Revista Espiritualidad

Financiar un proyecto empresarial

Por Joanillo @silosenovendo
Imagínense que tienen diez mil euros disponibles para invertir y les dan dos opciones para hacerlo: el primer banco les propone invertir el dinero en un fondo mixto; la segunda entidad les sugiere hacerlo en otro fondo mixto pero les explica que el dinero va a parar en un 50% a renta variable y otro 50% a letras y bonos del Estado. De la parte que se invierte en renta variable, un 33% se invierte en acciones que cotizan en el Eutostoxx50, un 33% en el Nasdaq y el 33% restante en países emergentes. Finalmente les dicen que en el ejercicio pasado este mismo fondo obtuvo una rentabilidad del 3,76% aunque les advierten que rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras. ¿En cuál de los dos fondos pondrían su dinero?
Estoy convencido que casi todos ustedes optarían por el segundo aunque si lo piensan fríamente, nada nos hace pensar que este segundo fondo vaya a ser más rentable que el primero. La diferencia está en que del segundo tenemos mucha más información y eso nos da confianza. Como la confianza está en la base de todas nuestras decisiones económicas, optamos por seleccionar aquel que más información nos facilita.
Pues bien; a la hora de buscar financiación para los proyectos empresariales deben hacerse el mismo razonamiento pero poniéndose en la piel del que tiene que prestar el dinero. Si yo fuera un inversor y tuviera ante mí dos proyectos empresariales para evaluar, con casi toda seguridad apostaría por aquel cuyo plan de negocio me aportara la información más profusa, fiable, sólida y coherente. En definitiva, aquel que me mereciera más confianza una vez leído todo el proyecto. Es de sentido común: nadie se juega su dinero sin tener las mayores garantías posibles de retorno. Ni ustedes ni la banca.
En el mundo empresarial ese documento que permite que los inversores conozcan los pormenores de nuestra organización se llama PLAN DE EMPRESA, o plan de negocio. Antaño se elaboraban de un modo bastante "ligero" y, a pesar de eso, no había problemas para obtener financiación porque había una liquidez brutal en el sistema bancario. Hoy todo es radicalmente diferente; las entidades miran con lupa todas las propuestas y las centrales de riesgos son implacables en sus estudios y veredictos. Buscan, ante todo, evitar que sigan aumentando los índices de morosidad y por ello sólo se da dinero a los proyectos más solventes.
Una de nuestras primeras tareas como emprendedores debería ser, por lo tanto, dedicar el tiempo necesario a crear un plan de empresa creíble y consistente, porque en ello nos jugamos que apuesten por nosotros y nos concedan el dinero que precisamos para arrancar. Y para poder hacer un plan de empresa bien hecho es imprescindible tener muy claro cómo va a ser la organización que tenemos en mente, cómo va a funcionar internamente, cuáles son las relaciones que va a entablar con proveedores y clientes, cuáles son los objetivos económicos a conseguir (tanto a corto como a largo plazo), etc, etc. etc.
Todo esto redunda en un aspecto que ya remarqué hace unos días: en los tiempos que corren es necesario dedicar un tiempo prudencial a diseñar "sobre el papel" toda la estructura de negocio que queremos echar adelante. No sólo nos servirá para minimizar riesgos de fracaso y costes económicos, sino que también será muy útil para conseguir aflorar todas las ideas que posteriormente trasladaremos a ese plan de empresa tan imprescindible para la financiación.
Mi consejo es que, antes de echar a andar, hagan todas las simulaciones que sean posibles para que la improvisación no se convierta en el día a día de su futura labor directiva. Desde www.creatumodelodenegocio.com podemos ayudarle.
Un cordial saludo
Juan José

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