(Foto de Luis Carrasco)
Hola, queridos amigos de mis historias, buenas tardes. Últimamente llevo una vida ajetreada por motivo de la literatura infantil con distintas actividades que he podido sacar adelante para dar a conocer mi primer álbum ilustrado, “La nota que faltaba”. Y eso es lo que hoy os voy a contar: el maravilloso fin de semana que he pasado hablando de este cuento que, cuanto más pasa el tiempo y más hablo de él, descubro mucha más riqueza en sus páginas. Me parece mentira que hayamos podido crear, mi compañera ilustradora, Tania, y yo, esta historia que tiene tan gran potencial y tanta versatilidad: habla de música, de las tonalidades de los instrumentos; resulta una tierna historia, divertida en su desarrollo y apoyada por unas preciosas ilustraciones; ideal para los primeros momentos después de que un pequeño haya empezado a leer solo; y si no lee solo, es ideal para que los mayores: padres, abuelos, tíos, hermanos, etc, no solo se lo cuenten tal como está escrito sino que, gracias a la vida que tienen las maravillosas ilustraciones, que puedan inventar historias paralelas apoyándose en ellas; y sobre todo que es un cuento que habla de valores: la amistad, el compañerismo, la capacidad del trabajo en equipo, la tenacidad y la constancia y, lo que es muy importante, el alegrase de los éxitos de los compañeros…así es “La nota que faltaba”, y así lo presenté este fin de semana en el Día del Libro, en Albacete, el viernes 21, y en la Feria del Libro de Valencia, el sábado 22 por la tarde, en su 52 edición, establecida en los Jardines de Viveros.
El viernes, en Albacete, estuvo muy bien a pesar del frío que pasé: la Librería Herso lo organizó con mucho gusto y tuve la suerte de estar acompañado por la escritora albaceteña, Lydia Sánchez Puertas, con la que, cuando no estábamos firmando ejemplares, que lo hicimos en bastantes ocasiones, comparamos las manías que teníamos ambos a la hora de ponernos a escribir…curiosamente coincidíamos en varias.
Estuvo bien, muy bien. Recibí la visita de varios amigos, aunque de algunos no la esperaba pues, sin saberlo a ciencia cierta, pensé que ya habían dejado Albacete, por motivos de trabajo o qué sé yo…de esos que un día desaparecen de tu vida sin decir ni siquiera adiós, qué te vaya bien. De esos con los que parecía haber un feeling especial y que te das cuenta de que no existe esa reciprocidad…bueno, pues a pesar de eso fue una grata sorpresa verlos; otros que vinieron a que les firmase un ejemplar que ya habían adquirido en meses anteriores; otros solo para acompañarme un rato y charlar (me gustó hablar con la pareja que forman Mercedes y Javier).
Fueron dos horas rodeado de gente y de pasión por la literatura infantil. Muerto de frío, ya de noche, me puse en marcha a Valencia con la ilusión de lo que venía con el sábado.
Llegué a la caseta de la librería Leolo a las seis y un minuto y me tuve que excusar ante Bárbara, su librera, por el retraso…pero es que las estaciones de “valenbisi” no funcionaban: sí, por Valencia me gusta ir en bicicleta siempre que puedo. Es que me parece que ir en bicicleta por una ciudad, la que sea, te hace verla de manera distinta y saborearla y retener en tu mente sensaciones que para mí tienen mucho de bohemio y romántico…os parecerá una tontería, pero desplazarme por Valencia en bici me hace sentir distinto y me gusta. Bueno…¡a la Feria!
(Foto de Luis Carrasco)Entro en una caseta maravillosa, espaciosa, en la que los libros van de derecha a izquierda perfectamente colocados por edades. En la zona de cinco años veo mi “La nota…”, delante de un cartel en el que estaba mi nombre anunciando que era mi día para dedicarlo…¡Qué ilusión! Dejo mi mochila, saco unos marcapáginas, ofrezco uno…me miran con una sonrisa… “¿queréis que os diga de que va?”… “Bueno”…”Este álbum trata de un saxo pequeño cuyos padres murieron en una gira y no les dio tiempo a enseñarle todo lo que un saxo de su edad debería saber…le quedaba conocer cómo tocar la nota sol…”… “¿nos lo dedicas?”…¡No me lo podía creer! Acababa de llegar y ni siquiera había sacado uno de mis bolígrafos preferidos y ya debía firmar uno…y a continuación otro…Llevaba cinco minutos y ya firmé dos. Me sentía eufórico, pero no os confundáis, que no por el hecho de haber vendido dos, sino porque hubo dos familias a las que mi historia les enganchó.Fue un fin de semana de ensueño en el que me encantó hablar de mi primer álbum y ver las caras de satisfacción de todos aquellos que tras leer mi dedicatoria se despedían con un brillo cómplice en sus ojos.Buenas noches, queridos confidentes de mis ilusiones en este espacio tan nuestro.
José Ramón.