Y llegado el día, allí estaba yo que no soy muy hábil en trabajos manuales, ni excesivamente paciente pero estaba dispuesta a asumir el reto de "crear" un álbum de fotografías. Suerte que "la profe" Laura de La mar de Scrap tiene una paciencia infinita y tras ver mi poca habilidad enganchando lentejuelas entendió rápidamente mi nuevo concepto: el fast scrap, o lo que es lo mismo, recorta, pega y combina con cierta velocidad. Bueno, y tras 8 horas conseguí el objetivo: finalizar mi minialbum de #SITGES!!!! y no podéis imaginaros lo contenta que me puse al ser finisher en mi primera aventura scrapera.
Así, con la experiencia en el bolsillo, al scrap le he visto algunas ventajas:
- Para salir airosa en la faena se requiere atención y concentración, vamos que impide el multitasking más allá del mide, marca, corta y pega en orden secuencial sin distracción posible (no sabéis lo fácil que es pegar las hojas del revés, o poner un trozo más de cinta de doble cara que cierre un futuro bolsillo).
- Mientras piensas como decorar y combinar una página no puedes mirar tu móvil, ni actualizar tus redes sociales, ni revisar el correo electrónico entre otros muchos movimientos digitales habituales. El scrap te obliga a un buen rato de desconexión digital sí o sí que no viene nada mal.
- El tiempo pasa volando, hasta vuela tan rápido que no acabas y sin darte cuenta las horas van cayendo una tras otra.
- Si practicas scrap en compañía la actividad es todo un lujo en cuanto a socialización: animada tertulia mientras trabajas y compartes ideas.
- Fomenta la creatividad, ya que lo más costoso (no es medir, ni cortar, ni pegar) es tomar la decisión de pegar un papelito de fondo, o poner un marco a una foto, o elevar algún elemento en 3D. Vamos que por cuchufletas y posibilidades casi infinitas no será!!!
Os recomiendo que lo probéis!