Revista Televisión
Showtime emitió el domingo dos season finale. Ayer ya comenté la de "Californication", y hoy le toca el turno a "Shameless", que tiene como protagonista a la familia más disfuncional (y desgraciada) de la televisión. Pero es digno de admiración lo unidos que están, y que a pesar de todo lo que se les ha ido viniendo encima han sabido salir adelante. Siendo justos, el mérito es de Fiona Gallagher, la hermana mayor y madre de todos sus hermanos. Pero por encima de las relaciones familiares, Fiona es una diosa. Una diosa que comparte nombre con el premio televisivo al que debería optar (y ganar). Cojamos la máquina del tiempo, y viajemos por las tramas de los 12 capítulos que han compuesto la segunda temporada. Si no la llevas al día, no sigas leyendo.
El verano en casa de los Gallagher es sinónimo de duro trabajo. Su objetivo es conseguir el máximo dinero posible para afrontar el invierno sin problemas. Carl y Debbie eran los encargados de llevar la guardería que improvisaron en su salón. Lip sacaba dinero de peleas y trapicheos varios con su profesor y con Kevin. Ian sigue trabajando en la tienda de Kash (que desapareció, al igual que su mujer, dando la sensación de que la tienda es exclusivamente de Ian). Y Fiona se pegó todo el verano trabajando de camarera, alternando este trabajo con el que le ofreció Jasmine (Amy Smart) como scort, un trabajo en la que la mayor de los Gallagher no se sentía nada a gusto. En cuanto a Frank (que dejó claro lo cabronazo que es con su relación con Dottie), como era de esperar, sus aportaciones eran nulas, y más teniendo en cuenta que se había trasladado a la casa de Sheila y sólo pasaba por la suya a gorronear a sus hijos. Sheila, por cierto, comenzó la temporada dispuesta a salir de casa; consiguió su objetivo, hasta que un accidente se cruzó en su camino y evitó que llegase al bar de Kevin y descubriese la verdad en torno a su adorado Frank.
Como he dicho, Fiona estuvo todo el verano trabajando como camarera, donde conoció a Adam (James Wolk), su repuesto para Steve. Lo suyo no duró mucho, ya que el propio Steve apareció poco después de que se conociesen. De este modo Fi despidió a Adam, igual que a Jasmine, con la que también cortó su relación después dever que no era una buena influencia. Previamente, Fi se reencontró con Craig Heisner (Taylor Kinney), compañero del colegio con el que tonteó y terminó teniendo sexo (tristísimo, todo sea dicho). Ésto dio problemas a Fi, ya que la mujer de Craig le estuvo persiguiendo e insultando durante varios episodios después de que él le confesase su desliz. Con el regreso de Steve, Fiona dejó de salir con chicos, ya que nunca dejó de estar enamorada de él. El problema era que, a pesar de que él también quería volver con ella, tenía una carga: su mujer Estefania (Stephanie Fantauzzi), una brasileña de escándalo con la que tuvo que casarse para evitarse problemas con su padre, un mafioso. Cuando Steve descubrió a través de Lip que Estefania estaba enamorada de Marco (Thierre Di Castro), las puertas al reencuentro con Fiona se abrieron de par en par. Sólo necesitaban traer a Marco (que le costó lo suyo) y le dio su falsa identidad. A día de hoy, Steve es Jimmy, su verdadero yo, y Marco es Steve. Total, que Jimmy y Fiona vuelven a estar juntos, no sin problemas, ya que a Marco se le ha ido la mano con Estefania, y le tienen en casa.
Lip también ha tenido lo suyo esta temporada. Se enteró del embarazo de Karen y después del de Mandy. El de la segunda duró bien poco porque abortó (aunque le dio muchos problemas a su hermano Ian, que es, de cara a todo el mundo, el novio de Mandy). En cambio el de Karen le ha llevado por la calle de la amargura. Karen se ha rebelado como una auténtica zorra sin corazón. Después de casi casarse con Jody (Zach McGoawan), le echó de casa (y Sheila le avisaba con un silbato cuando podía entrar en casa) cuando decidió que el padre de su bebé era Lip (en realidad nunca tuvimos confirmación, pero era más que probable que fuese él el padre y no Frank con el que, recordemos, Karen se grabó follando). Lip dejó sus estudios porque quería trabajar, cosneguir dinero y así sacar adelante al bebé. Esto provocó un duro enfrentamiento entre Lip y Fiona, que terminó con un "O estudias, o te vas de casa". Y así fue como Lip se fue de casa. Tremenda escena en la que Emmy Rossum puso de manifiesto que merece el Emmy. De hecho, Lip y Fi se habían propuesto volver los dos al colegio, algo a lo que Fiona se enfrentó con ganas. Por su lado, Debbs se enamoró de Little Hank, un niño terrorista (Nicky Norba); Carl se obsesionó con las armas; e Ian vio como su padre descubría su secreto (que a punto estuvo de costarle la vida), hacía lo posible por regresar al ejército y conocía a un hombre maduro con el que pasó una gran noche. En cuanto a Kevin y Verónica, vieron desaparecer a Ethel (que se fugó junto a su bebé con el chico que mandó matar al marido/amo de Ethel sin que ella lo sepa).
Entre medias, dos mujeres han sacudido las vidas de los Gallagher. Por un lado, la madre de Frank (Louise Fletcher), que salió de la cárcel y se instaló, primero, en casa de los Gallagher, y después en casa de Sheila. Enferma de cáncer, Peg (la madre), hizo vínculo con Debbie y Carl (con el que puso en marcha su pequeño laboratorio). Una señora maleducada, desagradable, mala madre e insoportable. Y además, obsesionada con morir antes de tiempo. Una vez instalada en casa de Sheila, nos hizo reír (cuando se puso a mear en ese cubo) y sufrir (cuando se cae y tiene que ser ayudada por Jody y Sheila). Al final, Sheila (con la que no mantuvo una buena relación), la ayudó a morir (anda que no les costó encontrar el método más adecuado). Ésto llevó a Jody y Sheila a montar un hospicio en su propia casa (del que ya no hemos vuelto a saber). La otra mujer que ha sacudido a los Gallagher es Mónica (Chloe Webb), la mujer de Frank y madre de todos sus hijos. Después de poner fin a su affaire lésbico, Mónica se mudó a casa de los Gallagher con la intención de recuperar el tiempo perdido. Y lo consiguió, a pesar de que nunca contó con el beneplácito de Fiona. Pero con una mujer bipolar nunca se sabe por dónde pueden ir los tiros. Primero robó el dinero que tenían ahorrado los Gallagher (que provocó un nuevo enfrentamiento entre Lip y Fiona). Y luego, durante la Cena de Acción de Gracias, intentó quitarse la vida, dejando traumatizados de por vida, a sus hijos pequeños.
Y así es cómo llegamos a la season finale. Karen recién parida y soltando la bomba a Lip: "Nunca dije que fueses el padre". Karen ha dado a luz un niño asiático con síndrome de Down. Todo lo que había hecho Lip a lo largo de la temporada había caído en saco roto (incluído el vídeo que grabó para el niño). Y encima, los padres que iba a adoptar el bebé se quedaron sin nada que adoptar. Karen seguía dispuesta a no quedarse con el niño, por lo que Jody y Sheila (sí, son pareja) lo secuestraron y se lo llevaron a casa. Al final, el bebé se ha quedado en casa de Sheila, y Karen se ha ido. En cuanto a la trama de Mónica, después de decidir quedarse ingresada para salir del pozo, termina abandonando, de nuevo, a su familia. Esta vez junto a Jill (Jenna Elfman). Y todo después de que Frank y Debbie se colasen en el Hospital para sacarla de allí. Fiona y Jimmy vuelven a ser felices. De hecho, ella quiere conocer a su familia. ¿Y quién es el padre de Steve? El hombre maduro con el que Ian pasó una gran noche (Harry Hamlin). De momento, no se lo ha dicho a nadie (y mira que ha intentado contárselo a su hermana). Fiona ha aprobado su examen, y Lip ha vuelto al colegio. Al colegio, y a casa. Una casa en la que, como he dicho antes, está ahora Estefania (compartiendo sofá con Lip).
Los Gallagher nos lo han hecho pasar en gran esta temporada. La "excesividad" que hubo el año pasado con la trama de Karen al final de la temporada, se ha trasladado esta vez a la trama con Dottie y con la madre de Frank. Y sí, con ese momento vagina en el parto. Pero ha sido una temporada de lujo. La serie cuenta con un cast de impresión, liderados por una Emmy Rossum que merece todos los halagos y premios habidos y por haber. ¡Hasta el año que viene, Gallaghers!