¿Qué qué tienen en común estos libros? Pues, en realidad, no demasiado. A excepción, claro, de que su última frase queda en suspenso. Pero los motivos son varios, como lo es el carácter de cada una de estas obras. Un par de advertencias preliminares: 1) No reproduzco los 12 títulos, sino sólo los que a mí me resultan más familiares, lo mismo que a mis lectores (espero); he añadido en cambio alguno que los editores americanos habían ignorado. 2) Si a partir de aquí continúan leyendo, asuman el riesgo; no se quejen luego de que les he fastidiado el final. -Franz Kafka, El castillo No es que Kafka pretendiese darle ese final abrupto a esta obra, sino que quedó inacabada debido a la muerte del autor. Aunque en una carta fechada en 1922 le había dicho a Max Brod que abandonaba el libro, parece que tenía previsto que al final K. viviese y acabase muriendo en el pueblo. -Nikolai Gógol, Almas muertas Gran interrogante. ¿Qué pretendía Gógol al finalizar así su gran obra?:
"Os invito a reflexionar sobre vuestro deber con más atención, así como la obligación de vuestro servicio terrenal, porque todos tenemos sólo una vaga idea de lo que es ahora y casi..."Almas muertas debía ser la primera parte de una trilogía con la que Gógol pretendía imitar la Divina Comedia de Dante. La especialista en literaturas eslavas Susanne Fusso argumenta que Gógol cortó deliberadamente la primera parte a media frase para ver si esto creaba mayores expectativas sobre la segunda (que nunca llegó a publicarse).
-Dickens, Casa desolada
En este caso, un final abrupto que es parte de un final feliz. Esther, aunque desfigurada, ha conseguido casarse con su amado y es dichosa con él. Al finalizar la novela, la conversación entre ambos se interrumpe, pero no hemos de pensar que Esther deja a medias la frase porque su esposo la ha acallado con un beso, quizás.
-Jonathan Safran Foer, Todo está iluminado
La carta de del abuelo de Alex con que finaliza la novela se puede entender también como una nota de suicidio: "caminaré silenciosamente, y abriré la puerta en la oscuridad y " Aquí, la frase se quiebra porque, suponemos, quien la escribe ha llevado a cabo sus designios.
-Manuel Puig, Boquitas pintadas
En una obra que tiene mucho de puzzle, no es extraño que el final sea también fragmentario: las cartas que hablan de una historia de amor dolorosa se desparraman antes de arder en una lluvia de retazo de frases. Ecos entrecortados de lo que fue o pareció ser una vez...
Si dejamos aparte las obras de literatura experimental (como alguna obra de Beckett, o el Finnegans Wake de Joyce, por ejemplo), en las que el final abrupto se justifica por la propia naturaleza del discurso, la interrupción de la frase final aparece a menudo en novelas cuyo narrador va a morir: la frase queda inacabada porque la muerte le ha llegado antes de que pudiera terminarla. Sé que en cuanto ponga punto final a esta entrada, se iluminará en mi mente en título de algún libro en que ocurre precisamente esto, y que está revoloteando por ahí hace rato, aunque no consigo capturarlo.Quizás debo yo también dejar