este mundo dista mucho de ser perfecto, pero también es el mundo donde han vivido y viven personas que han aportado mucho al desarrollo de la humanidad. Duele saber que, en pleno siglo XXI, alguna gente con poder continúe gozándose en ver a otros correr hasta reventar, tal y como le sucedió a Filípides 490 años antes que Cristo naciera.

vice

Yunai Estei.


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