Los libros y películas basadas en los personajes de J.R.R. Tolkien, entre ellos “El hobbit”, no sólo nos gustan por las peripecias de sus protagonistas. Quizá inconscientemente, todos anhelamos disfrutar de una vida confortable y a gusto con uno mismo y con nuestra comunidad, como la que transcurre en la Comarca y en uno de sus pueblecitos, Hobbiton.
Para evitar sentirnos “frágiles y dispersos como mantequilla untada sobre demasiado pan”, repasaremos la “filosofía de la vida” de los hobbits. Porque aunque es sólo un libro, está lleno de verdades de las buenas.
1. Come como un Brandigamo, bebe como un Tuc
Los Hobbits son, posiblemente, los gourmets más entrañables de toda la literatura. Toman seis comidas al día, como nos dice Tolkien en el prólogo de El Señor de los Anillos. ¿Qué es lo que gusta tanto a los hobbits de la comida de la Comarca? Pues lo más básico: patatas, tocino, pan, mantequilla, café, cerveza, y por supuesto setas. Porque a veces las cosas más simples cocinadas de la manera correcta son las más deliciosas. La comida hobbit es “sopa de champiñones para el alma.” Cuando optamos por un “fast food” o comida precocinada, nos verían como orcos marraneando con los alimentos. Los hobbits están constantemente encantados con las cosas que comen y beben. Una comida es una celebración de la vida y de la alegría.
2. La felicidad es una cálida madriguera hobbit
Los hobbits viven en hogares acogedores, artesanales, construidos en suaves laderas de colinas, amueblados con alacenas bien surtidas, cómodas sillas y chimenea. Bilbo encuentra su fuerza en el recuerdo de su querida casa, cuando está viviendo espantosas aventuras en compañía de los 13 enanos. Ahora detente a pensar en un lugar, en tu propia vida, que posea esta paz. Puede haber sido la sala de estar de tus queridos abuelos, o el estudio de un amable profesor de música, o el apartamento de tu mejor amigo. ¿Qué había en ese lugar que te hace sentir en casa? En algún momento tu subconsciente echó “raíces” ahí (en esa madriguera hobbit de tu corazón) y puedes retomar ese sentimiento del mismo sitio cuando lo necesites y dondequiera que vayas. Por supuesto, al igual que Bilbo descubrió al final de El Hobbit, una acogedora sala de estar es un motivo precioso para volver a casa.
Fuente: Casa hobbit de Simon Dale en Gales
3. Los hombres bigotudos con bombas deben marcharse
Frodo, Sam, Merry y Pippin luchan por algo realmente estimable durante la Guerra del Anillo: la amistad y el amor a la Comarca. Y es por eso que están tan desolados cuando regresan a la Comarca y descubren que el malvado mago Saruman ha tomado el mando, ha destruido y contaminado Hobbiton, y ha impuesto una lista de reglas despóticas y ridículas. Tolkien detestaba la idea de “hombres bigotudos con bombas” gobernando el mundo (y sin nos paramos a pensar, ha habido unos cuantos). Los Hobbits, sus ejemplos de valor y coraje, reaccionan a esta situación extrema con agallas y determinación, expulsando a los invasores y reconstruyendo con rapidez la tierra devastada. A veces, algunas reglas incomprensibles creadas por hombres injustos deben ser demolidas y reemplazadas por el sentido común, al más puro estilo hobbit.
4. Incluso los magos deben dormir
Los hobbits duermen tanto como pueden, dondequiera que estén, ya sea en lo alto de una casa-árbol élfica o en los más inmundos páramos de Sauron. A Tolkien le gustaba dormir, al igual que a su personaje Bilbo (el amo de Bolsón Cerrado casi pierde la oportunidad de marcharse de aventuras con los enanos porque se queda roncando). Si nos negamos a dormir el tiempo suficiente, acabaremos volviéndonos tan locos como el pobre “Frodo el insomne” en Mordor. En lugar de publicar “Estoy cansado” en nuestro Facebook a altas horas de la noche y ver al mismo tiempo películas malas en Netflix, procuremos ir a la cama temprano. Incluso el mago Gandalf tiene que descansar de vez en cuando. Dormir bien te hace saludable, feliz y con menos probabilidades de provocar la ira de un dragón, algo que Bilbo aprende de la forma más dura posible.
5. La avaricia es para los dragones y para los hobbits Sacovilla-Bolsón
No es el señuelo de un tesoro lo que hace que Bilbo se una a Thorin Escudo de Roble y su compañía de enanos. ¡El hobbit simplemente quiere vivir una aventura! Después de que Smaug sea aniquilado, los enanos quedan hechizados por el tesoro del dragón. Bilbo, disgustado por este comportamiento tan grosero, roba la Piedra del Arca, una joya fabulosa de un valor incalculable, y la entrega al Rey Elfo del Reino del Bosque para evitar una guerra con los enanos. Cuando se entera Thorin, desea matar a Bilbo, pero más tarde y ya en su lecho de muerte, pide perdón al hobbit. Se da cuenta de que las riquezas no tienen sentido sin verdaderos amigos a su lado. Bilbo pasa el resto de su vida regalando su riqueza entre su familia y amistades, porque ha aprendido que la codicia es un rasgo propio de dragones y de los avarientos hobbits Bolsón-Sacovilla.
6. Tener un huerto propio es divertido
Hay un gran interés por la horticultura entre los hobbits, y no sólo por tener reservas de hierba para fumar en pipa. Uno de los trabajos más respetados en la Comarca es el del jardinero, y eso es porque la Comarca celebra la vida en un lugar donde la gente está conectada completamente a la tierra. Prueba tú mismo a cavar un pequeño jardín y descubrirás lo satisfecho que te sientes al mirar la tierra recién removida y lista para plantar. Y espera a que crezca tu primer tomate perfecto. Entonces entenderás por qué Sam siguen soñando con su jardín cuando está en los tristes páramos de Mordor, o por qué Tolkien amaba tanto su jardincillo. Preparar tu cena a partir de una semilla que plantaste hace unos meses y que cuidaste con tus propias manos es algo más maravilloso que os hechizos de un mago.
7. Estos pies peludos están hechos para caminar
Los hobbits viven sin coches ni trenes ni esos tontos patinetes con motor para turistas que se llaman Segway. Así que la mejor manera de moverse por la Comarca es caminar. Para un hobbit, caminar 15 km o más al día no es nada (la naturaleza les bendijo con unos pies gigantescos). Muchos de nosotros hemos escuchado historias de nuestros abuelos sobre los larguísimos trayectos a pie para ir y volver de la escuela. Eso era lo normal antes, caminar largas distancias. En un reciente informe, se pone de manifiesto que en aquellas zonas del mundo donde la gente tiene una vida más larga y saludable, caminar es una de las claves de la longevidad. A menos que queramos parecernos a Gordo Bolger (el habitante más grueso de la Comarca) deberemos empezar a caminar como un hobbit.
8. Disfruta de las fiestas como un Mediano
Los cumpleaños son muy importantes para los hobbits. Y tienen una manera única de celebrarlos: en lugar de recibir regalos, los dan. Los hobbits no suelen hacer grandes regalos, eso sí. En su lugar, regalan pequeños tesoros llamado mathoms (cosas que están desordenadas por ahí en sus propias madrigueras hobbit). ¿No sería un buen cambio, en esta era de consumismo omnipresente, que celebrásemos un cumpleaños hobbit? Por supuesto, la fiesta no sería completa si no se hace al estilo de la Comarca. Invita a tus amigos y familiares, quitaos los zapatos, desahogaos con canciones, comed, bebed y bailad sobre las mesas. Y dejad la limpieza para mañana. No os arrepentiréis.
9. El amor al estilo hobbit
Una de las cosas más reveladoras sobre El Señor de los Anillos es que es una aventura épica con asedios titánicos, espectros demoníacos, hechiceros malvados, ejércitos de fantasmas y temibles árboles de batalla habladores… y sin embargo, termina sencilla y silenciosamente con Sam Gamyi regresando a su casita, donde le esperan su esposa y su hija. Para Sam, la felicidad es, sin lugar a dudas, poder abrazar a su hija en su regazo. Y según dicen los anexos, Sam y su esposa Rosie tuvieron una docena más de pequeños bribonzuelos (¡Ahora ya sabes lo que pasa realmente dentro de esos agujeros hobbit!!!). Tolkien, por cierto, estuvo casado con el amor de su vida, Edith, durante más de cincuenta años. Tuvieron cuatro hijos hobbit.
10. No molestes a los grandes árboles parlantes
Tolkien escribió que los hobbits tenían “una amistad cercana con la tierra.” Es una hermosa manera de decir que son una parte tan importante de la Comarca como el suelo, las piedras, los ríos y los árboles. Los habitantes de la Comarca practicaban la autosuficiencia, tomando sólo lo que necesitaban de las tierras y bosques. Y su forma de vida era también sostenible, todo lo que tenían provenía de dentro de las fronteras de su pequeño país. En nuestro mundo actual, la Naturaleza está bajo asedio. Las súper-corporaciones empresariales son algo tan corrupto como Saruman desbrozando el Bosque de Fangorn para alimentar sus máquinas en Isengard. Si no cambiamos nuestras costumbres, puede que nuestros árboles acaben por hartarse y se rebelen contra nosotros como un ejército de Ents enfurecidos.
11. Los niños hobbit están bien
La Comarca era un lugar agradable para los chavales. Muchos hobbits formaban familias numerosas con un montón de niños corriendo alrededor. Frodo y sus primos podían pasear por el campo y explorar su mundo con una libertad que pocos niños actuales disfrutan. En verano, los hobbits no se quedaban recluidos en casa jugando todo el día con videojuegos o viendo la televisión. Salían a trabajar alegremente en el campo con sus familias, o contemplaban las estrellas, o aprendían sobre los árboles y los animales de la Comarca, o experimentaban el gozo de birlarle unos champiñones a un granjero, o incluso de echar un vistazo al misterioso diario de un tío-abuelo. Bilbo crió a Frodo él solito, después de que venirse a vivir a Bolsón Cerrado, y podría ser perfectamente el primer padre soltero que se queda en casa de la historia de la literatura. Y Frodo salió bien … ¿no?
12. Los amigos no dejan que sus amigos vayan solos al Monte del Destino
Hay una camaradería especial entre los habitantes de la Comarca que va más allá de la mera amistad. Los hobbits comparten un lazo irrompible entre ellos. Se pelearán por un buen plato de setas salteadas, por supuesto, pero darán su vida por salvar a los demás. El amor platónico de Sam por Frodo es aún más poderoso que el Anillo del Poder y le da la fuerza para enfrentar obstáculos aparentemente insuperables, incluyendo asaltar sin ayuda de nadie una torre llena de orcos asesinos, vencer a una araña monstruosa, y plantar cara a un poco aterrador Gollum obsesionado con el Anillo. Al final, tal vez la mayor amenaza para el siniestro Sauron no son los hombres armados, sino los lazos de profunda amistad que obligan a a los hobbits a no dejar caer en la oscuridad y la desesperación a sus amigos.
13. Suéltalo, suéltalo ya
El rasgo más característico de Frodo es dirigirse a su objetivo. Una vez que se decide a aceptar la misión de destruir el Anillo, no se dará por vencido. Se dirige a Mordor sabiendo que nunca regresará a su amada Comarca. Su objetivo lo hace suyo también Sam, que asume la terrible carga del Anillo cuando Frodo es capturado por los orcos. Sam y Frodo se encuentran con durísimas pruebas en su travesía por el reino oscuro de Sauron y deben enfrentarse a sus peores miedos. Pero superan estos desafíos con la fuerza de voluntad más pura. Todos tenemos que cargar nuestro propio Anillo del Poder, nuestro Daño de Isildur. El truco es llevarlo durante el tiempo que estimemos necesario, y cuando haya llegado el momento, lanzarlo al fuego y liberarnos de la carga. Y mirar cómo se derrite.
Fuente original: http://www.huffingtonpost.com/noble-smith/hobbit-book_b_1949522.html#slide=1617642
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