No puedo presumir de muchas cosas, esa es la realidad, pero quienes me conocen bien saben que sí hay una de la que me siento especialmente orgulloso: ser honesto conmigo mismo. Siempre he sido de los que piensan que es imposible ser honesto con los demás si te traicionas a ti mismo. Por eso mismo, jamás he dejado al margen los pocos -o muchos, para algunos- principios que tengo, aunque ello me haya costado el desembarco de proyectos, de trabajos, de amistades.
Durante los dos últimos años he tenido el privilegio de formar parte del equipo de FiSahara y, lo que es muchísimo más importante, de involucrarme activamente en la lucha por la causa saharaui. El cómo, en realidad, es lo de menos, porque cuando hablamos de combatir la injustica que vive el pueblo saharaui, son muchos los caminos, pero lo realmente crucial es la meta.
Sin embargo, las diferencias insalvables que mantengo con la dirección del Festival me impiden seguir a bordo de este proyecto. Si lo hiciera, si obviara la autocrítica que considero imprescindible, no sería honesto conmigo mismo -y por tanto, con el pueblo saharaui-, por la manera tan radicalmente distinta que tengo de entender FiSahara y los proyectos asociados a éste. No ha sido una decisión sencilla; de hecho, ha sido bastante dolorosa, tanto para mi como para el 75% de miembros del equipo estable que levantaba el festival desde Madrid y que también ha optado por la dimisión.
Sea como fuere, el fin marca un principio puesto que, como comenté anteriormente, son muchos los modos e iniciativas para seguir en la brecha, para luchar por la justicia que merecen los saharauis. A partir de ahora, si bien este blog se clausura, no me olvidaré de todos vosotros en dbnews, desde donde seguiré volcado con la causa. No olvidéis el grupo de Facebook, al que espero que sigamos contribuyendo todos.
Finalmente, no me puedo marchar sin dar las gracias a todos los que estáis siempre ahí, los que seguís el blog, los que voluntariamente os dejáis la piel, el dinero y las energías por lo que consideráis justo. Gracias a todos con los que he trabajado codo con codo y en la distancia, los que me habéis aguantado y los que me habéis ayudado tanto. Gracias por todo, por vuestro apoyo y vuestra amistad. Eso no tiene precio.
Cada día que hago una entrevista, el entrevistado me enseña algo nuevo: hoy mismo me han dicho "los activistas movemos el mundo y lo hacemos gratis, aunque el mérito siempre se lo lleva otro". Pues bien, a pesar de eso, no desfallezcáis ninguno y sigamos todos al pie del cañón. La causa lo necesita, los saharauis lo merecen.
Hasta la vista.
¡Sáhara Libre!