Podríamos sintetizar la finalidad del régimen concursal a través de lo siguiente:
- Prevenir las situaciones de crisis.
- Evitar deudores insolventes.
- Conservar empresas viables.
- Reconocer los intereses de los acreedores, y,
- Generar un ambiente favorable de negociación.
Ciertamente la consecución de esos fines no es para nada sencillo, dado que en la situación práctica nos encontramos con una diversidad de situaciones en las que existe un nivel complejo de empresas en el régimen concursal.
El cumplimiento de los fines del sistema concursal depende entonces, de diversos aspectos, entre los que cabe mencionar:
- El entendimiento de la integralidad del sistema concursal.
- Una normativa funcional y acorde los requerimientos de la dinámica concursal.
- Una Administración Pública con autoridad que confiera al sistema orden, reglas claras y competencia adecuada.
- Un conjunto de empresas y/o personas naturales que entendiendo la necesidad del sistema se adecúen y se allanen a sus propósitos.
Pero igualmente puede hacerse referencia a los objetivos del régimen concursal, entendido como aspectos más concretos a diferencia de los fines. Entre dichos objetivos, podemos citar:
- Resolver de manera oportuna y eficaz las crisis de las empresas respecto a sus créditos.
- Solucionar de manera óptima las crisis de los deudores insolventes.
- Propender al establecimiento y mantención de empresas viables.
- Buscar un clima de entendimiento entre los deudores y acreedores en el procedimiento concursal.